Las siguientes prácticas te
conducirán hacia una clave del bienestar: darse cuenta de que no vivimos para
competir, sino para construir un mundo común.
Para transformar los
sentimientos de inferioridad o superioridad en una actitud más equilibrada, deberemos
incrementar nuestra actividad de cooperación con los demás, es decir, cultivar
el llamado "sentimiento de comunidad". Los siguientes
consejos te ayudarán a conseguirlo.
1
OLVIDA EL PASADO
Darle vueltas a nuestros errores pasados, sin hacer nada por
mejorar el presente, sólo nos sirve de excusa para evitar el esfuerzo y la
responsabilidad del cambio. Puede que las oportunidades perdidas ya no se
puedan recuperar, como terminar una carrera universitaria, pero puedes hacer
algo para mejorar tu nivel cultural y profesional, como hacer un curso de
alguna materia que te interese. La próxima vez que te sorprendas lamentándote del pasado,
imagina qué estarías haciendo en ese momento si no estuvieras tan triste.
2
PERDONA Y PERDÓNATE
El perdón no es una actitud muy
popular en nuestra sociedad individualista y materialista. Sin embargo, como
seres humanos, nos equivocamos con frecuencia. Culparnos a nosotros o a los demás sin
hacer nada más suele ser también una excusa para no cambiar. Si
hemos cometido errores, debemos admitirlos y enmendarlos en la medida de lo
posible y ofrecernos a arreglar el daño causado. Es cierto que en algunos casos
el daño es irreparable -como, por ejem-plo, una imprudencia al volante-y
eso nos enfrenta a una responsabilidad. Pero incluso en ese caso podemos ser
más prudentes en el futuro o ayudar a los demás a que lo sean. Perdonamos y
perdonar no sólo es un acto de conciencia; conlleva reparar y mejorar
activamente.
3 ANTE TODO, RESPETO
Es
necesario respetamos a nosotros mismos y respetar a los demás. El
desprecio hacia otras personas suele derivar de una falta de respeto hacia uno
mismo, de un fuerte complejo de inferioridad. Rebajar a los otros por su
aspecto, raza o condición suele ser una manera artificial de encumbrarnos y tapar
nuestras deficiencias. Está bien que defiendas
tus derechos cuando los sientas vulnerados, pero respetando siempre la dignidad
ajena. Si corriges a alguien, hazlo con un toque de humor más que
con hostilidad, respetando las diferencias de opinión, aunque creas llevar la
razón. Busca la conciliación antes que triunfar en las disputas. Y, sobre todo,
no te compares. Siempre encontrarás a alguien que sea más famoso,
más rico o más inteligente. Limítate a superarte a ti mismo y a mantener relaciones
más armónicas con los demás.
4 HAZ LAS COSAS BIEN
Hacer nuestras tareas lo mejor posible
suele reportar mayor satisfacción que buscar aparentar quedar bien. El aparentar
nos ata al miedo al rechazo y al qué dirán. Hacerlo lo mejor posible puede
significar cosas distintas en cada ocasión. Por ejemplo, escuchar atentamente
la opinión de los vecinos en una reunión, divertirte con tus hijos y
olvidarte del tiempo, o tener el valor de decirle que no a un amigo que te pide
algo inadecuado. Lo importante es orientarte por el bien de quienes se relacionan contigo,
sin perder tu dignidad.
No siempre actuamos por motivos
honestos. A veces, interiormente, buscamos sentimos superiores, controlar,
quedar bien o evitar cualquier incomodidad. Cuando
en nuestras relaciones aparecen frecuentemente conflictos y malentendidos,
casi seguro que estamos actuando por motivos ocultos. Un primer paso
para averiguar esas razones es preguntar al otro cómo se siente con nuestras
acciones en esas relaciones conflictivas, qué rol le hacemos desempeñar. >
6 DESCUBRE TUS MOTIVOS
OCULTOS
Una vez hallado cómo se sienten los
demás contigo, podrás definir qué motivos ocultos te mueven. Por ejemplo,
si los otros suelen protestar de tus actos, se enfadan y se ofenden, tu motivo
oculto será la superioridad. Si los otros se sienten manipulados y tratan de
huir de ti, tu prioridad secreta es el control. Si el otro se muestra molesto
y con sensación de que eres un pesado, puede que tu objetivo oculto sea el
agradar. Si se muestran agobiados o sobrecargados de tareas por tu conducta,
puede que ocultamente busques la comodidad.
