Los mayores problemas: fracaso escolar, cruzar los límites y el
inicio de las relaciones sexuales.
Respete la intimidad de sus hijos. Si cumplen con
sus tareas, deje que organicen el resto de su tiempo.
Cuando crucen los límites, ponga un castigo; trate de que sea
reparador y educativo.
–
“Hola, María, ¿cómo estás?, cuánto tiempo sin verte. ¿Y tu niña? ¡Debe estar
enorme!”.
–
“Sí, Marta, enorme, es toda una señorita. ¡Fíjate si ha crecido que hasta usa
mi ropa!”.
–
“¿Qué me dices? Pues ahora es cuando empiezan los problemas, hija, se vuelven
insoportables. Lo recuerdo con horror… quita, quita. Te deseo suerte, Marta, y
átala corto, que no veas cómo están las niñas a esta edad”.
Si
los padres generan un ambiente de confianza y comunicación, aumenta la
probabilidad de reducir conflictos
Parece que
existe una relación directa entre la adolescencia y los conflictos, tan directa,
que los padres están a la espera de que lleguen los problemas. El
cerebro de los padres de adolescentes despliega un radar con el que detectan
los problemas, las malas caras, la ropa que les disgusta, la música, la falta
de comunicación y una larga lista de rechazos. Pero no lo aprecian solo porque sea algo
diferente, sino porque es “lo que toca”. Por el contrario, dejan de
centrar la atención en lo que podría ser una fuente de satisfacción;
sencillamente, no cuentan con ella. Son adolescentes, los han etiquetado, tienen sus
prejuicios y estos son muy difíciles de modificar.
Sus hijos son
fruto de lo que usted proyecta, de la educación en valores, de lo que traen en
su pequeña mochila, de lo que van interiorizando de sus iguales, sus maestros y
otras fuentes de influencia. Hay padres que educaron con ejemplaridad, y aun
así salió mal porque no todo es controlable. Pero si genera un ambiente de
comunicación, confianza y seguridad, aumenta la probabilidad de reducir
conflictos.
Tres de los
mayores problemas con los que se enfrentan los padres de adolescentes son el
fracaso escolar, cruzar los límites y el inicio de las relaciones sexuales.
Atento a los consejos.
FRACASO
ESCOLAR
1.
Nuevas emociones. Los chicos conviven con un nuevo animal
doméstico, el pavo, del que además hacen partícipes al resto de miembros de la
familia. Idolatran las amistades, se enamoran, lloran, encuentran nuevas
emociones, dan valor a las marcas y se desgañitan por sus cantantes favoritos.
A los padres
les cuesta comprender esta etapa de la vida y en lugar de interesarse por lo que les
fascina ahora a sus hijos, dirigen la atención a lo que resta. Dicen
que les dedican mucho tiempo a sus redes sociales, que le quitan tiempo al
estudio, que hablan largas horas por teléfono y que están todo el día de
risitas. Y así no pueden estar concentrados en lo importante: estudiar.
2.
¿Cómo podemos ayudarles? Inculque un hábito de estudio desde
primaria. Y convierta este hábito en innegociable. Priorice en casa el deber por encima del
placer. Eduque en valores, no hay recompensa sin esfuerzo. Si lo
aprenden desde pequeños, será más sencillo que lo sigan respetando y aceptando
de adolescentes.
Respete la intimidad de sus hijos. Si ha hecho
sus deberes y ha cumplido con las tareas domésticas, deje que organice el resto
de su tiempo. Lo que usted cree que es divertido, para ellos igual ha dejado de
serlo. Puede que prefieran chatear antes que jugar a los juegos de mesa de toda
la vida. Eso sí, todo dentro de unos límites. Participe en lo que es importante
para sus hijos, haga un pequeño esfuerzo. Seguro que a sus padres tampoco le
hacían gracia los Hombres G, Duncan Dhu o Loquillo. Pregúnteles qué escuchan,
sobre qué temas chatean y comparta con ellos cómo se relacionaba usted en su
adolescencia. Si quiere ser algo amigo de sus hijos, tenga conductas típicas de
la amistad, como hablar de lo que a ellos les interesa.
Tenga en cuenta sus resultados, pero también su rendimiento. Con
la adolescencia coincide también el cambio de ciclo a la ESO. A muchos alumnos
les cuesta adaptarse al instituto, al hecho de ser más independientes y
organizarse solos. Concédales un periodo de ajuste. Valore si se esfuerzan, si
dedican tiempo a sus estudios, valore su responsabilidad, no solo las
calificaciones. Las
notas son el termómetro, pero no siempre son el reflejo del esfuerzo y la
actitud que puedan tener sus hijos.
CRUZAR
LOS LÍMITES
1.
