Albert
Einstein, el hombre que fue considerado, y aún hoy para muchos lo sigue siendo,
como el mayor genio en la historia de la humanidad, escribió en 1915 una carta
(apenas unas pocas líneas) a su hijo Albert. En dicha misiva hablaba a su hijo,
fugazmente, sobre el aprendizaje y el trabajo arduo. Einstein vivía en el momento de transcribir esta carta en Berlín,
mientras su mujer, junto a sus dos hijos, residía en Viena...
Querido Albert:
Ayer recibí tu querida carta y me sentí muy
feliz. Tenía miedo de que no me volvieras escribir nunca. Me dijiste cuando
estuve en Zurich, que era incómodo para ti que yo fuera a Zurich. Por eso pensé
que era mejor vernos en otro lugar, donde nadie interfiriera con nuestra
comodidad. En cualquier caso, deseo que cada año pasemos un mes entero juntos,
y que así veas que tienes un padre al que le interesas y que te quiere mucho.
También puedes aprender muchas cosas buenas y hermosas de mí, algo que otras
personas no pueden ofrecerte con facilidad.
Lo que he logrado a través de un trabajo arduo
no debería ser para extraños, sino para mis pequeños. Estos días he completado
uno de los más bellos trabajos de mi vida, cuando seas más grande, te contaré
sobre él.
Me siento muy feliz de que estés disfrutando
el piano. Eso y la carpintería, son, en mi opinión, para tu edad las mejores
actividades, creo que incluso son mejores que la propia escuela. Porque esas
son cosas que van de acuerdo con alguien de tu edad. En el piano, debes tocar
principalmente lo que te agrada, aunque el profesor no te lo asigne. De esa
manera es como aprendes más, cuando haces algo que disfrutas tanto que no te
das cuenta de que pasa el tiempo. Yo, a veces, estoy tan inmerso en mi trabajo
que me olvido de comer…
Dale un beso a Tete de parte de tu papá.
Saludos a tu mamá.
Tierna,
sin duda, la carta de Einstein a su vástago, pero nos vamos a quedar a efectos
del blog con apenas un par de sus lineas: "De esa manera es
como aprendes más, cuando haces algo que disfrutas tanto que no te das cuenta
de que pasa el tiempo. Yo, a veces, estoy tan inmerso en mi trabajo que me
olvido de comer…" Pues bien, ese
sentimiento que experimentaba Einstein, volcado por completo en su labor, se
conoce como flow (flujo en español).
¿Qué
es el flujo? En pocas palabras: un estado de ánimo que alcanzas cuando te
encuentras totalmente
enfocado en una tarea, olvidándote del mundo exterior. Algo así
como el estado mental de operación en el que una persona que realiza una
actividad se sumerge, con una participación completa y un disfrute
extraordinario, en el proceso de desarrollo de dicha actividad. En esencia, el
flujo se caracteriza por la total absorción por parte de aquello que uno hace y
es un concepto propuesto por el psicólogo positivo Mihály Csikszentmihalyi.
A
veces descrito como "estar en la zona", el estado de flujo permite a
un atleta, por ejemplo, experimentar una pérdida de conciencia de sí mismo y
una sensación de dominio total de su actuación sobre una cancha o sobre una pista de atletismo. ¿Cómo sucede?
convirtámonos en atletas por un momento. Imagina que estás disputando una
carrera. Tu atención está centrada en los movimientos de tu cuerpo, en el poder
de tus músculos, en la fuerza de tus pulmones y en la sensación de la calle (o
el tartán o la moqueta, lo que proceda) bajo tus pies. Estás viviendo en el
"momento", completamente absorto en lo que haces. El tiempo parece
desaparecer. Estás cansado, pero apenas lo notas. El ego desaparece. El cronómetro
vuela. Cada acción,
movimiento y pensamiento sigue inevitablemente al anterior. Todo tu ser está
involucrado, y estás empleando tus habilidades al máximo. Es decir, estarías
experimentando el "flujo".
De
acuerdo con Csíkszentmihályi, hay nueve factores que acompañan a la experiencia de flujo...
- Metas claras que, aunque difíciles, todavía son alcanzables.
- Fuerte concentración y atención enfocada.
- Una actividad intrínsecamente gratificante.
- Sentimientos de serenidad, una pérdida de los sentimientos de autoconciencia.
- Atemporalidad; un sentido distorsionado del tiempo, sensación tan centrada en el presente que se pierde la noción del tiempo que pasa.
- Retroalimentación inmediata.
- Sabiendo que la tarea es factible, un equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío presentado.
- Los sentimientos de control personal sobre la situación y el resultado.
- La falta de conciencia de las necesidades físicas.
En
su libro Finding Flow, Csíkszentmihályi explica que el flow es probable que ocurra cuando una
persona se enfrenta a una tarea que tiene objetivos claros y que requieren
respuestas específicas. El ajedrez es un buen ejemplo de actividad que puede
propiciar un estado de flujo. Con una determinada duración del juego, el
jugador tiene objetivos claros y ha de dar respuestas muy específicas, lo que
permite la atención que se centre exclusivamente en el propio juego, sin
distorsiones.
El
flujo adopta el concepto Zen de "estar completamente en el
momento", y lo aplica al trabajo. Estar solo en el
instante que vives, centrado por completo en una única tarea, y buscando un
sentido de calma y felicidad en tu labor. El flow es exactamente eso.
¿Por qué es importante el flow? porque la capacidad de concentrarse en una sola tarea (en
oposición a la multi-tarea) es una de las claves de la productividad real y de
la consecución de logros. Es decir, centrarnos en un proyecto clave en lugar de
responder a un montón de mensajes de correo electrónico, realizar un montón de
llamadas telefónicas, asistir a un montón de reuniones y revolver papeles todo
el día... sin que al final de la jornada tengamos en las manos el más mínimo
resultado apreciable.
"Ser
capaz de concentrarse durante mucho tiempo es esencial para el logro
difícil." (Bertrand Russell)
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