La capacidad de adaptación es una herramienta esencial para dar lo mejor de
uno mismo.
El
ser humano es una de las especies más adaptables y camaleónicas del planeta, lo
que explica cómo con un cuerpo frágil y poco poderoso hayamos desbancado a
especies mucho mejor dotadas para la lucha por la supervivencia.
¿Qué es lo que nos ha permitido tomar peligrosamente el control del planeta y poner el resto de especies a nuestro servicio?
¿Qué es lo que nos ha permitido tomar peligrosamente el control del planeta y poner el resto de especies a nuestro servicio?
Las personas conservadoras o rígidas otorgan al adjetivo
“camaleónico” connotaciones negativas, ya que entienden que un sujeto que se
adapta rápidamente al medio tiene que ser por fuerza engañoso, inmoral,
arribista…
Esta
visión negativa del camaleón fue hábilmente retratada por Woody Allen en su película Zelig.
Su protagonista es un judío que ha logrado fama internacional gracias a su
habilidad para adoptar la personalidad de cualquier individuo.
La
psicoanalista interpretada por quien fuera esposa de Allen, Mia Farrow, analiza el estado mental de
Zelig y descubre que padece inseguridad extrema, lo cual le empuja a camuflarse
entre los demás y mimetizar sus creencias e incluso su apariencia. Cuando se
halla con judíos, le crece la barba y los tirabuzones. Si se encuentra con un
afroamericano, su voz y su piel cambian de inmediato. En esta fijación por
gustar e integrarse, Zelig se ha perdido a sí mismo.
Para un
ser humano, lo camaleónico tiene mucho que ver con la flexibilidad y la
empatía.
Aquel capaz de trasladarse, de forma sincera y efectiva, al universo mental del
otro tiene asegurado el triunfo en cualquier ámbito, sea laboral, creativo o,
incluso, sentimental.
El
psicólogo Walter Riso lo explica así
en su manual El arte de ser flexible: “Es una virtud que define un estilo de vida y permite a
las personas adaptarse mejor a las presiones del medio. Una mente abierta tiene más probabilidades de generar cambios constructivos
que redunden en una mejor calidad de vida y en la capacidad de afrontar
situaciones difíciles. Una mentalidad rígida no solo es más propensa a
sufrir todo tipo de trastornos psicológicos y emocionales, sino que además
afectará negativamente al entorno en el que se mueve”.
Algunos
ejemplos cotidianos de adaptación positiva serían: el comercial siempre atento
al feedback de sus clientes, con lo que adapta constantemente la presentación
de los productos y su estrategia de venta según el “prueba y error” de
experiencias pasadas; o la pareja que, tras un tiempo de convivencia, ha
detectado qué puntos crean fricción en el otro y cuáles generan unión y
complicidad, con lo que minimizan los primeros y promueven los segundos.
LA FÁBULA DE LOS
RATONES
“A los elefantes les cuesta mucho adaptarse, pero las cucarachas
sobreviven a todo” (Peter Drucker)
En
1998, Spencer Johnson vendió decenas de millones de libros en todo el mundo con
una brevísima narración que tenía como protagonistas a dos ratones y a dos
hombres encerrados en un laberinto.
Los
cuatro comparten un mismo objetivo: encontrar el queso desaparecido. Un día se
ponen en camino para hallarlo y dan con una fábrica repleta de queso. A
diferencia de los ratones, que buscarán más fábricas de queso, los humanos
fijan su residencia en este lugar y construyen una casa. Cuando se agota el
queso de la fábrica, siguen esperando que alguien venga para reponer el queso,
lo cual nunca sucede.
Mientras
los humanos albergan la esperanza de que todo vuelva a ser como antes, los
ratones ya han encontrado la fábrica de queso más grande que jamás se haya
conocido.
Uno
de los roedores protagonistas racionaliza así lo que ha aprendido en esta
aventura de supervivencia y superación. No está de más repasar las “leyes del
queso” que propone el libro de Spencer Johnson, ya que adquieren aún
más sentido en el actual escenario de crisis:
- El cambio es un hecho (el queso se mueve constantemente).
- Prevé el cambio (permanece alerta a los movimientos del queso).
- Controla el cambio (huele el queso a menudo para saber cuándo empieza a enmohecerse).
- Adáptate rápidamente al cambio (cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el nuevo queso).
- ¡Cambia! (muévete cuando se mueva el queso).
- ¡Disfruta del cambio! (saborea la aventura y disfruta del nuevo queso).
- Prepárate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez (el queso se mueve constantemente).
Revisitar
esta fábula nos sirve para entender algo esencial en la estrategia del
camaleón: las
soluciones que sirvieron ayer ya no sirven para hoy. Así como el
emblemático reptil chequea el entorno antes de mudar de color, hay que estar
atentos a los cambios más sutiles y obrar en consecuencia.
En
lugar de analizar en exceso y complicar las cosas, deberíamos seguir el ejemplo
de los ratones, que cuando se movió el queso también cambiaron de sitio.
La
necesidad de adaptarse es especialmente clave en el mundo empresarial de hoy.
Lo que ha sucedido en Asia y en los países emergentes es muy paradigmático en
este sentido. Mientras Occidente analizaba el cambio en sesudas escuelas de
negocios, ellos lo estaban creando con una agilidad y capacidad de adaptación
fulminante.
Como
los humanos de la fábula de los ratones, nos hemos aferrado a nuestro sistema (la
primera fábrica de queso) como si fuera inagotable y ahora llegamos tarde a la
búsqueda de un sistema nuevo.
CONTRATE UN CAMALEÓN
“Debemos mantener un cierto compromiso con las decisiones, pero
hay que ser flexible con el enfoque” (Tony Robbins)
Hay
dos maneras de interactuar positivamente con el cambio. Una de ellas es, en
esencia, estar
atento a lo que sucede y sumarnos a la corriente. La otra, más
difícil, pero también mucho más gratificante, es convertirnos en agentes del cambio.
Un
ejemplo muy claro de esta actitud fue Steve Jobs, quien apostó por la calidad
de su marca, Apple, en lugar de ir a rebufo de lo que hacían los demás:
fabricar cada vez más barato y con peor calidad.
Al
final, el tiempo le ha acabado dando la razón: los fabricantes de ordenadores
económicos van de capa caída, mientras que la cultura Mac goza de una clientela
fiel y creciente.
Jobs
consiguió que muchos millones de almas abrazaran su concepto, porque sabía que
era único, en lugar de adaptarse a corrientes poco perdurables. En una
entrevista concedida a Inc Magazine,
el fallecido fundador de la marca explicaba así su estrategia del camaleón a la
inversa: “No
puedes preguntarle a los consumidores qué quieren y luego pretender dárselo. En
el tiempo que has estado fabricándolo, ellos querrán una cosa nueva”.
Este
lema es válido para todos los frentes de nuestra vida. Hay que saber adaptarse, pero preservando
aquello que nos hace únicos y aporta valor a los demás.
LA PÍLDORA DE LA
FLEXIBILIDAD
“Si se
sintetizara una píldora que, con solo tomarla, nos hiciese ser conscientes de
que no tenemos la razón en muchos temas, de que estamos equivocados en diversos
asuntos, ¿la compraríamos? Pocos valientes lo harían, porque el hecho de renunciar a nuestras
justificaciones resulta extremadamente difícil. Pues bien, deberíamos. Si
consiguiéramos acabar con nuestros rígidos enfoques, lograríamos
flexibilizarnos y de esta forma todo tomaría otro cariz. La vida se presentaría ante nosotros como algo más sencillo, más
cómodo, y la saborearíamos con mayor intensidad”. Felicidad flexible, de Jenny Moix
Libros
Steve Jobs, de Walter Isaacson (Debate).
Felicidad flexible, de Jenny Moix (Aguilar).
El arte de ser flexible, de W. Riso (Planeta).
Películas
Zelig,
de Woody Allen.
Atrápame si puedes, de Steven Spielberg.
La red social, de David Fincher.
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