Johann Wolfgang Goethe
“No es sabio el
que sabe dónde está el tesoro, es sabio aquel que trabaja para extraerlo.”
Francisco de Quevedo
Si no hacemos,
si no transformamos la realidad a partir de una acción operativa, de nada nos
sirven las buenas intenciones.
El
conocimiento que no es aplicado, la inteligencia que no se practica, la
sabiduría que no nos ayuda a curar los que sufren o a crear prosperidad donde
no hay o trabajar para superar una crisis, no es sabiduría, se queda en el
territorio de la especulación o de las buenas intenciones. Por lo tanto, hay
que hacer para transformar la vida, como escribió Joseph Conrad: “Solo quien no hace nada no comete errores”.
La no acción
es una forma de acción elocuente y contundente. La pasividad es una forma de
actividad que puede ser ambivalente: a veces puede ser necesaria, pero a veces puede ser
perversa. ¿Cuántas cosas se pudren por no regarlas, por no
cuidarlas? ¿Cuántas veces por el miedo a cometer un error no nos arriesgamos y,
por tanto, lo acabamos cometiendo?
Así, hagamos,
equivoquémonos, pero hagamos con la voluntad de no equivocarnos. Es
decir, el inconsciente está allí porque es inconsciente y nos hace cometer
errores a veces cargados de buenas intenciones, pero realmente vale la pena
equivocarse si estamos decididos a entregarnos, a arriesgarnos para lo que
anhelamos. Y como dice el aforismo, si no ganamos, aprenderemos, porque lo importante no es
lo que nos pasa en la vida, sino lo que hacemos. La vida se
construye no solo con las acciones que hacemos, también y muy especialmente con
las lecciones que somos capaces de extraer, la reflexión que aportamos y con la
reconstrucción de nuestra manera de entendernos a nosotros mismos, a los demás
y a la vida a medida que vamos avanzando en este camino.
Y es que ya lo
decía Borges: “Los errores son alegres, y la perfección
es gris”.
Que tengais
una vida alegre y llena de luz.
Besos y
abrazos,
Álex
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