En los 80, se presenta
un modelo de pareja muy "deseado" y con éxito profesional
A principios de 2000
aparecen películas sobre la violencia de género
Dicen
que no hay una relación de causa-efecto entre el cine y la vida, sino que se trata
de una mera correlación: el cine acompaña a la vida. "A veces va
por detrás de ella, otras por delante", asegura Florentino Moreno, profesor de
Psicología Social en la Universidad Complutense de Madrid y experto en
psicología y cine.
Por ello, el buen cine –y el
buen director- está muy pendiente de lo que pasa en la sociedad: lo capta, lo
reproduce y lo envía fuera. Y todo eso, "a través de una pantalla se intensifica".
Y así, son muchas las veces donde el cine, sin darnos cuenta, nos ha
condicionado en algún momento de nuestra vida, incluso reproducimos frases que
jamás llegaron a existir en una película… 'Tócala otra vez, Sam'.
Unas veces, añade el psicólogo Luis Muiño (y autor junto con Moreno
del libro 'El factor humano en la
pantalla', 2003) el séptimo arte copia la vida y otras al contrario. Tanto
es así, que "los
actores comenzaron a fumar en la pantalla cuando el tabaco empezó a estar bien
visto socialmente, pero el hecho de que los del 'Star-System' fumaran con
elegancia acabó convirtiendo esos gestos en parte de los rituales de seducción
en la vida real". El cine además, aporta intensidad emocional a
la hora de hablar de ciertas teorías psicológicas. Las imágenes, la música... todo, asegura,
está hecho para provocar sentimientos y eso es la mejor forma de llegar a la
gente.
Y
¿el amor?, cómo hemos cambiado
También, dicen los expertos,
pasa así con nuestra concepción del amor. Está claro que no hay los mismos
roles (el hombre no es sólo el que toma la iniciativa) ni la misma idea sobre
el amor para toda la vida, las relaciones y el sexo que teníamos hace 20 años.
Por ejemplo, detalla Moreno, 'Love Story' (Arthur Hiller) o 'West
Side Story'( Robert Wise y Jerome Robbins), clásicas películas de amor
de los años 60 y 70, muestran un romanticismo extremo y un modelo ideal de cómo debía de
ser una pareja en aquélla época.
Nada que ver con los años 80,
donde ese modelo cambiaba. 'Nueve semanas y media' (Adrian
Lyne) presenta un prototipo de modelo de pareja muy "deseado" de esa
época donde primaba
el éxito profesional y la independencia de cada uno. A principios de
2000 aparecían películas sobre los malos tratos como 'Te doy mis ojos' (Icíar
Bollaín), ganadora de siete premios Goya, muy representativa de unas relaciones
que no deseamos y que ha influido bastante en la interpretación de lo que es la
violencia de género.
Otra, 'marca de la casa', que refleja,
según este experto, una concepción del amor muy actual del momento en que
viven, la ofrece un tipo de pareja de 'veintitantos- treintaitantos' que no
se decide, que no sabe si casarse o qué tipo de relación llevar, es 'Días
de fútbol' (David Serrano). "Casi todas las películas que han tenido éxito
reflejan el momento histórico en que vivimos", destaca. Tal es
el caso también, añade Muiño, de 'El otro lado de la cama'
(Martínez-Lázaro).
ELEMENTOS
CLAVES
Según explica el profesor de la
UCM, hay
cuatro elementos claves, que tienen que ver con nuestras relaciones
de pareja, dentro de la relación del cine y la psicología.
El cine aporta información. Esto es, la
pantalla ofrece cosas novedosas, y estas puede que las conociésemos o no. Puede
ser nuestra primera aproximación a diferentes tipos de relaciones, vínculos o
distintos comportamientos sexuales. Es una mera herramienta de información.
El cine como modelo. Según Moreno,
el más importante de todos. Esto es, a través de las imágenes cinematográficas vamos cambiando
nuestra conducta, "las modela". Alude por tanto a la
conocida, dentro de la psicología, 'teoría
del aprendizaje social de Bandura', (aprender de los modelos que vemos y
que han funcionado). En el cine es lo mismo, cuando vemos personajes con lo que
nos podemos identificar y si les ha ido bien haciendo determinadas cosas, es
más probable que repitamos esa conducta. Eso sí, matiza: "Nadie
reproduce una conducta que ha visto en el cine que no vaya dentro de su línea
de conducta general".
Legitimación
de los comportamientos. El cine pone el sello de "legitimidad", de "autenticidad"
y de "modernidad"
a los valores actuales que demanda la sociedad y por tanto también a nuestros
comportamientos sexuales y de pareja. Para desenmarañarlo, pone un ejemplo.
Comparar en tres películas la violencia en una pareja dentro de tres
situaciones idénticas pero separadas en el tiempo: 'Un tranvía llamado deseo'
(Elia Kazan), 'Esa pareja feliz' (Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem)
y 'Los
lunes al sol' (F. León de Aranoa). "Ahí te das
cuenta de lo que ha cambiado el mundo y sus valores", confiesa.
'Un tranvía...' ahora no tendría impacto en la sociedad porque lo que sucede y
cómo sucede está deslegitimizado, ya están fuera de la vida cotidiana. El cine
legitima y reafirma lo que ahora es un valor en la sociedad", mantiene.
El
cine nos presenta prototipos. Condensa en una hora media-dos la
vida, lo más potente de la vida de un individuo, de un hecho histórico y
constituye un prototipo, que suelen ser extremos y por tanto contribuyen de
algún modo, explica Moreno, a intensificar determinadas tendencias. No nos
presenta personajes desdibujados- como somos todos nosotros- sino que nos
muestra blancos o negros. "No hay
grises", insiste.
QUE
TOQUE ALGO DE TU VIDA
Después de todo esto,
estaríamos ante la pregunta clave, en la que si tuviéramos una respuesta clara,
todo director tendría la fórmula del éxito. ¿Qué elementos debe tener una película para
que nos influya? Según Moreno, desde el punto de vista psicológico,
tres son las piezas fundamentales: la película debe aportar algo nuevo, que toque
algún elemento
que tiene que ver con tu vida (no se trata de reproducir algo que
hayas vivido, sino de que simplemente, sea cercano) y por último, que el mensaje
de la película esté claro, que no haya ningún tipo de confusión.
Además, hay momentos que son
más proclives a que el cine nos pueda condicionar más o menos. Estos son, según
explica el profesor, los momentos de depresión y aquéllos en los que tienes que
tomar una decisión, donde estás mucho más receptivo a que te influya cualquier
mensaje como forma de ayuda. Así como que son las circunstancias vitales y no
los factores de personalidad lo que hace que una película nos pueda influir más
o menos. A pesar de esto, dice, es raro que alguien admita estar influenciado
por algo. Caemos en lo que la psicología ha denominado como: 'error fundamental
de atribución'. Esto es, creer que nuestra conducta está guiada por factores
internos y la de los demás por las circunstancias que nos rodean. "Pero los medios de comunicación y por tanto el
cine, nos influye más de lo que pensamos", admite.
Y por ello, para finalizar,
propone un pequeño ejercicio: Piensa en las películas claves de tu vida, de tu
infancia, adolescencia, juventud y vida madura y trata de asociarla a por qué
crees que es o ha sido importante. "Aunque no fuera una gran película, por algún motivo
te hizo pensar, reflexionar, darle vueltas a algún asunto o incluso animarte a
hacer algo". Por tanto,
todo depende de las circunstancias vitales de cada uno.
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