Tengo 39 años, edad provecta en
matemáticas. Soy francés y federalista europeo. Tengo
un hijo y no le enseño; nos maravillamos juntos del universo. Debemos agradecer más a los ingleses que nos liberaran de
Hitler. Colaboro con la Barcelona Graduate School of Mathematics
AL ABRIGO DEL TALENTO
La Barcelona Graduate School of
Mathematics acaba de fundarse en el Institut d'Estudis Catalans. Tras su
disertación, Villani yace en horizontal sobre un banco del jardín junto a su
copa de cava. Para su microsiesta bajo el sol no ha prescindido ni de su abrigo
con araña gigante ni de su corbata ascot. A su alrededor, vacía sus copas lo
más granado de la matemática barcelonesa, que volverá luego a diseminarse por
cátedras de todo el mundo. No llevan arañas, pero en sus concentradas miradas
se advierte una inquietante desviación cognitiva de la media al alza. Y una
curiosa profusión de jerséis y chaquetas, que no parecen sobrarles ni a sol ni
a sombra.
Por qué lleva esa araña en la solapa?
Porque provoca una respuesta
emocional en quien la ve que me permite entablar conversaciones y superar
cualquier timidez inicial.
¿Le preguntan por su araña?
Mucha gente. Gracias a ella, el
otro día conocí al compositor Philip Glass en el avión.
¿Y su corbata? ¿Es una chalina?
Es una ascot.
¿Y también le paran por su corbata?
En Francia, sí, y me piden
autógrafos por la calle, porque algunos matemáticos son famosos allí. París es
la capital matemática.
Otro medalla Fields, David Mumford, me
dijo que si el cole enseñara un fácil polinomio, evitaría hipotecas subprime.
Yo carezco de esa fe en el
raciocinio humano. Por mucho que enseñáramos el polinomio, la gente seguiría
siendo estafada.
Al menos serían estafas menos burdas.
Al ser humano le cuesta razonar, pero aún más actuar según lo
razonado. Aun cuando haga el esfuerzo de pensar, prefiere dejarse llevar por la
emoción más fácil.
¿En qué sentido?
Los humanos no tendemos
a creer lo que nos dice la razón, sino a nuestro ego. Por eso se
repiten los ciclos de euforia y depresión y banqueros y clientes se equivocan
una y otra vez. Sepan o no las fórmulas.
Las burbujas está claro que se
repiten.
Porque las personas pueden
razonar, pero actúan antes movidos por sus emociones que por las pruebas
racionales de la lógica.
¿Las matemáticas ayudan a razonar?
Al menos ayudan a elaborar
modelos racionales para justificar lo que nuestro ego cree irracionalmente. Por
ejemplo, la mayoría de los modelos económicos, que son muy racionales, asumen
el supuesto de un crecimiento anual del dos o tres por ciento.
Solo son modelos.
Pero absurdos: lo lógico es que
haya años en que una economía no crezca o decrezca.
Es otro punto de vista.
¿Lo ve? La lógica es
antinatural y la razón, contraintuitiva. Si viera los desvaríos que me envían
algunos matemáticos...
Le creo.
En su caso, lo interesante es
que elaboran auténticas tonterías, como uno que relaciona óvalo del rostro e
inteligencia, pero argumentadas con un gran aparato matemático lógico. Y se
creen grandes descubridores.
Si no hacen daño a nadie...
Por eso también hay religiones
que predican auténticas locuras más allá de toda lógica, y sin embargo se
expanden con velocidad irracional por todo el planeta como jamás logró ninguna
disciplina científica.
No es menos cierto.
Por eso creo que las
matemáticas no son naturales y hay que enseñarlas maravillándose: desde el
misterio. Ese
sentimiento mágico sortea las defensas naturales de los cerebros infantiles,
que, en principio, se resisten a razonar, como los de todos los humanos.
Parece sabio.
No enseñe el mundo a los niños; maravillese ante el mundo con
ellos y aprenderán.
Tomo nota
Pero olvídese de enseñar
matemáticas como si fueran fáciles. No lo son; exigen esfuerzo y punto. Más
esfuerzo que aprender una canción o escuchar un cuento.
Pero estamos usándolas siempre.
La operación matemática más
habitual en nuestra vida es el cálculo de probabilidades. Pero solemos
resolverlo con una conjetura intuitiva más que con cálculo formal.
¿Qué decide más en nuestras vidas; la
voluntad o el azar?
Se mezclan en nuestra
existencia de forma compleja y poco cuantificable. Sin calcularlo, yo diría
ahora mismo que deciden en una proporción del 50 por ciento.
¿Y si aprendes a usar las matemáticas?
Puedes conseguir muchas cosas.
Tengo amigos que se han hecho ricos calculando probabilidades en bolsa. Pero no
estoy tan seguro de que valga la pena dedicar la vida al dinero. Yo con lo que
gano como profesor y director del Poincaré tengo lo necesario.
Pero he leído que pide usted macho.
No para mí: pido diez millones
de euros para el Gran Museo de las Matemáticas.
¿Pide usted alguna cosa más?
El nacionalismo excluyente y
chovinista es una regresión tribal contraria a la razón y la lógica. Por eso,
soy vicepresidente de la asociación federalista europeísta. Y, aunque el
proyecto europeo esté ahora atascado, sigo siendo un federalista europeo
convencido.
Debe ser usted de los pocos en
Francia.
Francia concibió la idea de
Europa: Montesquieu la soñó y Víctor Hugo fue el primero en hablar de los
Estados Unidos de Europa; y luego, Monet y Schumann... Y a los ingleses, que
dudan si quedarse en la UE, hay que darles amor con la razón iluminadora.
¿A qué se refiere?
Los europeos no les reconocemos
lo suficiente que sólo ellos, los británicos, nos salvaron de Hitler. Hay que
decírselo más.
¡Gracias, británicos y británicas!
O tenemos todos igualdad de
derechos y deberes desde la diversidad de identidades en Europa o avanzamos en
el sentido contrario: y volveremos a las guerras.
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