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dimecres, 26 de març del 2014

PAREJAS EN PELIGRO. SEIS SEÑALES. Isabel Larraburu. Magazine de La Vanguardia.


No es la idea desanimar a nadie de entrada, ya que dicen que las profecías se auto cumplen
Siempre es mejor esperar lo bueno y, si es cierto que los pensamientos cambian la realidad, influiremos probablemente en el devenir de los acontecimieentos.

Pero tampoco es conveniente negarse a la realidad para vivir en un mundo de fantasía. La cruda verdad es que el 50% de las parejas que se forman se acaban deshaciendo. Sin irse más allá de la estadística.
Todo artículo dedicado al amor arrastra lectores, porque, a pesar de lo vivido, es fácil darse cuenta de lo poco que se sabe de este tema y cualquier consejo es bienvenido. Puesto que la vida se va dibujando a medida que se vive, la consecuencia natural es aceptar que la fuente de la sabiduría a fin de cuentas está en el interior de cada uno en particular. Pero, eso sí, si se aprende a mirar con atención hacia adentro para conocerse e irse optimizando a base de ensayos y errores.
Así, habría que pensar que los psicólogos que más entienden de pareja, lo cual no siempre implica entender de amor, son aquellos que observan lo que sucede en sus relaciones en asiento de primera fila, prestan atención y toman nota de cómo lo están haciendo.
Uno de estos investigadores es John M. Gottman, profesor de Psicología en la Universidad de Washington y Codirector de "The Gottman Institute" (www.gottman.com). Su trabajo sobre la pareja ha merecido elogios por su rigor científico al observar los hábitos de innumerables parejas a lo largo de más de 25 años. Daniel Goleman, autor del libro "Inteligencia emocional" dice de él que ha logrado crear una guía práctica para obtener una relación de pareja emocionalmente inteligente.
A partir de los estudios realizados en la Universidad de Washington, Gottman y sus colegas afirman que con una observación precisa y el análisis matemático, habían podido aprender a predecir con una exactitud mayor que el 90% si una pareja se mantendría unida o se divorciaría. El investigador apunta que existen señales muy claras que le permiten predecir el divorcio de una pareja. En su laboratorio, al que ha llamado "Love lab" laboratorio del amor, pide a sus parejas de estudio que busquen un tema de discusión habitual entre ellos, y se dedica a observar mientras lo hacen. El objetivo es identificar conductas específicas que conducen a la ruptura. El laboratorio tiene la finalidad de seleccionar, entrevistar y observar las interacciones entre los miembros de la pareja por medio de video, monitores cardíacos y otros aparatos de "biofeedback" para detectar el nivel de estrés durante sus conversaciones. Con el estudio, análisis y seguimiento de estos datos pertenecientes a cientos de parejas, llegaron a conocer muy de cerca su dinámica. De este modo, afinaron tanto como para saber de antemano las parejas que están hechas para durar y las que no. Y no solo eso, además identificaron seis señales de peligro para la pareja.

SEIS SEÑALES DE PELIGRO.
1. Un arranque duro.
El problema no es el hecho de discutir, ya que a la pareja se le pide que discuta. Lo que indica futuras complicaciones es la manera como lo hacen. La utilización del sarcasmo, la crítica y la acusación significa que no se están centrando en el tema a negociar, sino que se están acusando mutuamente. Con eso dan por sentado que el otro es el problema. La negatividad se nota en el tono de menosprecio, aunque las palabras sean dichas en tono suave.
La investigación demuestra que si la discusión empieza con un arranque duro, el final es previsiblemente negativo, aunque se intente suavizar el tono en el medio de la discusión. Se puede predecir el resultado de una conversación de 15 minutos basándose solamente en los primeros tres minutos. Si se inicia una discusión así, es incluso mejor dejarla, respirar hondo y volver a hablar en otro momento.



