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diumenge, 16 de juny del 2013

"Hay personas que viven hasta el día de su muerte". David Agus. La Contra de La Vanguardia.

Tengo 48 años. Casado, dos hijos y un perro. Soy profesor en la Universidad del Sur de Califor­nia. Para mí la política es un asunto de temas, no de partidos. Estoy a favor de los innovado­res, de los que quieren cambiar las cosas. La salud es cuestión de hábitos e información. Judío

TACONES, OLVIDADOS
Reputado investigador sobre el cáncer, galardo­nado con el American Carecer Society Phpsi­cian Research Award, fue el oncólogo de Lan­ce Arntshrong y Steve Jobs, quien antes de mo­rir puso título a su libro: El fin de la enfermedad. Las claves para una vida saludable (Ariel), núme­ro uno de ventas en EE.UU. Un libro provo­cador que aboga por ba­jarnos de los tacones, olvidarnos de las perni­ciosas vitaminas y levan­tarnos de la silla si no queremos pagarlo caro; que alaba los beneficios de la aspirina infantil y la vacuna de la gripe, y que aboga por compartir en una base de datos mundial todos los histo­riales médicos para po­der investigar, y esa es una buena idea.

Me exaspera el pensa­miento retrógrado que la ciencia continúa abrazando.

¿A qué pensamiento se refiere?
Al que mira una parte y olvida el todo. En el organismo tienen lugar múltiples procesos simultáneos, y sin embargo continuamos abordando los problemas uno a uno.

¿Qué propone?
Invertimos millones en curar a la gente cuando deberíamos invertirlos en salud. Hay que cambiar las conductas porque ya sabemos que, por ejemplo, comer mal o el sedentarismo nos llevan a la enfermedad.

Usted es un reputado oncólogo, ¿qué ha descubierto?
Que la inflamación es un síntoma revelador de que el cuerpo está sometido a estímulos perjudiciales.

¿Qué tipo de estímulos?
Desde sustancias irritantes hasta células da­ñadas o microorganismos patógenos que au­mentan de por vida el riesgo de contraer en­fermedades (infarto, ictus, cáncer...). Una tormenta inflamatoria podría ser resultado de recuperarse de una gripe: yo me vacuno.

¿Tomamos vitaminas?
No. Aumentan el riesgo de cáncer. Al cuer­po le gusta crear radicales libres para atacar las células nocivas. Si se bloquea ese meca­nismo tomando vitaminas en abundancia, sobre todo antioxidantes, se bloquea la habi­lidad natural del cuerpo para controlarse.

Pues llevan décadas recomendándolas.
Lo sé, y hace treinta años la margarina era mejor que la mantequilla. Esa afirmación causó muchísimas enfermedades cardiacas.

Nos vuelven locos.
Se han hecho 60 estudios para determinar el papel de las vitaminas y no se ha visto be­neficio alguno. Si cogemos a los fumadores y exfumadores y les damos vitamina E o be­tacaroteno, se aumenta el índice de cáncer pulmonar más de un 20%.

Datos sorprendentes.
Si tomamos mujeres de más de 65 años y les damos vitamina D, les aumentamos un 16% el riesgo de fractura ósea Si a un hombre se le da vitamina E, le aumenta un 17% el ries­go de cáncer de próstata.

¿-?
En Estados Unidos se gasta más dinero en vitaminas y suplementos que en investiga­ción médica.

Habrá que tomar zumos de frutas y hortalizas.
No lo haga. Esas frutas y verduras se pu­dren enseguida, luego las baten en cantida­des industriales y rápidamente se degra­dan; por lo tanto, no le llega ningún benefi­cio de ellas. Coma alimentos enteros y rea­les lo más naturales posibles.

¿Zumo de naranja recién exprimido?
Es sólo azúcar, pierde la vitamina. Pele la naranja y tómela antes de exponerla a la luz y al oxígeno.

¿Alguna otra recomendación insólita?
Lleve zapatos buenos y cómodos. ¿Influye el calzado que usamos en que nos fulmine un infarto diez años antes de lo que sucede­ría si lleváramos zapatillas deportivas cómo­das toda la vida?

¿Sí?
Sí. No se me ocurre ninguna enfermedad crónica que no vaya asociada a la inflama­ción. Si llevamos zapatos de tacón y nos due­len los pies cuando llegamos a casa, signifi­ca que los tenemos inflamados.

Entiendo.
Si jugamos al fútbol y estamos doloridos al final del partido, es a causa de la inflama­ción. Si se levanta por la mañana y hace una hora de ejercicio pero luego se pasa el día sentado, es como si no hubiera hecho nada.

Exagera.
Estar sentado cinco horas al día seguidas equivale para la salud a fumarse un paquete de cigarrillos. Cada veinte minutos hay que levantarse y caminar un poco.

Y dormir ocho horas, supongo.
No se trata tanto de las horas que dormi­mos: la panacea es un horario regular. Acos­tarse a distintas horas o hacer de vez en cuando una siesta confunde al cuerpo mu­cho más de lo que pensábamos.

¿Algún remedio contra la inflamación?
Para los que tienen más de 40 años, una aspirina infantil. Si la tomamos a diario, no re­ducimos la incidencia, pero sí el índice de muerte por cáncer un 37%, y un 22% en el caso de la enfermedad cardiaca

Es arriesgado decir estas cosas.
Yo lo digo muy tranquilo: bloquea la infla­mación.

¿Cuál ha sido su mayor descubrimien­to en la vida?
Todos los días debo mirar a los ojos a perso­nas y decirles que tienen una enfermedad de la que no van a recuperarse. Ante ese diagnóstico, veo gente que se deshace y gen­te que vive hasta el día de su muerte. Una actitud positiva y un sistema de creencias son de las cosas más importantes que pode­mos tener.

¿Y cuál es su sistema de creencias?


Creo en un dios, en mi familia, tengo intere­ses, y estoy enamorado de lo que hago. La pasión es lo que cambiará el mundo y permi­tirá que vivamos más tiempo y mejor.




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