Ángel Escribano, experto en ventas, ha inventado una fórmula para manejar el destino
Tengo 42 años. Nací y vivo en Segovia (en un pueblo de mil habitantes), pero trabajo en Madrid. Vivo en pecado desde hace muchos años. Dirijo una emisora de radio económica. La política es una marca tras la cual viven muchas personas. Creo en el poder del ser humano.
¿Fuiste un cagón?
Un buen día descubres que no estás en el lugar donde te imaginabas el día que tuviste tu primer sueño y te preguntas por qué, así arranca La fórmula del destino (Arcopress), un libro que nació tras un terremoto personal e imaginar qué pensaría de sí mismo a los 80 años: “Me gustaría haber exprimido mis capacidades, recordarme como el tío que lo intentó y no mirar hacia atrás y pensar: ‘Fuiste un cagón’. Vivimos como unidades de producción, pero somos unidades de pensamiento, el elemento base de nuestro destino. Nuestra mente es una máquina increíble, pero cuando nos queremos dar cuenta ya somos polvo. ¿Por qué no nos divertimos?, ¿por qué no arriesgamos más?”
Dónde arranca su destino?
El día que fui consciente de que mis pensamientos influían directamente en mis acciones. Todo está en la cabeza.
Hombre, todo, todo...
Si tienes la capacidad de cuidar bien los tiempos, tienes la vida que quieres tener.
¿A qué se ha enfrentado?
A mi mujer le dio un infarto cerebral hace tres años, a nivel motor tiene una invalidez del 70%. Te enamoras de una persona que de repente se convierte en otra: tienes que ducharla, vestirla, alimentarla... No estamos preparados para eso.
¿Así nació su fórmula del destino?
Sí: Destino es igual a Pensamiento más Acción sobre el pensamiento partido por el Riesgo Inducido por más menos Principio de Incertidumbre.
¿ ?
Somos unidades de pensamiento, y nuestro destino será igual a la suma de aquello que pensamos más aquello que hacemos sobre lo que pensamos. De cuatro variables que tiene la fórmula, influimos sobre tres.
Pensamiento, acción y riesgo inducido.
Exacto. Si pensáramos cómo queremos que sea nuestro día, actuaríamos en consecuencia estableciendo las variables que van a influir en él.
Actuaríamos de acuerdo con lo pensado.
El riesgo inducido se refiere al riesgo que puedes controlar (tú decides si te pones el cinturón de seguridad o no). Y hay que contar con lo inesperado, con lo que yo llamo el principio de incertidumbre.
Eso lo conoce usted bien...
Pese a ello creo que tenemos muchísimo poder que no utilizamos. Podemos hacer el mundo que nos dé la gana, y hemos demostrado que somos unos patéticos gestores.
¿Cuál es el problema?
Que a los 13 o 14 años dejamos de soñar y en ese momento dejamos de crecer, nos convertimos en autómatas. En mi opinión, el mejor máster que puedes hacer en la vida es arriesgar en algo que te apasiona y buscar nuevos umbrales, así es como te conoces.
¿Qué ha aprendido de las circunstancias vividas?
Que lo complicamos todo muchísimo, que somos tremendamente egoístas, que todo es frágil y volátil. Belén, una mujer sana y deportista de 43 años, se acostó una noche y al despertar no se podía levantar.
Terrible.
Descubrí que nos sobran más de la mitad de las cosas que tenemos. Esos apegos lo único que hacen es esclavizarnos. Almacenamos cosas como almacenamos información en el cerebro en lugar de utilizar el pensamiento.
Vivimos muy distraídos.
Vivimos sometidos al ruido: radios, teles, información... Y el silencio, ¿cuándo?
¿Para qué?
Si no programamos cómo queremos que sea nuestro día, nos dedicamos a responder a lo que va surgiendo, como los perros. El pensamiento lo modela todo. Vivimos como queremos vivir. Hay una creencia totalmente diabólica que consiste en pensar que tres lo manejan todo.
Tres o cuatro...
Es mentira, todos manejan tres. Pero si sigues creyendo que la decisión está en Washington, Bruselas o Davos, estamos programando el fracaso. Hay un ejercicio muy bonito, pero da un poco de miedo hacerlo.
¿De qué se trata?
Imaginarte con 80 años y ver tu vida en perspectiva. Verás que la vida es muy corta y que has perdido un montón de oportunidades. ¡¿Qué esperas?!
¿...?
Empieza a tomar decisiones ¡ya! Arriesga, equivócate, no pasa nada, todos vamos a morir. ¿Por qué no nos divertimos? La mejor Play esta en nuestra mente y no jugamos con ella. Nos han educado en el no pienses, ya lo hacemos por ti, tú sólo consume y, por supuesto, produce.
¿Cómo ejercita usted el pensamiento creativo?
Visualizo cómo quiero que sea mi día y por la noche repaso lo vivido. Todo lo que hacemos pasa antes por el pensamiento. Pero debemos saber lo que queremos.
...
Veo a mucha gente en sus puestos de trabajo sin ilusión, y no creo que sea justo estar diez horas fuera de casa, sin ver a los tuyos, haciendo algo que no te gusta. Nos preprograman para que veamos normal derrochar así nuestra vida.
No nos cuestionamos nada.
Si tenemos un atisbo de reflexión, se nos va de la cabeza porque hay un partido de fútbol que ver por la tele. Nuestro pensamiento está teledirigido: trabaja, entretente, trabaja. En el silencio manejamos nosotros nuestro pensamiento, eso es la libertad.
¿Por eso eligió vivir en un pueblo de mil habitantes?
Me costó muchísimo, yo estaba en el ruido. Durante años quise que mi mujer tuviera inquietudes, hasta que descubrí que su ambición era la calma y la sencillez y me di cuenta de que el listo no era yo sino ella. El aburrimiento está en la cabeza de la gente.
Cierto.
Es el uso de la vida lo que nos diferencia a unos de otros. Esto es un juego, no podemos tomarlo en serio, y hay gente que conoce las reglas: todo está antes en el pensamiento. En este juego debemos mover nuestras fichas, no que nos las muevan otros.
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