1. NO TE SIENTAS
OFENDIDO.
Lo
que te ofende sólo contribuye a debilitarte.
Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres.
Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres.
Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
2. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE GANAR.
Al
ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Es imposible ganar todo
el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y
con más suere que tú. Tú no eres tus victorias.
3. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER
RAZÓN.
Olvidarse
de esto es como decirle a tu ego: "No
soy tu esclavo".
Pregúntale: "¿Quiero ser feliz o tener la razón?".
4. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE SER
SUPERIOR.
La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento.
La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento.
5. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER MÁS.
Por mucho que logres y adquieras tu ego insistirá en que no es suficiente.
Como dijo San Francisco de Asís: "...es en dar cuando recibimos".
Por mucho que logres y adquieras tu ego insistirá en que no es suficiente.
Como dijo San Francisco de Asís: "...es en dar cuando recibimos".
6. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE
IDENTIFICARTE CON TUS LOGROS.
Cuando
te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando
abandonas la paz.
7. LIBÉRATE DE TU FAMA.
La fama que tienes no está localizada en ti sino en la mente
de los demás, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella.
Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir las personas te habrás desconectado de la verdadera intención.
Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir las personas te habrás desconectado de la verdadera intención.
ASÍ FUNCIONA EL EGO.
WAYNE
DYER
El
poder de la intención
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