Plasmar en un cuaderno o en un blog las vivencias del mundo
emocional, las dolencias o las frustraciones es una buena herramienta que ayuda
a gestionar dichas circunstancias. Hay claves para que resulte beneficioso.
¿Por qué debería escribir un
diario, desnudar mis intimidades en unas páginas en blanco con la amenaza de
que alguien lo abra y lo lea? Es una pregunta que en ocasiones aparece en la
consulta, comenta la psicoanalista Esther
López. No es extraño que quien ande indagando en su mundo emocional, plasme
en ocasiones sus vivencias en un diario. Incluso algunos psicólogos lo sugieren
como un instrumento más del proceso anímico porque ayuda a reordenar la psique.
Pero no resulta fácil exponerse, porque lo que se escribe en la intimidad,
algún día sale a la luz. Aunque desde los últimos años también se va
expandiendo el fenómeno de los blogs en internet, donde hay quien a modo de
diario refleja vivencias íntimas que sacuden a más de un lector. ¿Qué aporta
escribir un diario, sea en la intimidad, sea a la luz pública?.
Algunos expertos no dudan de
los efectos beneficiosos que tiene escribir un diario, no sólo emocionales sino
que aseguran que también hay una incidencia positiva en la salud física.
Según Gillie Bolton, investigadora
del King’s College de Medicina y Arte de
la Universidad de Londres, cuando se está escribiendo un diario "aumenta la confianza en uno mismo, se potencian los
sentimientos de autoestima y motivación para la vida. De alguna manera permite
explorar áreas cognitivas y emocionales que no siempre son accesibles".
Desde el King’s College se asegura que, gracias al diario, "podemos mejorar nuestra salud, es
decir, que no se trata ya sólo de un medio para hacer frente a momentos
difíciles, sino de una herramienta para mejorar sin necesidad de estar mal para
hacerlo. El diario aumenta la capacidad de autocuración del organismo. Quienes escriben un diario superan antes
procesos infecciosos y cicatrizan antes las heridas".
María
Ángeles Molina,
psicóloga, directora y fundadora de Psinergía,
recuerda que en la Universidad de Texas (EE.UU.) se realizaron varias
investigaciones en las que se concluyó que escribir contribuye a reducir el
estrés mental, reforzar la autoestima e incluso el sistema inmunológico.
"En
definitiva, se pueden conseguir beneficios tanto a nivel psicológico como
físico. Se puede llevar a cabo como complemento dentro de un proceso
psicoterapéutico o como una herramienta de autoayuda sin intervención
psicológica". En cualquiera de los casos resulta beneficioso.
En este mismo sentido, Maria Konnikova,
psicóloga en la Universidad de Harvard (EE.UU.), autora de ¿Cómo pensar como Sherlock Holmes? (Paidós), también habla de la
conveniencia de llevar un diario, y explica el caso de una amiga suya que
sufría migrañas desde hacía años. "Con el tiempo empezó a reconocer los primeros
síntomas para irse corriendo a buscar la habitación oscura más cercana y
tomarse una buena dosis de fármacos antes de que le invadiera el pánico".
Esto era así hasta que cambió de médico de asistencia primaria. "Durante la
habitual charla de presentación mi amiga se quejó, como siempre, de sus
migrañas. Pero su nuevo médico, en vez de asentir compasivamente y recetarle
más medicamentos como habían hecho todos los que le precedieron, le hizo una
pregunta: ¿Había llevado alguna vez un
diario de las migrañas? Mi amiga se quedó desconcertada".
Maria Konnikova sigue explicando que cuando se lo comentó, ella también no
manifestó gran entusiasmo con este nuevo enfoque. Pero como no tenía nada que
perder aconsejó que siguiera adelante con la propuesta del médico. Los
resultados asombraron a las dos porque tuvo sus efectos positivos, no de manera
absoluta, pero sí al menos empezó a controlar algunos desencadenantes. No fue
por arte de magia, no. Sencillamente el médico le sugirió que anotara sobre
todo las horas de inicio de la migraña, la hora de cese, signos de alerta,
horas de sueño, qué había comido ese día, qué había bebido… y algunas otras
indicaciones. Pronto descubrió que en su caso tomar té negro, comer queso,
dormir poco o beber alcohol, además de las situaciones estresantes, antecedían
la crisis. "No
todo el mundo padece migrañas –comenta Maria Konnikova– pero todos
hacemos elecciones, tomamos decisiones, le damos vueltas a problemas y dilemas,
y lo hacemos cada día".
La psicóloga Jennifer Delgado comenta el resultado
de otra investigación realizada por el actual responsable del departamento de
Psicología de la Universidad de Texas, James
W. Pennebaker. "Corría el año 1994 cuando un empleado que llevaba
más de 30 años trabajando en una empresa de ingeniería electrónica entró en la
oficina de su jefe. Este le agradeció el tiempo y el esfuerzo dedicado y le
regaló un bolígrafo rosado. Cien personas más pasaron el mismo ritual de
despido. Posteriormente, el psicólogo James W. Pennebaker se las ingenió para
reclutar a más de la mitad de estas personas para realizar un sencillísimo
experimento que se extendió durante varios meses". Pennebaker,
según cuenta Jennifer Delgado, jamás había trabajado con un grupo de personas
tan hostiles y amargadas. El psicólogo le pidió a cada uno de los participantes
que pasasen 20 minutos de su día escribiendo en un diario. Algunas personas
fueron instruidas para que escribieran qué hacían en el día, un segundo grupo
para que escribiera sus sentimientos acerca de su cotidianidad y la pérdida del
trabajo, mientras que a un tercer grupo no se le brindó ninguna instrucción.
Curiosamente, las personas que pertenecían al segundo grupo (aquel que fue instruido
para escribir en el diario sus sentimientos acerca de la pérdida del puesto)
mostraron una recuperación emocional notable en relación con sus compañeros de
despido; pero, además, más de un cuarto de ellos encontraron un nuevo empleo si
bien casi todas las personas pasaron el mismo número de entrevistas. "Desde
este momento, se han desarrollado un gran número de investigaciones que
demuestran el papel terapéutico de un lápiz", añade Jennifer
Delgado.
María Ángeles Molina detalla
estos beneficios. Por una parte, quienes se deciden a crear su propio diario
terapéutico se
regalan un espacio y tiempo para posibilitar la introspección, con
lo que a la larga "ganan en autoconciencia,
autoconocimiento y autoestima, además de incrementar la comprensión hacia sí
mismos". Esta experta asegura que escribir un diario
proporciona un mayor compromiso respecto a los procesos que cada uno haga sobre
sí mismo, se
tienen más presentes los cambios, los descubrimientos, los esfuerzos. También
"amplían la perspectiva y generación de alternativas
ante la propia situación problemática". A nivel práctico,
Molina asegura que, en definitiva, cuando se está escribiendo un diario, "se permite uno mismo ventilar emociones,
sentimientos y pensamientos que, de otra forma, se repiten una y otra vez de
forma circular. Emergen nuevos asuntos o aspectos que aportan más
claridad".
"Pero, como puede presuponerse, todo no es válido", explica
Jennifer Delgado. Existen ciertas reglas para lograr que sea realmente
terapéutico. "En
primer lugar es necesario escribir sobre
aquellos hechos negativos que nos perturban y que no deseamos contarle a nadie
más, que pueden variar desde la pérdida del trabajo, una mala relación
interpersonal o las dudas sobre la identidad. En segundo lugar debe describirse el problema y las experiencias
relativas al mismo ya que generalmente este ejercicio facilita un cambio de
perspectiva en la comprensión del problema y en la vivencia del mismo".
En este sentido, Delgado cita una investigación realizada en el 2006 por Sonja Lyubomirsky, profesora de la
Universidad de California Riverside, donde participaron un total de 96
personas. En este caso sólo se presentaron efectos positivos en aquellas
personas que escribían focalizados en sus experiencias negativas, le dedicaban
una media de 15 minutos diarios a este ejercicio, dejaban que las palabras
fluyeran sin preocuparse por la ortografía o la gramática y se centraban en sus
sentimientos más profundos sobre los hechos.
