Es recomendable evitar caer en
suposiciones de lo que habría ocurrido si hubiéramos tomado otro camino.
Dice el Dr. Mario Alonso Puig que no podremos encontrar soluciones positivas si partimos de
premisas o preguntas inadecuadas. Lógico ¿verdad? Ahora bien,
cuántas veces caemos en preguntas que no nos llevan a ningún lugar entrando en
un sendero en el que luchamos por encontrar una salida positiva en dónde no
existe.
Normalmente, una buena guía
para saber si estamos planteándonos las preguntas adecuadas puede ser valorar si
nuestras preguntas se están orientando a saber qué es lo que quiero y cómo me
quiero sentir o por el contrario estamos cayendo en preguntas que
están dirigidas
a buscar causas o culpables, e incluso si nos estamos planteando
situaciones hipotéticas que no han sucedido y tal vez nunca sucedan.
Una sugerencia es centrarse en
las preguntas que empiecen:
¿Para qué …? (¿Para qué
quiero yo involucrarme en este tema?)
¿Qué …? (¿Qué puedo
hacer o está en mi mano en este asunto?)
¿Cómo …? (¿Cómo puedo
estar mejor o lograr mis objetivos?)
Y plantearnos menos:
¿Por qué …? (¿Por qué me
ha sucedido esto?)
Y si… (Y si hubiera
tomado el otro camino)
Esto no quiere decir que nunca
tenemos que estudiar las causas del pasado que te han llevado a esta situación,
sino que la sugerencia está orientada a que cuando lo hagamos sea con una finalidad de
mejorar el presente y que nos resulte de utilidad de cara al futuro.
Además, también es recomendable
evitar caer en suposiciones de lo que habría ocurrido si hubiéramos tomado otro
camino, ya que probablemente nunca sabremos lo que realmente habría sucedido,
y hemos de tener en cuenta que siempre tomamos la mejor de las opciones dada la
información que tenemos y el estado en el que nos encontramos. Obviamente, no
tomamos una elección con la intención de equivocarnos adrede. En definitiva, sentirnos bien,
tener éxito, ser feliz, … depende en gran medida de hacernos las preguntas
adecuadas
Fabián Villena, Diario Siglo XXI
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