Muchos -por no decir la mayoría- de los
conflictos que se dan en las relaciones vienen de nuestra dificultad de
gestionar adecuadamente las emociones! Cuando nos
sentimos mal, ya sea enfadados, con ira, tristes o con miedo, proyectamos
nuestra emoción negativa hacia los que nos rodean. Seguramente bastará algún
malentendido leve para que estalle un conflicto…
Sentirse mal de vez en cuando es algo
humano, que depende más de nuestro estado de ánimo que de las
circunstancias que lo puedan provocar. Hay que aceptar las emociones, tal como llegan y nunca
huir de ellas. ¿Me siento mal? Pues es lo que hay… y no hay mal que
cien años duren, ya pasará! Pero cuando nos evadimos de las emociones
negativas, cuando intentamos camuflarlas bajo un caracter positivo, éstas
permanecen en nuestro interior, condicionándonos nuestros pensamientos,
sentimientos y acciones! Si, además, surge algo que contraría nuestros deseos o
planes, la emoción negativa brota y el conflicto está servido…
Hay
momentos que, no siendo consciente de una emoción que me perturba, actúo de una
cierta manera, que probablemente no sea la debida ni la esperada por mí… En
cuanto me doy cuenta de ello, sospecho que hay algo que me duele o me inquieta!
¿Por qué me
me afecta tanto este hecho, esta persona o esta circunstancia? ¿Por qué
reacciono así ante ella? ¿Qué me molesta o me afecta de esa manera?
Seguramente es cuando descubro que algo hay en mi interior que transgiversa la
realidad, haciéndome sentir mal y actuando en consecuencia…
Y es que
el miedo o el dolor se enmascaran de muchas maneras! Agresividad, violencia
gratuíta, irascibilidad, irritibilidad, mal genio… son reacciones comunes. Como
lo es la pena o la tristeza! Todo ello es humano, como lo es admitir lo que
sentimos y evitar que se propague entre los que nos rodean. Cuando uno no
es consciente de lo que siente o intenta evitar una emoción que le incomoda,
ésta tiende a manifestarse de la forma que sea…
¿Un consejo? Siente en cada momento lo que
sientes, interiormente. No intentes evitar lo inevitable
que sientes dentro. Intenta identificar esa emoción y vívela, sin intentar
evadirte de ella o ignorarla. Y luego, intenta evitar su manifestación
inadecuada hacia afuera. Vívelo internamente, si quieres aíslate, pero no permitas
que domine tu vida! Ya pasará y tampoco intentes dilatarla en el
tiempo, inutilmente. Cuando la incorporamos a nuestra vida de forma permanente,
configura nuestra personalidad! Sentir tristeza de vez en cuando no es lo mismo
que ser una persona triste…
Vivimos en
una sociedad que nos exije unos modales y una forma de pensar, sentir y actuar,
adecuadamente. Demasiadas veces contradiciendo lo que sentimos por dentro! Eso,
ni que decir tiene, hace que vayamos con un personaje que hemos creado a imagen
y semejanza de lo que la sociedad nos requiere! Pero, como he mencionado antes,
aunque
logremos camuflar eficazmente nuestras emociones, éstas permanecen en nuestro
interior, manifestándose de vez en cuando. Así, hemos convertido
nuestro mundo exterior en un desfile de máscaras, en el que las relaciones
humanas no son más que una farsa y un intercambio de falsas apariencias y
personalidades, fabricadas por el Ego. Pero, como suelo afirmar, la verdad
acaba por manifestarse, sin previo aviso, llegado el momento…
También
suelo decir que en el día a día nos mostramos de una determinada forma,
obedeciendo un protocolo personal – a veces inconsciente- que se ajusta a lo
que deseamos proyectar de nosotros mismos. Ni que decir tiene que es puro miedo
a mostrarse como uno es, evitando ser herido! Así, el encuentro entre dos
personas no es más que un intercambio de protocolos, mutuamente convenidos. Nadie es como
parece! Y seguramente es por esa razón por la que muchas relaciones humanas que
establecemos habitualmente son algo vacío, superficial y que apenas nos
enriquecen! Es solo cuando creemos vivir el amor romántico cuando
intentamos entregarnos tal y como somos y exigir correspondencia en ese
sentido! Y claro, creamos altas expectativas ante una relación amorosa que difícilmente
se cumplen! Además -por qué no admitirlo- de que las creamos con el viejo y mal
hábito de no ser ya nosotros mismos!
Gestionar las emociones es importante, como
lo es reconocerlas y admitirlas, en cuanto se sienten! Todas las emociones son humanas, ya sean gratificantes o inquietantes.
Solo hay que lograr que no domine ninguna de ellas nuestra vida, por entero y
en todo momento. En función de qué emoción domine cada momento, percibiremos el
mundo como su reflejo… o lo que sentimos dentro! ¿Alrededor nuestro hay
agresividad? Pues las más de las veces significará que dentro nuestro hay dolor
o miedo, lo que nos hace ver esa parte sesgada de nuestra realidad, entera!
Al
fin y al cabo, nuestro
pensamiento construye la realidad que nos rodea, así es de potente
el cerebro humano! Si, en cambio, nos sentimos bien con nosotros mismos y
con lo que sentimos, seremos capaces de percibir una realidad acorde a ello,
incluso en un ambiente enrarecido! Es la ya popular “botella medio
llena o vacía”, que a veces vemos… y casi siempre sentimos, por dentro!
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