Los expertos coinciden que,
ante estas vivencias, sería bueno tener en cuenta las siguientes preguntas en
el momento de escribir un diario: ¿qué sucedió?, ¿cómo me siento al respecto? y ¿por qué me
siento así? Tal vez por eso proliferan los blogs personales que se
crean ante la vivencia de una enfermedad dura como el cáncer u otras
situaciones igualmente impactantes. En el caso de los blogs autobiográficos,
algunos estudiosos del tema, como María
Luisa Helen Frey Pereyra, comentan que cuando hicieron una encuesta sobre
los contenidos de los diarios íntimos expuestos en un blog, algunos encuestados
reconocían que cuando son cuestiones personales puede haber autocensura, porque
la mayoría de los lectores les conocían. Y que cuando querían contar algo
íntimo hacían algunas alteraciones. "Hay blogs que hacen un uso regular, aunque no
necesariamente generalizado, de la autoficción", explica Frey.
Aun así, hay blogs donde el autor desnuda su mundo emocional y lo expone sin
reparos, blogs que plasman experiencias personales de superación a modo de
diario íntimo. El
beneficio es doble, para quien lo escribe y para quien lo lee. Sólo
hay que atreverse.
Para empezar a llevar un diario
íntimo José María Vicedo, que ha
creado un club de superación personal, aconseja responderse a algunas preguntas
como: ¿qué
he conseguido hoy?, ¿qué he aprendido? ¿cómo he ayudado a otros?, ¿qué he
conseguido en el trabajo?, ¿cómo he pasado el tiempo con mis seres queridos?
Y María Ángeles Molina ofrece
algunas claves que tener en cuenta para empezar (véase texto adjunto). Sólo
queda realmente empezar.
Recomendaciones para escribir
un diario
1. Hazte con un cuaderno lo suficientemente
grande como para ir incluyendo tus anotaciones, fotos, cartas (que
no se envían), recuerdos, dibujos…
2. El objetivo no es crear una
obra de arte, sino darnos la oportunidad de expresar, liberar lo que
llevamos dentro.
3. Busca un momento del día en
que puedas sentarte a escribir sin interrupciones (apaga móvil,
televisión,… y avisa en casa de que vas a estar ocupado para evitar
distracciones).
4. Escribe en el diario regularmente,
de forma constante. En caso de que estés siguiendo un proceso de
terapia, después de cada sesión (y en un plazo máximo de 24 horas) es
importante recoger la experiencia, lo que se ha movilizado, aquellas cosas de
las que te has hecho consciente...
5. Puedes llevar al papel los sueños que
te resulten interesantes. Hay personas a las que les es útil tener
un papel y lápiz sobre su mesilla de noche, evitando así la pérdida de detalles
y la fidelidad del mismo. Posteriormente, se pueden trabajar para revelar el
mensaje implícito.
6. Si te propones metas u
objetivos, es importante que seas muy concreto con respecto a qué quieres conseguir,
cuándo, cómo, dónde, qué hacer para lograrlo... Las frases
utilizadas para marcarte metas han de estar redactadas en positivo. Por
ejemplo, sustituiremos "yo quiero dejar mi trabajo actual" por
"yo quiero trabajar como veterinaria" o "no quiero fumar"
por “quiero mejorar mi salud física". El objetivo que te propongas ha de ser realista.
7. Es importante no perder la
espontaneidad, la creatividad, concederse la libertad de expresión.
8. Utiliza la primera persona
del singular: esto nos ayuda a hacernos responsables de nuestras
propias acciones, pensamientos... El objetivo no es escribir sobre mí, sino desde mí.
9. No interpretar ni juzgar. No
estamos transcribiendo un juicio sumarísimo de nosotros o de otros. El dejar
libre paso a las experiencias presentes, sin juzgarlas ni criticarlas, es algo
imprescindible para integrar las diversas partes de nuestra personalidad. Del
mismo modo, al intentar interpretar nuestra realidad, lo que hacemos es
racionalizar nuestra propia experiencia: me pierdo en hipótesis para no sentir
lo que hay en este momento.
10. En ocasiones, nos puede ser
de mucha utilidad transformar nuestras preguntas en afirmaciones.
Por ejemplo, en lugar de preguntarme "¿soy homosexual?", puedo
afirmarlo: "Soy homosexual". De esta manera, podemos tantear cómo nos
sentimos al afirmarlo, qué me suscita, me aporta información sobre posibles
miedos, bloqueos, juicios... Nos proporciona una oportunidad de actualizarnos, en
lugar de cuestionarnos.
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