“Con amor y paciencia, nada es imposible.”
DAISAKU IKEDA
Quien ama de verdad, sabe ser
paciente. Y no digo quien quiere, porque el querer tiende a ser impaciente,
mientras que el amar sabe esperar por el bien del otro. No es lo mismo lo que significa un “te
quiero” (para mí…) que un “te amo”.
Y también, quien es paciente
para bien, sabe amar.
Amor y paciencia son dos de los
grandes ingredientes de la transformación humana.
Cuando alguien planta un árbol
pensando en los que gozarán de su sombra y frutos, ama y es paciente. Su
esfuerzo se centra en el bien futuro de los que gozarán de esa semilla que hoy
se introduce en la tierra y es regada por primera vez.
Cuando alguien persevera y lo
que le mueve frente a la adversidad es el legado que puede dejar a los que
vendrán, ama y es paciente.
Nuestros abuelos, los que
vivieron guerras mundiales y civiles; el terror, la desgracia, la injusticia,
el hambre y la penuria y, a pesar de ello, lo dieron todo de sí tras el
sufrimiento y trabajaron con denuedo para que sus hijos, nietos y demás
descendientes disfrutaran de un confort y bienestar que ellos ni podían
imaginar, amaban y eran pacientes.
Sí, quien ama de verdad practica la paciencia; si me permitís el
juego de palabras, la paz-ciencia, la ciencia de la paz.
Giacomo
Leopardi,
poeta y filósofo italiano del s. XIX dejó escrito este bello pensamiento: “La paciencia es la más heroica de las virtudes,
precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo.” Y es
cierto. También quien ama de verdad carece de toda apariencia de heroísmo.
Amor y paciencia son dos
ingredientes que nos elevan, que nos unen, que tienden a purificar ambientes,
vínculos y existencias.
Quién no recuerda a aquel
abuelo o abuela que, con deliciosa paciencia y amor, nos enseñaba a atarnos los
cordones de los zapatos, las tablas de multiplicar, a jugar a la Oca o al
parchís, a leer nuestras primeras frases o a cuidar el huerto.
Si hiciéramos de éste un mundo
más paciente, viviríamos más los frutos del amor.
Si amáramos más, no tendríamos tantas urgencias que, demasiadas
veces, nacen del miedo, o del ego, que es lo mismo…
Feliz, amante y paciente
semana.
Besos y abrazos,
Álex
¿Cuántos no hemos sentido desesperación por querer que algo pase? La paciencia es una virtud que muy pocos poseen, pero que todos deberíamos
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