
Pero resulta que en la realidad de la
vida, todos
solemos llevar máscara puesta todo el año, toda la vida, para ocultar nuestro
ser real y auténtico, a los demás. Tal vez nos da miedo mostrarnos
tal cual somos y ser heridos por quienes ven o descubren nuestra realidad
interior.
Llevar máscara oculta nuestras
fortalezas y debilidades ante los demás… y demasiadas veces ante nosotros
mismos. Llegamos incluso a crear una personalidad ficticia y conveniente, que
día a día va supliendo a nuestro ser auténtico y real. Pero un día te das
cuenta que -tal vez por amor- quieres mostrarte tal como eres, pero tu
personaje de la máscara ha sustituído a quien eres en realidad. Ese día
entiendes que llevar una máscara te priva de ser, sentir, pensar y actuar tal
como eres, ante los demás!
Ni que decir tiene que esa máscara
permanente que todos llevamos afecta a las relaciones personales y sociales que
emprendemos, privándonos de mostrarnos tal y como somos. La consecuencia
inmediata del encuentro entre dos personas enmascaradas no permite el siempre
mágico encuentro entre dos seres únicos, auténticos e irrepetibles, ni el
consiguiente enriquecimiento de ambos compartiéndose mutuamente…
Con o sin carnaval, resulta que
siempre vamos con la máscara puesta! Esa máscara que un buen día deseamos
deshacernos de ella y ya no sabemos lo que encontraremos detrás, nuestro
desconocido ser auténtico y al que tenemos toda una vida para descubrir. Te propongo
recobrar la tradición y ponerte la máscara en un día como hoy de carnaval y
quitártela el resto del año, de tu vida, mostrándote como realmente eres,
compartiéndote cada día con los demas y concediéndote la inigualable
oportunidad de crecer juntos, vivir sin miedo y disfrutar!!!
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