Todos tenemos talento, aunque no tengamos talento para todo. El
talento es la capacidad que nos hace alcanzar resultados extraordinarios en
nuestro trabajo o en nuestra vida privada. Y lo más importante, se puede desarrollar.
Vamos a ver a continuación algunas claves para ello:
Motivación. El
talento requiere pasión, es decir, que la actividad que hacemos realmente nos motive.
Al principio, cuando somos pequeños la motivación puede ser externa, cuando los
padres se empeñan en que sus hijos hagan un determinado deporte o eligen para
ellos una afición. Sin embargo, por mucho reconocimiento externo que tengan, si
los niños no disfrutan con ello, pueden acabar aparcando las raquetas, las
zapatillas o la partitura. Del mismo modo todo lo dicho se puede trasladar al
mundo laboral. Richard Branson,
creador del emporio Virgin, afirma que su principal lema empresarial es “¡Venga, vamos a divertirnos!”
Saber
cómo.
Para poder perfeccionar nuestras habilidades necesitamos tener conocimientos
que nos permitan lograrlo. Disfrutar con una actividad nos lleva a perfeccionar
nuestros conocimientos sobre la misma. La biografía de Thomas Edison relata cómo devoraba todos los libros de física de la
librería dónde trabajaba. Esas lecturas le dieron la formación suficiente
(puesto que no tenía estudios universitarios) para patentar, entre otros
inventos, la lámpara de incandescencia. Si la motivación impulsa a realizar la actividad, el
conocimiento permite mejorarlo.
Constancia. Por
último, el talento se materializa en acciones. Necesitamos tiempo, esfuerzo y mucha, mucha
repetición para crear nuevos hábitos. Como lo resumen magníficamente
uno de los mejores jugadores de la historia de la NBA, Larry Bird: “Es curioso,
cuanto más entrenamos, más suerte tenemos”.
Recursos.
Necesitamos recursos en tiempo y en medios para poder formarnos. La intenciones
siempre son buenas, pero si no tenemos posibilidades para conseguirlo, será
difícil que alcancemos resultados extraordinarios. Así se ve en el deporte. Sin
ir más lejos, el gran salto en el número de medallas conseguidas por España en
unas Olimpiadas fue en Barcelona 92. En Seúl habíamos conseguido solo cuatro y
ante el fracaso que podía avecinarse, se creó el programa ADO (Ayuda al Deporte
Olímpico) que tenía como objetivo invertir en el desarrollo de los deportistas.
El resultado fue todo un éxito: 64 millones de euros recaudados entre las
empresas y 22 medallas para España. “La diferencia era enorme: de malvivir con una beca de
25.000 pesetas al mes, a tener un salario de 150.000 pesetas”,
recuerda Sandra Myers, récord de
España en 100, 200 y 400 metros lisos. Aunque en las siguientes Olimpiadas el
número de medallas descendió (y habrá que ver que sucede en las próximas
Olimpiadas de Brasil con los recortes que estamos viviendo), en cualquier caso
se puso de manifiesto algo crucial para el desarrollo de las capacidades: Si
queremos desarrollar talento necesitamos invertir recursos en ello. Y esto,
por supuesto, es de aplicación tanto para las empresas como para nosotros a la
hora de mejorar alguna habilidad.
Recetas
La primera
clave para saber en qué tenemos talento es pensar en aquello que nos apasiona. Reflexiona
sobre si lo que quieres alcanzar es algo que realmente te enamora.
Para mejorar
en algo es recomendable invertir tiempo en estudiarlo, practicarlo o
mantener contacto con personas que ya sepan hacerlo. Ponte cerca de
los mejores para conseguir aquello que quieres alcanzar.
Repetición, repetición y repetición. No hay
talento sin hábitos, no hay talento sin esfuerzo. Por ello, una vez más, marca
un plan de
acción para que, al menos, semanalmente te veas obligado a
repetirlo.
Fórmula
Desarrollo de
talento: Motivación
+ saber cómo + constancia + recursos.
Basado
en el libro: La Nueva Gestión del Talento
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada