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dissabte, 23 de març del 2013

La dependencia afectiva. Walter Riso.


Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente. Cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño desinteresado y generoso, es una forma de capitulación, una rendición guiada por el miedo con el fin de preservar lo bueno que ofrece la relación. Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e implacable hasta convertirse en un anexo de la persona “amada”, un simple apéndice. Cuando la dependencia es mutua, el enredo es funesto y tragicómico: si uno estornuda, el otro se suena la nariz. O, en una descripción igualmente malsana: si uno tiene frío, el otro se pone el abrigo.
“Mi existencia no tiene sentido sin ella”, “Vivo por él y para él”, “Ella lo es todo para mí”, “Él es lo más importante de mi vida”, “No sé qué haría sin ella”, “Si él me faltara, me mataría”, “Te idolatro”, “Te necesito”, en fin, la lista de este tipo de expresiones y “declaraciones de amor” es interminable y bastante conocida. En más de una ocasión las hemos recitado, cantado bajo una ventana, escrito o, simplemente, han brotado sin pudor alguno de un corazón palpitante y deseoso de comunicar afecto. Pensamos que estas afirmaciones son muestras de amor, representaciones verdaderas y confiables del más puro e incondicional de los sentimientos. De manera contradictoria, la tradición ha pretendido inculcarnos un paradigma distorsionado y pesimista: el auténtico amor, irremediablemente, debe estar infectado de adicción. Un absoluto disparate. No importa cómo se quiera plantear, la obediencia debida, la adherencia y la subordinación que caracterizan al estilo dependiente no son lo más recomendable.
Cuatro interrogantes:
  • ¿Eres capaz de pasar momentos sin tu pareja y disfrutarlos?
  • ¿Sientes que tu vida no tiene mucho sentido sin la persona que amas?
  • ¿El desapego es desamor?
  • ¿Una relación dónde pierdas tu autonomía no es una forma de esclavitud socialmente aceptada?


2 comentaris:

  1. Estic tant d'acord amb aquest post! Per experiència sé que és així. I un dia aquella persona et deixa i tu sents morir-te, quan certament estaves morta des de feia temps, però semblava vida mentre l'altre portava el teu pes fins ofegar-se.
    Jo m'he promés que mai més relacions dependents, i espero aconseguir-lo.

    Una abraçada

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  2. Moltes gràcies per la teva aportació Ona i endavant!, no ens deixem ofegar per relacions depenents!

    Una abraçada!

    Joan

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