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dimecres, 13 de febrer del 2013

"Dime cómo ves y te diré cómo eres". Robert Sanet. La Contra de La Vanguardia.

Robert Sanet, doctor en optometría, pionero de la optometría comportamental
Tengo 66 años: soy joven, porque adoro mi trabajo. Soy de Long Island, Nueva York. Fui un niño fracasado por un problema no de vista sino de visión. Todos podemos mejorar nuestra neurovisión y con ella nuestro cerebro con pequeños ejercicios: le sorprenderá el resultado.

Ver, leer, entenderlo
Agradezco al doctor Sanet que comparta conmigo la maravillosa sensación de sentirnos útiles. Antes me he acordado -y me arrepiento- de que en el cole me burlaba de niños que no sabían leer: sus ojos leían, pero sus mentes no entendían nada. Y se hundían. Sanet era uno de ellos y hoy se ha consagrado, feliz, a evitar que otras vidas se malgasten por un defecto neurovisual que se soluciona con unas horas de ejercicio. Además entrena visualmente a deportistas de élite. Y eso le da más dinero, pero no tanta satisfacción. Ojalá esta sencilla entrevista sirva para abrir los ojos -y los cerebros- a muchos otros genios del porvenir que hoy tienen problemas de lectura.

Míreme a los ojos.

¿Así?
Bien. Ahora siga mirándome sólo a mí: ¿cuántas botellas hay sobre la barra del bar de al fondo a mi derecha?

A ver...
¡No desvíe la mirada! Tiene que poder contarlas sólo con su visión periférica sin dejar de focalizar en mí. Si quiere jugar en el Barça, o tiene una gran visión periférica o acabará siempre en el banquillo.

Pues no sé cuántas botellas hay.
Hay 24. Sus ojos están viendo las botellas, porque usted es hipermétrope y astigmático, pero también tienen una buena visión. La calibro cuando me mira.

Llevo gafas, pero me apaño.
Pero nunca ha ejercitado su visión periférica y, por eso, cuando focaliza en mí, aunque sus ojos también registran la información de la barra, colapsa la periferia y su cerebro no es capaz de procesarla: hay 24 botellas.

Ya mejoraremos.
Si hiciera ejercicios para reentrenar su cerebro, no sólo mejoraría su fútbol, baloncesto, golf o tenis... Cambiaría todo en su vida, porque cambiaría su cerebro.

¿Cómo lo sabe?
¿Recuerda a James Dean?

Menos que las chicas.
Tenía un defecto de visión que le confería una mirada inolvidable, pero también una personalidad terriblemente insegura que le hacía desgraciado, aunque así despertara el instinto maternal de señoras y señoritas.

¿Somos como miramos?
El 70 por ciento de la actividad neuronal se consagra a interpretar la información visual, por eso acaba determinando nuestra visión de nosotros mismos y del mundo y, a la larga, toda nuestra personalidad.

¿Aunque no sufras defectos visuales?
El cerebro es plástico: acaba siendo lo que hace y deja de ser lo que no hace. Los miopes suelen ser introvertidos, volcados en su mundo interior; los hipermétropes acostumbran a ser extrovertidos. Y luego hay genios como Messi, Nadal o Gasol con una extraordinaria anticipación neurovisual.

¿Lo observa en sus pacientes?
Lo he sufrido: yo era un chico acomplejado que suspendía todo y al que no daban trabajo, y me costaba hasta conducir. Todos pensaban en el cole que era cortito, y al final hasta yo mismo acabé convenciéndome.

¿Cómo llegó a doctor optómetra?
Hasta los 24 años mi mala visión me hacía rendir muy por debajo de mis capacidades. Acudí a un optómetra, el doctor Schrock, que con una terapia de ejercicios visuales, en ocho meses -dos días a la semana en consulta y cuarenta minutos al día en casa- cambió mi vida. Y decidí hacerme optómetra.

¿Tenía usted mal la vista?
El hardware, "la vista", la tenía y la tengo estupenda, pero me fallaba "la visión", el software: mi cerebro no era capaz de interpretar la información visual que le llegaba. Aunque mis ojos leían, yo no me enteraba de lo que leía. Ni podía recordarlo.

¿Y sabía cuál era su problema?
Tardé 20 años en descubrirlo. Como yo, hay millones de niños, jóvenes y adultos que no están rindiendo lo que podrían porque, aunque gocen de una vista estupenda, tienen defectos de visión remediables con terapia para reeducar su cerebro y leer y escribir y entender y memorizar lo que leen.

¿Se puede mejorar la visión de adulto?
Antes se pensaba que el cerebro sólo era reeducable hasta los siete años, pero hoy sabemos -lo compruebo a diario- que es moldeable desde la cuna hasta la tumba. Es como aprender idiomas: más fácil a los siete años, pero a los 70 también puedes y con la ventaja de ser maduro para tener método y persistir.

Buenas noticias.
Encontrará ejercicios en internet, y hay optómetras -en Catalunya tiene la Acotv, y en España también los hay excelentes- que le ayudarán a realizarlos. Pero por mejorar su visión periférica no jugará como Messi.

¿Qué lograré?
Con ejercicios de anticipación visual, seguimiento, coordinación mano-ojo o de equilibrio visual, entre otros, logrará pleno rendimiento en sus capacidades deportivas.

¿Usted lo consigue?
Entreno ahora a varios atletas de élite para que, además, realicen su potencial visual, y ya fui el optómetra del equipo de voleibol que ganó el oro en Barcelona. Por eso, le digo que Messi es un genio: le he visto jugar, y su anticipación visual es diabólica.

¿Y si quiero aprender lectura rápida?
También podrá, pero, sobre todo, la optometría comportamental obtiene grandes resultados al corregir problemas de lectura, equilibrio, conexión ojo-mano, escritura, memoria visual o anticipación.

Se está entusiasmando.
Es que logramos el milagro de devolver la confianza a niños que se creen los burros de la clase y sólo tienen un problemilla neurovisual. Por eso me siento tan útil.

¿Y la cirugía correctora para miopía, hipermetropía, astigmatismo...?
Es maravillosa en el 97 por ciento de los casos, pero el otro 3 por ciento puede acabar sufriendo graves problemas.


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