Un conferenciante hablaba sobre el
manejo de la tensión. Levantó un vaso de agua y preguntó al auditorio:
—¿Cuánto
creen ustedes que pesa este vaso de agua?
Las respuestas del público variaron
entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:
—No,
eso depende. No es un asunto de peso sino de tiempo. En verdad poco importa el
peso absoluto. Lo que importa considerar es el tiempo que voy a sostenerlo. Si
lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora me
empezará a doler el brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que
llamar una ambulancia. Y es exactamente el mismo peso: pero mientras más
tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.
Y concluyó:
—Si
cargamos nuestros pesos todo el tiempo, más temprano o más tarde no seremos
capaces de continuar: la carga se irá volviendo cada vez más y más pesada. Lo
que tienes que hacer es dejar el vaso en algún lugar y descansar un poco antes
de sostenerlo nuevamente. Tienes que dejar la carga periódicamente: eso es
reconfortante y te permite continuar de nuevo.
Por lo
tanto, antes de que regreses esta noche a tu casa deja afuera el peso de tus
tensiones. No lo lleves a tu casa. Mañana podrás recogerlo otra vez, al salir.
Extracto del libro: La culpa es
de la vaca 2a parte. Lopera y Bernal
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