Tengo 58 años. Nací en Goa (India) y vivo en Cambridge. Soltero,
sin hijos. Licenciado en Medicina y Cirugía.
Los políticos deberían pensar más en el largo plazo y no en las próximas elecciones.
Todos los humanos tenemos una personalidad noble y un potencial muy valioso
EL MENSAJERO
Hijo y nieto de médicos, la
convicción de que somos algo más que cuerpo y cerebro le llevó a crear el Centro
para la Salud Integral de Cambridge, que utiliza la medicina holística
para cura, y se centra en la educación para la salud. "Hay un mensaje en la enfermedad".
Coordina la Red Científica y Médica, un foro interdisciplinario, líder a
nivel internacional, de personas comprometidas en la creación de una nueva visión
del mundo más allá del materialismo, para el siglo XXI. Recorre el mundo dando
conferencias a colegas y estudiantes sobre medicina espiritual. Sobre ella
ha hablado en la sede de Barcelona de la Universidad Espiritual Mundial Brahma
Knmaris.
En la actualidad los seres humanos no están
experimentando su propia grandeza. ¿Por qué?
Las
ataduras. Si alguien es muy fuerte pero está atado o agarrado a algo, no puede
utilizar su musculatura. Lo mismo ocurre con el talento.
Es extremo
lo que dice.
La situación es extrema precisamente porque estamos
autolimitados. Hay
que entender la vida de otra manera.
¿Cómo?
Somos invitados en este planeta. Si empiezo a
poseer, cosas o personas, creo dependencias. Si disfruto las cosas sin
poseerlas y no me preocupa perderlas, soy libre emocionalmente, y eso crea paz
interna.
Según
usted, las enfermedades son mensajes.
Si se sienta en esa postura errónea, acabará con
dolor; si lo soluciona con calmantes, tendrá un problema mayor. También una forma
de pensar puede sentarnos muy mal.
¿Cómo llegó a la medicina holística?
Era cirujano de un gran hospital en Manchester,
allí tratábamos cuerpos, no personas. Para el sistema médico imperante la conciencia
es algo demasiado sutil e invisible, así que la ignora.
Usted
decidió contar con ella.
Todos percibimos un yo interior más allá del cuerpo
y de la mente, capaz de observarla. Un yo que utiliza el cuerpo y el cerebro pero que no es
el cerebro. Me fijé en ello e investigué como tantos científicos y
médicos en busca de nuevos paradigmas para explicar tantos fenómenos que la
ciencia no puede explicar.
¿Qué
investigaciones son para usted clarificadoras?
Un médico griego, George Vithoulkas, invirtió más
de veinte años en investigar cómo reaparecía la enfermedad en otra parte del cuerpo
a muchas personas tratadas con anterioridad.
La enfermedad emigra?
Sí. La tesis es que empujamos las enfermedades
hacia otro sistema del cuerpo. En mis observaciones coincido con el doctor Vithoulkas;
por tanto, hay
que tratar el problema que está más allá del síntoma
¿Cual es su experiencia?
En el centro curamos a muchas personas cambiando su
estilo de vida. La dieta, por ejemplo, es básica, y la mayoría come de manera
errónea y tiene actitudes nocivas.
¿Cuáles son
las actitudes equivocadas?
Somos
excesivamente dependientes de los sentidos. Si eres libre, hay armonía y disfrute; si eres
dependiente, hay preocupación, y siempre habrá un motivo. Si estamos ocupados
por el dolor, la ira, el mal humor o la preocupación, no podemos experimentar la
emoción en su vertiente positiva.
¿Sus
consejos fundamentales?
La primera parte de la comida que ingerimos
mantiene el cuerpo vivo; la segunda mitad mantiene al médico vivo, y si
seguimos comiendo, mantenemos al dentista.
Hay que
comer menos, entiendo.
Tenemos que dejar de comer cuando aún tenemos
hambre. Si comemos hasta saciarnos, estropeamos nuestro cuerpo.
¿Y para
mantener a ese yo interior contentito?
Ser un observador de uno mismo, un invitado en este
cuerpo y de este mundo cambiante es un buen punto de partida. Desde esa distancia
van surgiendo respuestas.
Pero lo importante son las preguntas.
Hay otra fórmula muy sencilla que aplicamos en
nuestro centro: pedimos a nuestros pacientes que cuiden de otros pacientes. Pasar del
"ayúdenme" a ayudar a otros, colocarse en posición de dar resulta
muy saludable y tiene mucho poder.
Del
omblignismo a un buen deseo.
Si como sociedad más personas dedicaran un poco de
tiempo a otros menos afortunado, estaríamos mucho más sanos, porque este tipo
de acción tiene la fuerza de crear autorrespeto. Hay que cambiar el patrón de la enfermedad,
el insano "yo soy una víctima".
Entiendo.
Cuando mi abuelo era médico no había antibióticos.
Médicos y enfermeras estaban muy expuestos a las epidemias, pero él insistía en
que sus colaboradores no enfermaban, decía que el espíritu de servir era su protección, y
creo que ese es un gran secreto.
¿Algún otro
hábito saludable?
Cinco minutos de meditación al día hace nuestra vida
mucho más fácil. Experimentemos la verdad de que somos invitados en nuestra vida, que no
poseemos nada y que por tanto no hemos perdido nada en este planeta.
Eso da ligereza. Estamos tan ocupados quejándonos, que no somos capaces de ver otras
posibles respuestas, nada como la distancia: vivir fuera de la caja.
Todos somos
Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Sí,
todos tenemos un lado bueno y otro egoísta y manipulador. Los demás
puede que traten con Mr. Hyde unos minutos, pero cada uno ha de tratar con él
las veinticuatro horas, y eso ataca el sistema corporal.
Pero forma parte de nosotros.
Debilitemos a Hyde, es la confusión la que nos
vuelve egoístas. Un poco de claridad nos ayuda a hallar el siguiente
interruptor.
"Vivir fuera de la caja "
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