Este filme del año 1976, es un
análisis sobre el poder de la TV, y a la vez un retrato demoledor de un mundo
competitivo, donde el éxito y los records de audiencia imponen su dictadura.
Network fue galardonada con cuatro Premios Óscar: al mejor actor principal (Peter Finch), con carácter póstumo; a
la mejor actriz principal (Faye Dunaway)
, a la mejor actriz de reparto (Beatrice
Straight), y al mejor guion original (Paddy
Chayefsky).
Howard Beale (Peter Finch),
veterano presentador de un informativo, es despedido cuando baja el nivel de
audiencia de su programa. En dos semanas tiene que abandonar la cadena, pero
anuncia que antes de que llegue ese momento, se suicidará ante las cámaras.
Este hecho sin precedentes, provoca una gran expectación entre los televidentes
y los propios compañeros del presentador, que tratarán de convertir su
destrucción en un negocio muy rentable.
Una vez promete disculparse por
su anuncio de suicido, permiten al locutor volver al aire con la excusa de que
se despida del público de forma digna. De esta manera, Beale promete
disculparse por su exabrupto, pero en vez de ello y una vez en directo, maldice sobre el estado
de las cosas y sobre la vida en general. Todo ello provoca que los niveles de
audiencia suban hasta las nubes.
Monólogo
"Enojado como un demonio" (de la película Network, 1976)
“No tengo que decirles que las cosas están mal, todo el mundo
sabe que las cosas están mal. Es una recesión, todos están desempleados o
temerosos de perder su trabajo. El dólar compra lo que vale el centavo, los
bancos están saboteando, los intendentes guardan un arma bajo la caja, los
punks están en la calle como locos, y no hay nadie que sepa algo que hacer, y
no hay fin para ello.
Sabemos que el aire es inapropiado para respirarlo, y que
nuestra comida es inapropiada para comer, y todavía nos sentamos en nuestras
televisiones cuando algún reportero nos cuenta que hoy tuvimos 15 homicidios, y
63 crímenes violentos... como si fuera la forma en que las cosas deberían de
ser. Sabemos que las cosas están mal, peor que mal, ¡están todos locos! Es como
si todos en todas partes se estuvieran volviendo locos, así que ya no salimos.
Nos sentamos en casa y el mundo se vuelve más pequeño, y todo lo que decimos
es: por favor, al menos déjennos en paz en nuestras habitaciones, déjenme tener
mi tostadora y mi televisión y mis copas de aluminio, y no diré nada, solo
déjenos en paz. Bueno, no los voy a dejar en paz, ¡¡¡QUIERO QUE SE MOLESTEN!!! No quiero que protesten, no quiero
motines, no quiero que le escriban a su diputado, por qué no sé qué decirles
que le escriban, yo no sé qué hacer con la recesión y con la inflación, con los
rusos y con el crimen en las calles.
Todo lo que sé es que tienen que molestarse, tienen que decir: “¡¡¡SOY UN SER HUMANO, MALDITA SEA, MI VIDA
TIENE VALOR!!! Así que quiero que se levanten. Quiero que se levanten de
sus sillas, quiero que se levanten ahora mismo y que salgan a la ventana,
saquen su cabeza y griten: ¡¡¡ESTOY MUY
MOLESTO, Y NO LO VOY A SOPORTAR NUNCA MÁS!!! Quiero que se levanten ahora
mismo, párense, vayan hacia sus ventanas, ábranlas, saquen su cabeza y griten: ¡¡¡ESTOY MUY MOLESTO, Y NO LO VOY A
SOPORTAR NUNCA MÁS!!!
Las cosas tienen
que cambiar, pero primero deben de molestarse, tienen que decirlo: ¡¡¡ESTOY
MUY MOLESTO, Y NO LO VOY A SOPORTAR NUNCA MÁS!!!, entonces
averiguaremos qué hacer sobre la inflación y la recesión y la crisis del
petróleo, pero primero levántense de sus sillas, abran la ventana, saquen sus
cabezas afuera, griten y digan: ¡¡¡¡¡ESTOY MUY MOLESTO, Y NO LO VOY A
SOPORTAR NUNCA MÁS!!!!!”
Reflexión final: … quién diría que este monólogo
data de hace 35 años, ¿verdad? Parece absolutamente actual y plenamente
vigente.
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