Mi querido amigo Ariel Martínez
me envió este enlace de vídeo que quiero compartir.
Es una reflexión interesante,
sencilla, pero muy cierta. La importancia de los segundos que miden los
pequeños instantes de nuestra vida, y cómo estos segundos se definen a partir
de nuestras decisiones y elecciones, y de cómo ellas condicionan nuestra vida,
nuestro presente y la construcción de nuestro futuro. Porque el futuro se
define en gran parte por las pequeñas decisiones que forman parte de nuestra
cotidianidad. Ya lo decía Arthur
Schopenhauer: “El azar reparte las cartas, pero nosotros
las jugamos”.
Y es que no son pocos los
segundos que vivimos:
- 60 por minuto.
- 3.600 por hora.
- 86.400 al día.
- 604.800 cada semana.
- 18.144.000 al mes.
- 31.556.926 cada año.
- Y pueden llegar a ser más de 2.500.000.000 en una vida.
Muchos segundos que pasan y
cuyo contenido podemos elegir, podemos vestir, podemos crear su textura,
música, color, significado y sentido. Pueden ser huecos o plenos, vacíos,
intensos o profundos. Sí, podemos elegir qué “carácter” tiene cada instante.
Ya en la Grecia antigua
utilizaban dos palabras para definir el tiempo: kronos, que vendría a ser el tiempo medido o cuantificado (de ahí
la palabra cronómetro) y kairós, que
hacía referencia a la calidad del tiempo, a la capacidad que tenemos los
humanos de ser oportunos, adecuados y de darle a ese instante que se mide tan
brevemente en segundos una calidad singular. Así, un beso dura pocos segundos, pero
puede marcar el signo de una vida, o un abrazo, o una palabra amable, o un
gesto de entrega.
De este modo, kronos sería el tiempo cósmico mientras
que kairós es el tiempo humano: de
la oportunidad, de la ocasión, de la entrega, de la creatividad, de la siembra
consciente. El
primero puede ser medido por los relojes, el segundo es tocado por el corazón.
Espero que este fragmento de
vídeo de menos de dos minutos os llegue.
Besos y abrazos,
Álex
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