Cuando me amé
de verdad comprendí que, en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar
correcto, en la hora correcta, y en el momento exacto, y entonces, pude
relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima
Cuando me amé
de verdad, pude percibir que mi angustia, y mi sufrimiento emocional, no es
sino una señal de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad
Cuando me amé
de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a aceptar todo
lo que acontece y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez
Cuando me amé
de verdad, comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna
situación, o persona, sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no
es el momento, o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto
Cuando me amé
de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas,
situaciones y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón
llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama…
Amor Propio
Cuando me amé
de verdad, dejé de temer al tiempo libre y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo
que me gusta, cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso
es… Simplicidad y Sencillez
Cuando me amé
de verdad, desistí de querer tener siempre la razón, y así erré menos veces.
Hoy descubrí
que eso es… Humildad
Cuando me amé
de verdad, desistí de quedarme reviviendo el pasado, y preocupándome por el
futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece.
Hoy vivo un
día a la vez. Y eso se llama… Plenitud
Cuando me amé
de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando
la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene un gran y valioso aliado.
Todo eso es…
Saber Vivir
Charles
Chaplin
Tus fuerzas
son mayores que tus dudas y tu labor consiste en experimentar para estar al
corriente de lo difícil que es sostenerse sin comprender la importancia de
estos valores. No te engañes porque ya no te hace falta tener lo mejor y lo más
último del mercado, hacer el viaje más caro, tener un éxito rotundo o conseguir
el cuerpo ideal a golpe de bisturí.
John Lennon
dijo una vez que “la vida es eso que pasa mientras estamos haciendo otros
planes”, como si no hubiese límite de tiempo, cuando en realidad el tiempo es
lo más finito que hay y siempre llegará a su fin.
Nos levantamos
cada día como si tuviésemos la eternidad para comprender en qué consiste
realizarnos y dar un paso más allá de nuestras metas. Se nos olvida que la
fugacidad de la arena al pasar al otro lado del reloj es nuestra opción de
pasarnos al otro bando y seguir escalando la montaña. También se nos olvida que
de momento es la única vida que tenemos la certeza de poder compartir.
Puedes pararte
a pensar en que quizás algo se te está escapando y puedes reflexionar sobre
cuáles son los valores que todavía no has comprendido, si te importa tanto
hacer lo que la sociedad entiende por lo más grande o lo que para ti tiene
importancia. No es que sea incompatible, es que lo primordial es lo que tú
sientas.
Vivimos en un
mundo que no nos permite percatarnos de que, día tras día, el sol se acuesta
muy temprano. Estamos tan ocupados soñando y programando el futuro, que
dedicamos el tiempo presente a empaquetar esos sueños que pensamos cumplir
algún día y los mandamos a un destino en el que quizás nunca estaremos.
Postergamos
nuestra vida a un tiempo mejor en el que tengamos más horas en el día o hayamos
conseguido cumplir nuestros objetivos. Y, con esto, nos olvidamos de que
nuestro reloj no conoce el mundo más allá de las 24 horas que sabe marcar y que
la opción de pelearnos con nuestros sueños es la que nos otorga el día de hoy.
Se nos ha
olvidado que vivir es comprender que el tiempo pasa sin rodeos y que nos da la
opción de apreciar las pequeñas cosas que nos ofrece amarnos de verdad.
Precisamente vivir consiste en esto, en saber reconocer y apreciar los caminos
que nos dan pistas para comprender que nuestra media naranja está dentro de
nosotros y que no tiene mucho sentido buscar fuera lo más importante que nos
brinda la vida.
Así es que, mientras te dispones a desorganizar tu mundo para que todo esto ocurra, no te olvides de tener muy presente que “la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días“. Benjamin Franklin
Así es que, mientras te dispones a desorganizar tu mundo para que todo esto ocurra, no te olvides de tener muy presente que “la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días“. Benjamin Franklin
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