Un hombre perdió su hacha; y
sospechó del hijo de su vecino.
Observó la manera de caminar
del muchacho – exactamente como un ladrón.
Observó la expresión del joven
– idéntica a la de un ladrón.
Observó su forma de hablar –
igual a la de un ladrón.
En fin, todos sus gestos y
acciones lo denunciaban culpable de hurto.
Pero más tarde, encontró su
hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino,
todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes a los de un
ladrón.
Autor: Lie Zi.
Que tristemente cierto! Cómo juzgamos, continua e incoscientemente, la mayoria de las veces...y no para bien. Gracias de nuevo!
ResponEliminaTienes razón Elisenda, es un trabajo difícil pero creo que ir por la vida sin juzgar nos libera de muchas presiones, nos acerca a los demás y nos ayuda a llevar una vida más real y consciente
ResponEliminaMassa jutges de carrer hi ha, jutges sense "toga" que té poden jutjar i sentenciar, arribant a fer mal dins l'ànima, sino és aprés a posar-te una "barrera" de protección interior. Per sort o per desgracia les adversidats de la vida, son les millores lliçons...sempre per sort...ment positiva.
ResponEliminaQuanta raó tens!, gràcies!
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