Tengo 72 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy catedrática emérita
de la facultad de Psicología y licenciada en Pedagogía. Soltera y con muchos compromisos de los otros. La política
tiene que ser cooperación, trabajar para la mayoría. No
necesito la hipótesis de Dios.
Amor primigenio
En su estudio sobre el amor, la
cooperación y el conflicto, Cómo
construimos universos (Ed. Gedisa), Montserrat Moreno y Genoveva Sastre
parten de los estudios de Lynn Margulis sobre las primeras bacterias que
habitaron la Tierra, y que demuestra que la cooperación y no la competencia fue
la responsable de la evolución. Sus propios estudios experimentales demuestran
que los jóvenes siguen vinculados a una idea romántica del amor, e insisten en
la necesidad de extender en colegios y universidades programas de aprendizaje
en la resolución de conflictos y de conocimiento de nuestros propios
sentimientos: ¿... O estaremos siempre sufriendo por los
conflictos emocionales propios y ajenos¿.
Para llegar a las raíces del amor hay que retroceder hasta los orígenes de
la vida.
¿Las bacterias procariotas se amaban?
Según los estudios de Lynn Margulis cooperaban, se transferían genes, lo
que les permitía sobrevivir en un medio hostil. De esta cooperación primigenia
nace a lo largo de muchos siglos de evolución lo que entendemos hoy por amor. Cooperar es
una necesidad vital.
No es lo que postulaba Darwin...
Margulis suma un matiz al darwinismo, otra mirada: el más fuerte es el que
coopera.
¿Qué añade usted?
Cada uno de
nosotros construye el universo mental en el que habita. La realidad no es lo que ocurre fuera, es lo que ocurre dentro de
nosotros. Para cada cual sólo es real aquello en lo que cree, y sólo es posible
lo que es capaz de imaginar.
¿La única verdad que reconocemos es aquella en la que creemos?
Sí, y se ve muy claro ante un conflicto, que son dos maneras distinta de
interpretar una misma realidad. Si uno no sale de su universo para aproximarse al del otro, es muy difícil
conseguir tener un universo común, y por tanto entrar en armonía.
Intentar lo intentamos todos, o casi...
Desde niños deberíamos aprender a resolver conflictos como se aprende a
resolver problemas matemáticos.
¿Qué debo preguntarme?
Hay que
analizar el propio punto de vista, relativizarlo, y aprender a ponerse en el
lugar del otro.
El amor es amplio.
Cada uno imagina cómo debe ser una relación amorosa, y mentalmente
organizamos modelos que nos parecen los más coherentes y naturales o
“normales”.
La sociedad dictamina lo “normal”.
Sí, y hay culturas actuales que desconocen la paternidad. Los habitantes de
las islas Trobriand, archipiélago al sur de Papúa Nueva Guinea, no asocian el
acto sexual con la reproducción. Según sus creencias, los niños nacen cuando el
espíritu de un antepasado se introduce en alguna mujer.
¿Hombres y mujeres se casan?
Sí, pero el marido no es considerado padre, esa noción no existe. La
autoridad sobre los hijos la ejerce el hermano de la madre.
¿Hay promiscuidad?
Los trobriandeses tienen la costumbre de ir a visitar amigos a otras islas.
Cuando regresan a su hogar tras un año de ausencia, puede que su mujer haya
tenido un nuevo hijo, lo que es un motivo de alegría para él.
Qué simpáticos.
Para la sociedad china mosou no existe el matrimonio. Cuando la hija llega
a la mayoría de edad, tiene derecho a un recinto propio dentro de la casa
materna en el que puede recibir a cuantos hombres desee y tener relaciones
libremente.
¿Y si se encariña con alguno?
Será su preferido, pero él nunca se quedará a vivir en casa de ella, ni
ella se irá a vivir a casa de él. Y si tienen un hijo pasará a formar parte de
la familia de la madre.
¿Quién elige a la matriarca?
El grupo, escogen a la más inteligente, y esta distribuye diariamente el
trabajo de todos. Los hombres mosuo no quieren ni oír hablar de nuestro modelo
de matrimonio, dicen que cuando la pareja no funciona y se rompe, los hombres
se quedan sin familia, sin embargo ellos no.
Parece un buen sistema.
Los masái de Tanzania son polígamos, pero con ciertas particularidades. Los
hombres se casan mayores, cuando ya han cumplido como guerrero con la
comunidad, a partir de los 30 años. Mientras tanto, tienen derecho a ir a
dormir con alguna de las mujeres casadas, y es la mujer la que elige.
¿... Al joven guerrero que le apetezca?
Sí, y si tienen descendencia el marido se queda con los hijos, que son
considerados un bien. Y la mujer que llega al matrimonio con un hijo es más
valorada porque está claro que no es estéril y aporta un hijo al clan.
¿Aceptarán extranjeras?
Hay muchas
maneras de amar, y cuantas más conozcamos, más libres nos sentiremos. Hasta principios del pasado siglo existía en China un tipo de matrimonio
que consistía en casarse con un hombre muerto.
¿Por qué?, ¿para qué?
Había mujeres que trabajaban, se sustentaban y querían ser libres, pero su
sociedad no les permitía la soltería. Sus familias las obligaban a casarse
porque querían tener relaciones con otra familia, entonces se casaban con el
hijo muerto de la otra familia.
Ese sí que no protestaba ni exigía.
Esa modalidad de matrimonio se llamaba “casarse con una lápida”, y tenía
mucho éxito, los difuntos solteros iban buscadísimos. Ya ve, en el mundo actual
y en la historia, existen muchas formas de relación.
¿Qué propone para nuestra cultura?
Para establecer buenas relaciones es necesario superar nuestro
egocentrismo. Permítame que le cite a Confucio.
Adelante.
“¿Por qué la
gente se empeña en buscar otras salidas cuando la puerta está abierta?”.
¿...?
No hay que presuponer
que el otro es lo que yo pienso que es, sino averiguarlo, hablar con la persona
que tienes delante. Pocas veces exponemos nuestra idea frente al otro de una
manera abierta, nos limitamos a reaccionar. Hay que trabajar con uno mismo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada