Tengo 46 años. Británico,
casado, dos hijos (14 y 18). Fui maestro y dirigí un colegio 20 años.
Los sistemas tradicionales están diseñados
alrededor del concepto de control y deberían basarse en el empoderamiento.
Todos nacemos creativos e innovadores. Soy judío no
religioso.
Cómo un profesor de primaria acaba de asesor de
Tony Blair.
Me nombraron director del peor instituto público
del Reino Unido y lo convertimos en una de las escuelas de mayor éxito del
país, con varios premios Unesco.
¿Cómo lo hizo?
Empezamos
preguntándonos en qué adulto debían convertirse los alumnos para desarrollarse
plenamente en el futuro.
¿Qué sabe usted del futuro?
El autoempleo será lo común, la tecnología seguirá
expandiéndose, tendrán que colaborar con personas de cualquier rincón del
mundo... Y eso requiere un entorno educativo activo, que no enseñe a los niños a
escuchar sentados y en silencio, a memorizar y a verificar lo aprendido
mediante pruebas.
¿Está en contra de los exámenes?
De que constituya la forma principal de medir el
éxito educativo, sí. La educación ha de basarse en la experiencia, la
resolución de problemas, la innovación y la colaboración.
De acuerdo, pero ¿cómo se pone en práctica todo
eso en la escuela?
Con todo el respeto, su pregunta es de la era
industrial. Si analizamos los fallos de los sistemas educativos, de las
empresas tradicionales e incluso de los gobiernos, vemos que el primero es creer que los
sistemas y las estructuras son el vehículo para el cambio; por eso
cuando se produjo la crisis financiera (2008) nadie supo reaccionar. Es la gente la
que cambia las cosas.
¿Qué tipo de maestro reclutaría usted?
Nuestros niños deben distanciarse de los pupitres,
y los docentes, de estar frente a ellos explicando la lección. Tenemos que
crear un aprendizaje más contextual, que no sea abstracto. Internet es una
herramienta de aprendizaje increíblemente potente.
Volvamos a su escuela de primaria.
Creamos una microsociedad que reflejaba la vida
real para que pudieran autogestionarse. Tenían su propio sistema político,
emisora de televisión y radio, y gestionaban sus comercios y museos, es decir,
todo lo que encuentras en una sociedad real.
¿Niños de entre 3 y 11 años?
Sí. El programa de estudios pivotaba en torno a
cuatro principios: la comunicación, la empresa, la cultura y el bienestar. Todas
las materias estaban interconectadas. Y los viernes escogían de entre 30 cursos
(danza contemporánea, avanzadas, ajedrez, gestión su financiera, día de
universidad, ciencias). Y nada de deberes, porque no existe evidencia de que
marquen una diferencia positiva. La escuela debe inspirar a los niños y dejarles espacio
siguiéndolos de cerca.
Todo eso es carito.
Los estándares académicos de nuestra escuela
pasaron de una tasa de fracaso escolar del 40% a una de éxito del 90% en menos
de dos años, lo cual prueba que si tú diseñas un sistema que es rico en
experiencias y en contextos, los niños rinden.
Las escuelas se han convertido en empresas que
compiten entre ellas.
Estoy de acuerdo. Sin embargo, según los informes
internacionales, las más exitosas son las que se han distanciado del sistema
competitivo. El problema es que la mayoría de los políticos
consideran que la única manera de lograr éxito es concentrándose en la
eficiencia y la competencia. Son antiguos.
Entiendo.
Si analizas las corporaciones más exitosas del
siglo XXI, uno de sus fundamentos es la colaboración. Pero los políticos están
obsesionados con las cualificaciones y los resultados académicos, con estar
arriba en el ranking internacional.
Ahora toca ser finlandés.
Ya han caído, ahora lo que mola es Shanghai. ¡Esa
es la locura del sistema! Los responsables de la política pública defienden que
lo importante son las matemáticas, la tecnología y la lengua. Pero la verdad es
que las capacidades más importantes en el futuro serán esas consideradas
blandas, como la
inteligencia
emocional, trabajar en equipo, comunicar y resolver problemas.
…
La mayor parte de los grandes emprendedores del
mundo en el siglo XXI no fueron universitarios. Amaban el conocimiento, pero
eran autodidactas, mentes libres.
Hay tantas teorías que los padres nos volvemos
locos.
No
existe un párvulo que no quiera descubrir el mundo. Mientras estimulemos su
imaginación, sus sentidos y les cuestionemos, desafiemos y retemos, continuarán
aprendiendo.
No existe secreto alguno, los padres tienen que dejar de leer libros escritos
por expertos como yo, y empezar a tener más confianza en su propio instinto.
¿Qué aconseja a los padres?
Que
no sobreprotejan a sus hijos. Hay que permitirles cometer errores.
¿Y a un director de colegio?
Que no intente poner en práctica todos los
sistemas, que tenga la valentía de construir el sistema educativo sobre la base
de esa visión del conjunto de profesionales de su escuela. Los profesores deben estar implicados,
comportarse como profesionales, es decir, más pasión y menos quejas.
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