Victoria Camps, doctora en Filosofía,
catedrática de Ética, premio Nacional de Ensayo 2012.
Tengo 71 años. Barcelonesa. Estoy casada, tengo tres hijos y dos
nietas recién nacidas. Durante 40 años he sido
catedrática de Filosofía Moral y Política de la UAB, ahora estoy jubilada.
La obediencia y el servicio al partido están hoy por encima del servicio
público. Soy agnóstica
Pensar bien
Ha dedicado la vida a
reflexionar sobre la ética y, pese a que me dice que las grandes preguntas
filosóficas no tienen respuesta, me ofrece reflexiones que me sirven para
encajar el momento sociopolítico: "La ética
no consiste en tener un código muy bien aprendido, sino en llevarlo a la
práctica". Savater la resume en tres virtudes: coraje para
vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir. Y Pascal se
remonta a lo esencial: toda nuestra dignidad estriba en el pensamiento.
Esforcémonos, pues, por pensar bien: este es el principio de la ética. Sobre
ella reflexiona en El gobierno de las
emociones (Herder), premio Nacional de Ensayo, y en Breve historia de la
ética (RBA).
Venimos
de la represión de las emociones?
Sí, tenemos un pensamiento
mayoritariamente racionalista. La moral se ha
entendido como la represión de los sentimientos, algo que había que dominar.
Pero
ahora estamos en el otro extremo.
Totalmente. En un mundo en el
que todo está en venta, el canal para vender son las emociones. Es muy fácil
manipular a la gente con un lenguaje que toque la fibra emotiva, y se usa en
política, en el mercado, en los medios de comunicación... Las emociones son importantes, pero no hay
que caer en el culto a la emocionalidad.
Nos
gobiernan.
Nos pueden arrastrar, lo cual
tiene su parte buena porque nos llevan a actuar.
También
puede ser malo.
Sí, el sentimiento es la base
del comportamiento moral. No sólo hay que entender lo que es bueno y lo que es
malo, hay que querer lo bueno y que te repugne lo malo, y eso es una emoción.
Has
de sentirlo.
Sí, es como el fumar, todo el
mundo sabe que es malo, pero el fumador sigue fumando hasta que revierte el
sentimiento: el susto que te provoca un enfisema pulmonar te hace dejarlo. La ética no es
una colección de normas, es una sensibilidad.
¿Por
qué hay tanto corrupto y tanto desvergonzado?
Falta voluntad de hacer las
cosas bien y falta un clima moral social que reconozca a las personas que
cumplen y no a las que no cumplen.
¿Cómo
hemos llegado hasta aquí?
Es una consecuencia de la misma
libertad, del progreso, al tener más posibilidades de elegir, cada cual debe
tener lo que se llamaba fuerza de voluntad para reprimir lo que no se debe
hacer, y más criterio.
Pero
dice la ciencia que la raza humana ha progresado gracias a la cooperación.
Cierto, pero es muy fácil desviar la compasión y la
cooperación hacia "lo que a mí me interesa". El ser humano
es una mezcla de dos tendencias, por una parte es egoísta y por otra benefactor
y compasivo. Equilibrar
los dos aspectos es complicado.
¿La
ética sin sentimiento se convierte en norma de colegio?
Son deberes escritos en algún
sitio, sí. Ahora todo el mundo quiere hacer un código ético: las empresas, los
ayuntamientos, ¿pero para qué sirve un código ético?
¿Para
saltárselo?
O guardarlo en un cajón. Si no existe la
voluntad, que es más sentimental que racional, no sirve para nada.
Igual
lo que nos sobra es individualismo.
Dar valor al individuo ha sido
un gran logro, los derechos humanos son derechos individuales, pero si lo único
que hace el individuo es pensar en sus intereses y olvidarse de los demás, eso es la
negación de la ética.
¿Por
qué es más moral ser justo que injusto?
Esa es la gran pregunta
filosófica, y no tiene respuesta. Platón lo planteaba así: ¿por qué el tirano
(el injusto) es feliz, y el justo es desgraciado?
¿Alguna
conclusión?
Platón hablaba del sufrimiento
del tirano.
Casi
todos los tiranos han muerto felizmente en su cama.
Yo diría que nos hemos
inventado una palabra, justicia, que es positiva, que es buena y no hace falta
darle más vueltas.
¿Cómo
define la ética?
Como el intento de conseguir
que las personas convivan de una forma amable, pacífica y sin destruirse unos a
otros.
La
ética tiene que ver con los demás.
Totalmente. La regla de oro de
la moralidad la inventó Confucio: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti;
eso es la
ética: pensar en los demás.
¿En
nuestras democracias no hemos encontrado el equilibrio entre libertad y
convivencia?
Así es. Por una parte la
libertad es un gran valor pero por otra hay que construir un demos, un pueblo
cohesionado, con objetivos comunes que no favorezcan a una oligarquía en
detrimento de los demás, y encontrar ese equilibrio es lo que falla.
¿Con
qué virtudes se queda?
El catecismo nombraba cuatro
virtudes cardinales, que en el fondo son aristotélicas: la prudencia, la justicia, la fortaleza y
la templanza. En esta crisis las cuatro han fallado, no se ha sido
prudente, no se ha sido justo: hay quien dice que las grandes desigualdades,
ese uno por ciento muy rico frente a una gran mayoría miserable, es una de las
causas de la crisis, y estoy de acuerdo.
¿Y
la fortaleza?
Es la valentía, y ha habido muy
poca para afrontar todo el caos que nos ha ido llevando hasta aquí. Y la
templanza significa moderación, demasiada codicia.
¿Cuál
cree que es la virtud fundamental que debe cultivar un político?
Hoy sin duda el coraje, para
decir la verdad y hacer lo que tienes que hacer pese a las presiones internas,
externas y a la impopularidad.
muy bueno
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