Como suelo hacer
en estas fechas próximas a San Valentín, escribo sobre el amor, el
verdadero amor y sobre la valentía que hay que tener para vivirlo… a
pesar de que lo buscamos sin cesar en toda nuestra vida pero demasiadas veces
tenemos miedo cuando realmente lo encontramos. De ahí lo de San Valentón!
Además, también te recuerdo que en Catalunya no se suele celebrar tal
festividad -solo en el ámbito comercial-, pues tenemos nuestro especial día de
los enamorados, Sant Jordi, el 23 de abril, conocido por el día del libro y de
la rosa…
Quizás por ello y aprovechando la coyuntura, empezaré por
comentar lo que la mayoría de gente considera amor…y yo considero que no lo es, en verdad! Lamento decirte que amor no es entregarse al otro sin medida si eso significa dejar de ser uno mismo, tal
como es. Tampoco
lo es escaparse de la soledad, en compañía. Ni llegar al consenso con alguien para compartir la vida, a cualquier precio y
en cualquier condición! Eso es amor…pactado, conveniente y, en mi opinión,
demasiado temporal y figaz… aunque bendecido por muchos! Ese amor de celofán,
de objetos y recuerdos compartidos que muchos esperan desesperadamente
encontrar…
En ese amor artificial todos nos hemos visto envueltos
alguna vez… seguramente
cuando no sabíamos amar y solo contaba nuestra propia e innata necesidad de
amar y de sentirnos amados por alguien más! Hay mucha gente enamorada del amor…
y necesitada de manifestarlo y ejercitarlo, para lo que buscan -quizás sin ser
realmente conscientes de ello- a alguien para amar, es decir, un objeto
amoroso! Ni que decir tiene que lo importante es amar con desmedida o bien solo
dejarse amar! Seguramente -pienso ahora- que nos resulta más fácil amar que recibir amor, de verdad. Nos han educado para buscar y
reproducir los gestos y rituales asociados al amor… o a lo que llamamos
erróneamente amor, claro está!
¿Amar sin amarse?
No nos cuesta
amar. Para muchos es el fin, pues les hace sentir bien con los demás. Pero
demasiadas veces amar no significa saber recibir amor, aunque a veces lo
parezca! Para
amar, deberíamos antes sabernos amar… no se puede dar algo que no tienes! Y amarse a uno mismo significa saber quién y
cómo eres, que deseas y luego compartirlo con alguien más. Huelga decir que, si
uno no se respeta, entiende y se quiere, difícilmente sabrá amar, de verdad!
¿Cuántas personas conoces que cumplen ese requisito previo?. Amar y ser uno mismo no es siempre
fácil ni cómodo. Seguramente el
mayor esfuerzo sea romper esos viejos y artificiales moldes que te han
configurado tal como eres… ¿o solo como crees ser… o te hicieron creer ser? Amor es entrega… de lo que eres en
realidad y no solo de lo que pensaste siempre que eras!
Así, cuando
descubres quién eres, empiezas a ser capaz de compartirte y compartirlo con los
demás! Uno da lo
que tiene y es… ¿no es eso el amor? Sin duda el amor es darse y dar al
otro… pero sin dejar de ser uno mismo! Esa es la clave! Darse a cualquier precio al mejor postor o a quien solo
recibe nuestro amor es pan para hoy e infelicidad para
mañana! Cuando, en
cambio, amar es compartirse uno mismo, sacando lo mejor de sí mismo y
recibiendo lo mismo a cambio, es amor! Y su síntoma más evidente es la felicidad de ambos!
¿Amar es hacer feliz al otro?
Los que se sienten
enamorados suelen afirmar que son felices haciendo que el otro sea feliz! Sí,
puede ser verdad… pero como suelo afirmar, demasiadas veces “me duele a mi la cabeza y te doy a ti la aspirina“. Damos al otro lo que nos gusta recibir… pero
muchas veces sin pararnos a pensar de si eso que damos hace realmente feliz al
otro! A veces deberemos aceptar que el otro tiene su propia manera de sentirse
feliz… aunque tenga poco que ver con lo que a nosotros nos hace felices! Es
más, para ir bien, cada uno de nosotros debería ser feliz por sí mismo… a pesar del
otro, del ser amado! Eso contraviene
una trampa usual, como es depender exclusivamente del otro para sentir nuestra
felicidad! Como antes mencionábamos sobre el amor, es difícil ofrecer al otro
algo que no tenemos! Cada ser humano debe intentar obtener la felicidad por sí
mismo… y compartirla -por amor- con el otro! Y, a veces, amar al otro de verdad
significa dejar que halle su propio camino hacia la felicidad, aunque sea sin
nosotros… y en todo caso, confiar! Porque amar es, entre otras muchas cosas, confiar… en uno mismo
y en el otro, el ser amado!
Seguirá....
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