"Solo busco
a alguien que me haga feliz" ,suelen decir muchas
personas,cuando se les pregunta qué buscan en una relación de pareja. Es
curiosa dicha argumentación, ya que parece que se pose en el otro la esperanza
de la propia felicidad. ¿Se puede esperar a que alguien te haga feliz?
Por no exigir, se exige mucho, hasta el punto de ahuyentarse de la propia responsabilidad,
creando una expectativa no solo poco realista, sino también peligrosa.
Plantearse una relación con este objetivo suele generar una gran fuente de
conflictos y frustraciones. Con ello no digo, que nuestros deseos no aspiren al
bienestar junto a alguien. Por supuesto que no buscamos que nos hagan
infelices, pero hay que tener presente que no podemos esperar a que llegue
alguien y éste sea capaz de adentrarnos al paraíso como si de su cometido se
tratará. Para
tocar el cielo, hay que estar en el cielo, pues desde la tierra solo nos
rodeamos de tierra.
El primer
conflicto que nace en una relación de pareja es el establecido por uno mismo.
Esto es; la
concepción de lo que se espera, es en primer lugar el punto clave de
lo que vendrá después. Si como decía al principio, yo espero que alguien me
haga feliz, probablemente me sentiré muy frustrado cuando vea que tengo una
persona al lado, tan humana como yo, la cual no puede suplir mis carencias y
descontentos conmigo mismo. Así pues, hay que ser realista con los anhelos y aspiraciones
a la hora de establecer vínculos. Quizás es más acertado cambiar las
exigencias, por otras menos demandantes y que conlleven paz individual. Podemos
planteárnoslo por ejemplo como "yo, que me
siento feliz, me gustaría compartir la felicidad con alguien",
O "sé que nadie curará mis heridas por mucho amor que
me dé, pues es mi responsabilidad que las sane yo"
En segundo lugar, para que una relación de pareja sea fructífera, hay que aceptar que no la necesitas pero que la eliges. Necesitar es dejar de ser libre, elegir es una opción. Si te exiges que "deben" amarte, no solo es posible que fracases en la búsqueda sino que crearás malestar, ansiedad y provocarás lo contrario a lo que anhelas. Si lo tomas como una elección, como algo que deseas sin que ello te limite como una necesidad, entonces gozarás de dicha libertad. De igual manera es importante tener claro que solo atraeremos aquello que reflejamos. La negatividad atrae a la negatividad y el optimismo al optimismo. Mostrarnos generosos atraerá a una persona que aprecie esa cualidad.
Lo dicho hasta
ahora es necesario y básico para poner cimientos. Todo empieza por uno mismo,
aunque el sueño del amor romántico, estipule otra cosa. El amor maduro, nace en
primer lugar del
amor a uno mismo, de lo que uno puede dar y ofrecer y de lo que uno merece recibir
y no de lo que uno necesita o debería. Para establecer lazos sanos, hay que
empezar por el principio. Y el principio, radica en cada uno de nosotros en
particular.
Por otra
parte, para ser feliz en una relación de pareja,es necesario saber que debes aceptarla.
Somos un pack, donde no podemos quedarnos con lo que más nos guste. Enzarzarnos
a la negación de ciertas partes del otro nos lleva a la frustración, a la
tristeza y al desamor. Todos tenemos partes menos agradables que otras. Saber
que en una relación estarán presentes, es apostar por un amor maduro y
realista.
¿Cuándo
te hace feliz una relación de pareja?
Cuando
trabajas con tu parte de responsabilidad, cuando aceptas con madurez, cuando
eliges y dejas de necesitar, cuando comprendes que solo pueden hacerte felices
cuando tú estás feliz (y no esperando que te saquen de tu
"desgracia"). Y el ¿otro? ¿No interviene para nada en tu felicidad?
Por supuesto, pero a menudo no nos damos cuenta del poder que tenemos cada uno
de nosotros mismos para destruir aquello, que podría ser maravilloso de hacerlo
consciente y de manera responsable. Si tú no eliges, no aceptas, y solo esperas, no serás
feliz, por mucha pareja que tengas al lado.
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