2. Los cuatro jinetes de la Apocalipsis.
La pareja estudiada ya pierde muchos puntos con el inicio duro pero después pueden ir apareciendo otras actitudes negativas que Gottman denomina los cuatro jinetes de la Apocalipsis. Suelen aparecen es este orden: crítica, menosprecio, estar a la defensiva y el desdén.
- Crítica. Toda pareja tiene algo que decirle al otro de lo que le disgusta. Pero es bueno distinguir la queja de la crítica. Una queja se refiere a una conducta (a veces ausencia de conducta) del otro y una crítica se refiere a la totalidad del otro, es una etiqueta. Una cosa es "no limpiar el lavabo" y otra es "ser un dejado". Las críticas suelen empezar con "tu siempre" o " tu nunca".
- Menosprecio. El menosprecio es la crítica con hostilidad añadida; se manifiesta mediante el cinismo y el sarcasmo. Las expresiones habituales son los insultos, mirada de aburrimiento, burla y hostilidad. El menosprecio es la más venenosa de las actitudes porque nunca conduce a la resolución del conflicto. El menosprecio se va gestando a partir de conflictos sin resolver que se quedan en la memoria en forma de pensamientos recurrentes sobre el otro.
- La defensiva. Al sentirse atacado, el otro rebota diciendo que la culpa no es suya. Consiste en contraatacar para defender la inocencia o evitar responsabilizarse del problema. Solo sirve para seguir escalando.
- Desdén. Durante la discusión, uno de los dos no da muestras de estar oyendo, sea porque no hace caso, no mira, ni hace conductas no verbales que indiquen que está presente en la conversación. Como hablar con una pared. Esto suele ocurrir ya al final de las relaciones después de mucho contacto destructivo .

3. Desbordamiento.
Aunque parezca que el que no contesta ni reacciona está impasible, la verdad es que se está conteniendo para no explotar. Para eso se refugia en la protección del desdén, al intentar ignorar a la pareja. El que ignora, que actúa de un modo "aparentemente zen", en realidad está intentando no reaccionar. Así logra ampararse de las turbulencias que lo tienen estado de vigilancia constante a la espera del próximo "electrochoque". Para eso se esfuerza por desvincularse emocionalmente hasta el punto que le es posible. El encierro en sí mismo es su única manera de afrontar la hostilidad.

4. La alteración corporal.
Los psicólogos investigadores no tienen necesidad de oír el diálogo de las parejas ya que solo con ver los monitores del estado de sus cuerpos es suficiente. Los latidos del corazón suben a más de 100 por minuto (lo normal puede estar entre 76 y 82 en personas de 30 años).Ocurren cambios hormonales como secreción de adrenalina y la reacción general del cuerpo es la misma que cuando está preparándose para la "lucha/huída". Sudoración, respiración agitada y corta y demás signos de ansiedad. En esa situación, el procesamiento de la información es deficitario, así como la capacidad de atención, por lo que ni se puede entender bien lo que el otro está queriendo decir. Cuando se sienten estas reacciones corporales, se puede dar porseguro que esa discusión solo va a empeorar las cosas.

5. Intentos fallidos de reparación.
Los intentos de reparación son los esfuerzos por parar la escalada de tensión durante las discusiones, para prevenir el estado de desbordamiento. Acciones como "vamos a parar un poco" o "vamos a calmarnos" pueden salvar a las parejas porque reducen el nivel de estrés y la agitación. Estas tentativas impiden que los cuatro jinetes de la apocalipsis campen a sus anchas y dirijan la relación.
Las parejas que acaban mal son aquellas en las que los cuatro jinetes, crítica, menosprecio, defensiva y desdén, se unen a los intentos de reparación fallidos formando una espiral hostil. Por eso la pareja ya ni reacciona a los esfuerzos de conciliación. Esta negación a oír las excusas del otro predice el final de las relaciones al 90% según Gottman. Como conclusión, afirma que lo que hace la diferencia entre los que responden a los intentos del otro y los que no, es la calidad de la amistad entre ellos.

6. Malos recuerdos.
La última señal de peligro que indica el mal estado de la relación sería la manera como cuentan su pasado conjunto. El pasado suele ser reconstruido de una manera negativa acorde con el tipo de convivencia de la pareja. Cuando se pregunta a las parejas sobre algo de su pasado, suelen elegir momentos negativos o simplemente "negativizar" los buenos. Esto es un comportamiento y un sentimiento común en las parejas mal avenidas.

NO TODO ESTÁ PERDIDO.
Es cierto que muchas parejas piden asesoramiento cuando es demasiado tarde, pero aún hay lugar para el optimismo según los expertos. La clave para reparar un relación no es solamente aprender a resolver las diferencias, sino hacer lo mismo que las parejas que funcionan: cambiar las conductas en los momentos en que no están peleando. En definitiva, fortalecer la relación de amistad es el punto más importante en una pareja feliz.



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