Querer pertenecer al grupo. A ningún padre le gusta encontrarse
con un adolescente borracho. Y a todos les horroriza la posibilidad de que
consuman drogas: porros, cocaína, pastillas o cualquier sustancia que pueda
ocasionar daños a la salud.
Muchos
adolescentes prueban las drogas porque no saben decir no al líder del grupo.
Esta actitud significaría no identificarse con lo que manda el cabecilla y, por
tanto, sentirse excluidos. Otros adolescentes se inician en las drogas por curiosidad,
les gusta experimentar emociones fuertes o llevar la contraria a quien se lo ha
prohibido.
Y muchos otros
lo hacen por
evadirse de sus problemas y por no enfrentarse a la realidad de lo
que no funciona: ser tímido, tener problemas para relacionarse o vivir en un
ambiente familiar hostil en el que no se sienten queridos o comprendidos.
2.
Posibles soluciones. Cuide su comunicación con ellos. Si es un
padre autoritario y que no da explicaciones, sepa que está alejando a sus hijos
de usted. Trate de ser comprensivo y cariñoso. Cree un ambiente en el que su
hijo pueda expresarle sus miedos, la relación que mantiene con sus compañeros y
cómo se siente dentro de su grupo.
Trate de fortalecer la autoestima de sus hijos.
Valore sus virtudes, elogie sus progresos, su actitud, dígales que son buenos y
que los quiere de forma incondicional. No haga juicios de valor ni dé
respuestas mostrando lo horrorizado que está ante los comentarios de sus hijos.
Reflexione y
espere el momento adecuado para hablar de lo que no comparte.
Informe y forme a sus hijos sobre las drogas.
Muéstreles la cara dura de la droga, las consecuencias a nivel de salud, el
daño a terceros y la miseria que puede generar en el núcleo familiar. No se
trata de crear pánico, se trata de que sepan cuáles son las consecuencias.
Entrene a sus hijos en habilidades sociales.
Enséñeles a decir no, a defender sus derechos y a que no tienen la necesidad de
identificarse con todo lo que el grupo hace.
Cree un ambiente de sincera confianza, en el que
sientan que pueden confesarle secretos sin que se vean censurados. Pruebe a
preguntar si desean sus consejos en lugar de decirles lo que tienen que hacer.
Cuando crucen los límites, ponga un castigo. No lo
haga justo en el momento en el que usted está alterado, porque será exagerado,
después se sentirá mal y se lo querrá levantar. Medite qué merece su hijo y trate de que el
castigo sea reparador y educativo. No negocie con los castigos, a
pesar de las rabietas, las malas caras y el chantaje emocional.
INICIO
DE LA ACTIVIDAD SEXUAL
1.
Momento de curiosidad. La conducta sexual está relacionada
con la actividad hormonal, y es en esta edad en la que la curiosidad despierta
en los chicos. Sienten deseo, tienen ganas de experimentar la masturbación y de
besarse con sus parejas. Por mucho que evite el tema, no podrá controlar la
conducta sexual de sus hijos. De hecho, las estadísticas afirman que algunas
niñas inician sus relaciones sexuales cuando solo tienen 13 años.
Lo ideal sería
que la
conducta sexual comenzara de forma gradual y que cuando la
persona tenga la madurez psicológica y la edad apropiada, diera el
paso, voluntario por ambas partes, de tener relaciones completas.
2.
Ofrézcase a dar explicaciones. Hable a sus hijos sobre el sexo con normalidad.
Saque el tema en un momento oportuno, pregunte sobre los amigos de sus hijos,
si salen con ellos y si ya tienen novio; si les han dado información sobre la prevención
de embarazos y de enfermedades de transmisión sexual (ETS) en el instituto.
Ofrézcase a dar explicaciones y ser de ayuda cuando lo necesiten. Indíqueles
que cada conducta sexual tiene su momento, que no es aconsejable vivir etapas
para las que uno no está preparado y que usted está ahí para aconsejar en todo
lo que le soliciten. Explíqueles a sus hijos que no hay ninguna relación directa entre amar
a una persona y tener que mantener relaciones sexuales.
Facilite métodos anticonceptivos si sabe que
sus hijos son sexualmente activos o si lo intuye. Téngalos en casa en algún
lugar donde puedan cogerlos sin sentir vergüenza. Siempre será mejor que se
protejan a sufrir embarazos no deseados y ETS.
Si no espera cosas buenas de sus hijos, no las encontrará. Si
desea disfrutar de la adolescencia, igual debería no solo desearlo, sino
participar en el proceso.
Película
‘An education’, Lone Scherfig
Libro
‘Vivir con un adolescente’, Sònia
Cervantes. Editorial Oniro
Canción
‘16 añitos’. Dani Martín
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