Una actitud negativa es consecuencia de no saber gestionar la energía
Imagínese que son las dos del mediodía y sigue
sentado delante de su ordenador. Las tostadas y el zumo del desayuno son un
vago recuerdo; su estómago pide a gritos algo de comer. Lo que sea. Sin
embargo, todavía tendrá que esperar un rato. Como de costumbre, está estresado
por lo mucho que le queda por hacer hoy. Y eso que lleva cinco horas hablando
por teléfono, enviando correos electrónicos y, de tanto en tanto, reuniéndose
con su jefe y alguno de sus colaboradores. Vaya, que no ha parado ni un minuto.
Más allá de todo lo que ha hecho a lo largo de la
mañana, ¿cómo
se siente? Pare unos segundos y analícese. ¿Acaso no está más cansado, e incluso más
susceptible e irritado? ¿No le da la sensación de que de repente todo es mucho
más complicado, empezando por su relación con los demás y siguiendo con las
cosas que le van sucediendo?
Imagínese, por ejemplo, que en ese instante le
comunican que se ha perdido el archivo que estaba esperando para poder terminar
el informe en el que lleva días trabajando. ¿Cómo reacciona ante eso?
Seguramente se enfade, sintiéndose impotente por ser una marioneta en manos del
destino. Pero ¿de
qué sirve regodearse en lo negativo? ¿Acaso quejarse y lamentarse van a hacer
que aparezca el archivo perdido?
En el fondo usted sabe perfectamente que no. Pero
en esos momentos, debido a su cansancio físico y mental, le cuesta
muchísimo ser dueño de sus reacciones emocionales. Y como
consecuencia directa, ahora se encuentra solo, sin posibilidad de cerrar el
maldito informe y con un poquito más de rabia y frustración en su interior. No
lo hace porque no se lo puede permitir, pero está a punto de mandarlo todo a
hacer puñetas...
Estas imaginaciones son la realidad de muchos
profesionales españoles, cuya reactividad y negatividad se deben, entre otras
cuestiones, a su falta de energía vital. No en vano, en la mayoría de
empresas se obliga a que los trabajadores interioricen eso de que "el tiempo
es oro". Sin embargo, lo único que ponen de manifiesto estas
organizaciones tóxicas es que siguen rigiéndose según una falsa creencia: que
cuantas más horas se pase un profesional en la oficina, mayor será su
rendimiento y productividad.
"El exceso de estrés y actividad combinado con la falta de
relajación y descanso provocan un rápido descenso de nuestra energía vital,
condicionando negativamente nuestro estado de ánimo y, en consecuencia, nuestra
actitud y nuestro comportamiento",
afirma el médico Mario Alonso,
profesor de liderazgo, comunicación y creatividad del Eurofórum, del IDDI y del
centro de formación Garrigues.
"Al agotarse nuestras reservas de energía, terminamos
cayendo en la inconsciencia, viviendo con el piloto automático", apunta Alonso, autor de Vivir
es un asunto urgente(Aguilar). "Y si no sabemos cómo recargar y recuperar nuestra
energía, en ese estado se activa y fortalece nuestro mecanismo de supervivencia
emocional, el egocentrismo, que pretende que la realidad se adapte a nuestros
deseos y expectativas egoístas, causándonos así la experiencia del
malestar", sostiene este experto.
En esta misma línea reflexiona el experto en reducción
de estrés, liderazgo y gestión del cambio, Andrés
Martín, autor de Con rumbo
propio (Plataforma). En su
opinión, "introducir
el descanso físico y la relajación mental en nuestra rutina trae consigo
notables beneficios para el desempeño de nuestra actividad laboral".
Entre otras ventajas, "cultivar un estado de ánimo sereno y equilibrado
nos permite concentrarnos en la tarea que debemos realizar, sin que nuestra
mente se lamente por lo que ya ha pasado o se preocupe por lo que puede
suceder".
No en vano, "llevar un
estilo de vida sano y equilibrado nos permite vivir más conscientemente".
Para Martín, "la
conciencia es el espacio que vamos creando entre lo que nos sucede y nuestra
consiguiente reacción o respuesta". Así, "cuanta menos energía, menos conciencia
y más reactividad". Por otro lado, "cuanta más energía produzcamos y
acumulemos, mayor será nuestro nivel de conciencia y menor será nuestra
impulsividad". Y concluye: "De ahí que debamos identificar qué nos quita
energía y qué nos la da, un ejercicio que implica darnos cuenta más a menudo de
cuál es la causa real de nuestro estado de ánimo y cuáles son sus
efectos".
Dada la importancia que tiene saber gestionar el
tiempo y la energía de los colaboradores, cada vez más empresas trabajan para
fomentar una cultura organizacional preventiva, promoviendo hábitos saludables
que posibiliten llevar una vida laboral equilibrada y sostenible. Entre éstas
destaca DKV Seguros , que ha implantado talleres para aprender a relajarse;
para mejorar la alimentación e incluso para saber cómo sentarse ante el
ordenador.
De la mano del programa Óptima y con la complicidad
de su consejero delegado, Jaume
Santacreu, DKV Seguros, "está intentando crear un entorno laboral agradable,
tranquilo y sano" para sus 700 trabajadores, explica su
director de recursos humanos, Jorge Díez. "El signo más evidente de que lo estamos logrando es
la alegría y el buen humor que se respira en la oficina",
afirma Díez. Y su afirmación está avalada por cerca del 80% de la plantilla,
que en la última encuesta de clima laboral aseguró sentirse "satisfecho
o muy satisfecho" con sus condiciones laborales.
En sólo un minuto
"La paradoja de las personas más estresadas es que creen
que no tienen tiempo para detenerse, respirar y relajarse", afirma el psicólogo Martin
Boroson, autor del best
seller Respira (Urano), donde
describe un método de relajación especialmente diseñado para quienes conviven
con los nervios, la tensión y el cansancio derivado de su frenética actividad
laboral. "Estos
ejecutivos suelen perderse en un círculo vicioso muy peligroso"
del que "no
suelen salirse hasta que su propio cuerpo, por medio de la enfermedad y el
malestar, les obliga a cambiar ciertas creencias y hábitos de su vida".
Boroson ha demostrado que "para desenchufarse de la ficción tecnológica creada
por los ordenadores, los teléfonos e Internet, basta con dedicar un minuto al
día para empezar a recuperar la conexión con uno mismo". Y
recomienda seguir cuatro pasos:
- crear un lugar de silencio y soledad;
- sentarse en una silla con la espalda enderezada, colocando las piernas y las manos en posición relajada pero fija;
- activar el reloj avisador en un minuto exacto, y
- cerrar los ojos, centrando la atención de la mente en la respiración hasta que suene la alarma.
"El objetivo es serenar y
silenciar la mente para poner toda nuestra atención en el momento presente, que
es el único que existe en realidad",
agrega.
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