Niko se extraño. La puerta de
la casa tenía tres cerraduras.
-
¡Qué curioso!
La curiosidad de Niko le hizo
descubrir algo que antes no había visto: un botón rojo a la izquierda de la
puerta. Decidió pulsar ese botón rojo. Una voz lejana le respondió.
-
Sube, te esperábamos.
-
¿Cómo puedo abrir las tres cerraduras?
-
Es obvio ¿no te parece? Normalmente cualquier cerradura se abre con una llave,
pero esta casa es un poco diferente. El problema es que es necesario abrir las
tres cerraduras simultáneamente.
¿Cómo podía abrir Niko las tres
cerraduras simultáneamente con una sola llave que ni tan siquiera tenía? Niko
se sintió frustrado... no entendía nada.
-
¿Se puede saber a qué esperas para subir?
-
Pero... ¿Si no tengo la llave? Además, tampoco sabría como abrir las tres
cerraduras simultáneamente. ¡Es imposible!
-
¿Y por qué quieres abrir las tres cerraduras?
Niko estaba desconcertado. La
voz lejana respondió con un tono de superioridad.
-
La puerta está abierta. Las cerraduras no te impiden pasar.
Niko se quedó mudo. Le habían
tomado el pelo.
-
Usted me ha dicho que era necesaria la llave para abrir las tres cerraduras y
también ha dicho que se tenía que abrir simultáneamente. ¿Porqué me ha dicho
todo eso si no era para abrir la puerta?
-
Me has preguntado como podías abrir las tres cerraduras y yo he contestado tu
pregunta. Nadie te ha dicho que la puerta estuviera cerrada, ni que fuera
necesario abrir las tres cerraduras para entrar.
Es necesario hacer las preguntas correctas si quieres ir a algún
sitio. Ese es el problema de dar tantas cosas por sentadas.
Del libro "La puerta de los tres cerrojos"
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