7 DEFINE NUEVAS PRIORIDADES
Sea cual sea el motivo oculto que
hayas descubierto, es deseable que mejores tus relaciones con los demás y definas
nuevas prioridades. Por ejemplo, puedes aumentar tu rendimiento buscando
más la colaboración que la superioridad; dejar que los otros participen en las
decisiones sin pretender controlarlos; sentirte orgulloso de tus éxitos interesándote
por la vida de los demás o dedicar un tiempo diario a ayudar.
8 CUIDA DE LOS QUE TE RODEAN
El sentimiento de comunidad implica sentirse en
comunicación y cooperar con las personas que nos rodean. Conlleva poner en
práctica cuatro actividades o actitudes: la empatía -ponernos mental y emocionalmente
en el lugar de los otros-; el sentimiento de pertenencia -sentirnos
parte de un grupo, familia o comunidad, pero respetando a los de otras
comunidades-;
la cooperación -con tu pareja, con tus compañeros de trabajo, con
tus amigos y familiares-; y la solidaridad -compartir y comprometerse con
los problemas de los más desfavorecidos-. Vivir
una vida plena implica cultivar el sentimiento de comunidad.
9 ENCAUZA LAS EMOCIONES
Existen dos
grandes grupos de sentimientos que favorecen o empeoran nuestra relación con
las personas: las
emociones "conjuntivas", que nos unen a otros, como el cariño,
la alegría y la simpatía; y las emociones "disyuntivas", como
la ira, la depresión, la preocupación y el temor, que nos separan de los
demás, aunque a veces pueden ser expresiones ocultas o inconscientes para
llamar la atención, vengarnos, molestar o controlar. Las emociones disyuntivas
suelen tener un carácter intenso y es im-portante encauzarlas. Para ello, cuando sientas este tipo de emociones, pregúntate:
¿cuál parece ser la finalidad de estas emociones cuando las tengo? ¿Esto me
ayuda a largo plazo? ¿Cómo puedo contribuir a mejorar la
relación en la que se enmarcan? Si me respondo que la culpa es exclusiva del otro
y que yo reacciono tan sólo a su provocación, casi seguro que estoy evadiendo mi
responsabilidad.
10 APRENDE A COOPERAR
Además de averiguar tus motivos ocultos o inconscientes
observando cómo se sienten y reaccionan otras personas ante tu conducta
-recuerda que no siempre somos tan honestos como decimos-, tienes una estrategia
poderosa en tus manos para afrontar los conflictos: la cooperación. No basta con tener habilidades sociales -aunque son, sin
duda, de mucha ayuda-, es importante emplearlas de manera cooperadora.
Puedes preguntarte a ti mismo: ¿cómo estoy
contribuyendo con mi trabajo al bienestar común? Por humilde que parezca,
todos los trabajos son necesarios para mantener el funcionamiento social.
Recuerda lo que pasa, por ejemplo, cuando no funciona el servicio de recogida
de basuras.
Y luego: en esa actividad ¿cómo coopero con mis
compañeros? ¿Cómo coopero con mi pareja en actividades como la educación
de los hijos, las tareas domésticas, la resolución de los problemas de convivencia?
Y, por último, ¿en qué y cómo coopero con mis vecinos, amigos,
comunidad?
Concluyendo, podemos decir que tienes dos salidas
generales para manejar tus sentimientos de inferioridad. Una vía inadecuada, que consiste en
buscar la gloria, el poder, el estrellato, la admiración o la evasión de las
dificultades de manera egocéntrica, sin importarte los demás, y una vía óptima,
que se basa en desarrollar tu sentimiento de comunidad.
Y ese sentimiento comunitario, que te permitirá sentirte más aceptado y
más feliz, se refuerza cooperando con otras personas en las tareas de la vida, el trabajo,
la pareja, los amigos... y la búsqueda en común del sentido de la vida. Cuando pasen los años y eches la vista
atrás, puedes preguntarte: ¿qué sentido ha tenido mi vida?, ¿he buscado
ser más que otros o he contribuido a enriquecer la vida de los demás?
JUAN JOSÉ RUIZ, PSICÓLOGO
CLÍNICO. COAUTOR DE ESTILOS DE VIDA (ED. PAIDÓS)
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