Pensamientos insuperables
para alimentar nuestros sueños y para recordarnos que en mitad de esta vida de
vértigo, que somos incapaces de manejar con el criterio y la pausa necesarios,
es conveniente desacelerar de cuando en cuando,
descomprimir tensiones, aplacar la irracional urgencia de los ‘asuntos
urgentes’ y dar cabida a lo esencial. ¿Qué es lo esencial?
Aquello que dentro de cinco o diez años seguirá estando ahí, y no lo que
transcurrido ese mismo tiempo, ni siquiera recordarás…
Le preguntaron a Pablo
Neruda cómo surgió su primer poema…
"Muchas
veces me han preguntado cuándo escribí mi primer poema,...cuándo nació en mí la
poesía. Trataré de recordarlo...
Muy atrás en
mi infancia y habiendo apenas aprendido a escribir, sentí una vez una intensa
emoción y tracé unas cuantas palabras semirrimadas, pero extrañas a mí,
diferentes del lenguaje diario.
Las puse en
limpio en un papel, preso de una ansiedad profunda, de un sentimiento hasta
entonces desconocido, especie de angustia y de tristeza...
Era un poema
dedicado a mi madre, es decir, a la que conocí por tal, a la angelical
madrastra cuya suave sombra protegió toda mi infancia.
Completamente
incapaz de juzgar mi primera producción, se la llevé a mis padres...
Ellos estaban
en el comedor, sumergidos en una de esas conversaciones en voz baja que dividen
más que un río el mundo de los niños y el de los adultos...
Les alargué el
papel.... tembloroso aún con la primera visita de la inspiración. Mi padre,
distraídamente, lo tomó en sus manos, distraídamente lo leyó, distraídamente me
lo devolvió, diciéndome:
-¿De dónde lo
copiaste?
Y siguió
conversando en voz baja con mi madre de sus importantes y remotos asuntos. Me
parece recordar que así nació mi primer poema y que así recibí la primera
muestra distraída de la crítica literaria."
Titulo: No culpes a nadie. Autor:
Pablo Neruda (Poeta Chileno, 1904-1973)
Nunca
te quejes de nadie, ni de nada,
porque
fundamentalmente tú has hecho
lo que
querías en tu vida.
Acepta
la dificultad de edificarte a ti
mismo y
el valor de empezar corrigiéndote.
El
triunfo del verdadero hombre surge de
las
cenizas de su error.
Nunca
te quejes de tu soledad o de tu
suerte,
enfréntala con valor y acéptala.
De una
manera u otra es el resultado de
tus
actos y prueba que tú siempre
has de
ganar.
No te
amargues de tu propio fracaso ni
se lo
cargues a otro, acéptate ahora o
seguirás
justificándote como un niño.
Recuerda que cualquier momento es
bueno para comenzar y que ninguno
es tan terrible para claudicar.
No
olvides que la causa de tu presente
es tu
pasado así como la causa de tu
futuro
será tu presente.
Aprende
de los audaces, de los fuertes,
de
quien no acepta situaciones, de quien
vivirá
a pesar de todo, piensa menos en
tus
problemas y más en tu trabajo y tus
problemas
sin eliminarlos morirán.
Aprende
a nacer desde el dolor y a ser
más
grande que el más grande de los
obstáculos,
mírate en el espejo de ti mismo
y serás
libre y fuerte y dejarás de ser un
títere
de las circunstancias porque tú
mismo
eres tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas
y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida,
ahora despiértate, lucha, camina, decídete
y triunfarás en la vida; nunca pienses en
la suerte, porque la suerte es:
el pretexto de los fracasados.
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