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dimecres, 18 de setembre del 2013

¿CUESTION DE SUERTE? - Isabel Larraburu. Magazine de La Vanguardia.


La buena y la mala suerte se suceden en la vida de una persona. Su percepción es muy subjetiva, e incluso quien crea que tiene mala suerte debería examinar si no le favorece que esa vez las cosas no le salgan bien.


Que la buena/mala suerte está ligada a las esperanzas no ofrece duda. Y además existe la subjetividad, que depende de la expectativa: recibir 400 euros puede significar buena o mala suerte según lo que se esperara. Pero parece evidente que mala y buena suerte se solapan continuamente y se van sucediendo a lo largo de la vida. El problema parece surgir cuando una persona se identifica con cierto tipo de comportamiento del destino: hay quien cree tener mala suerte.
¡Ojo con las profecías, porque tienden a cumplirse!. La razón no tiene por qué ser de origen cósmico, ya que todo el repertorio de pensamientos, emociones y conductas de esas personas sin suerte está teñido de inacción y negatividad. A algunos damnificados por una catástrofe se les ha oído decir que habían sido afortunados por estar con vida, aunque lo habían perdido todo. Interesante percepción que ratifica la hipótesis de que, al igual que la felicidad y el bienestar, la conciencia de ser afortunado descansa sobre bases más subjetivas que objetivas. La suerte, buena o mala, está ligada a cómo se mire.

Mala suerte, buena Suerte, ¿quién sabe?
Si una persona repasa su vida, ve que aquello que creía mala suerte devino finalmente una bendición disfrazada y la suerte acabó siendo un grave traspiés. Así, quién sabe si no se debería desear con tanto anhelo cosas, personas o hechos que, de antemano, es imposible saber si serán premios o castigos en la existencia.
Hay concepciones distintas entre los estudiosos de la mente sobre si se puede atraer la suerte buena o si hay que aceptarla como venga. Son las versiones clásicas de la psicología occidental –que potencia el control personal sobre los eventos– y la psicofilosofía oriental –que fomenta el espíritu zen, fundamentado en la erradicación del deseo y en la aceptación de la realidad sin autoengaños–. La psicología cognitiva de última generación ha incorporado algunos conceptos orientales y tiende a promover una mayor tolerancia de la realidad.
Un anciano labrador tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó. Cuando los vecinos se acercaron para lamentar su desgracia, el labrador, replicó: 
- “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?”. 
Una semana después, el caballo volvió trayendo consigo una manada de caballos. Los vecinos felicitaron al hombre por su buena suerte, pero este respondió: 
- “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”. 
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo lo consideró una desgracia. El labrador se limitó a decir: 
- “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?”. 

Una semana más tarde, el ejército llegó al poblado y reclutó a todos los jóvenes que se encontraron en buenas condiciones. Al hijo del labrador con la pierna rota lo dejaron. Esta es, abreviada, una parábola de Anthony de Mello, narrada al final de su libro Sadhana, un camino de oración. Enseña que la historia puede ser interminable y que la ilusión de control puede quedar muy mal parada. Sólo el paso del tiempo ofrece en realidad una respuesta.
Un dicho reza: “Hay quien nace con estrella y hay quien nace estrellado”. Según el psicólogo británico Richard Wiseman, autor de The Luck Factor (el factor suerte), esto no se corresponde con la realidad. La suerte puede ser una aptitud adquirida y no necesariamente innata.
Wiseman ha realizado experimentos científicos para demostrar que la buena suerte es una habilidad y sostiene que sus recomendaciones tienen una base científica. Los psicólogos siempre habían considerado que la suerte no podía ser abordada desde la ciencia, pero él afirma que si tantas personas se consideran con mala o buena suerte, no puede ser un fenómeno tan dependiente del azar. De algún modo, cree, que las personas afortunadas tienen la capacidad de crear oportunidades.

Así, identificó cuatro principios entre los afortunados:
1. Están abiertos a nuevas experiencias y rompen sus rutinas habituales para obtener sus objetivos. Están tan relajados y atentos que pueden ver todo el abanico de oportunidades y no se ciñen sólo a lo que buscan. Pueden cazar al vuelo las ocasiones.
2. Confían en su intuición, escuchan sus corazonadas y actúan muchas veces acorde con ellas.
3. Se visualizan a sí mismos teniendo suerte antes de que sucedan las cosas. Poseen la habilidad de crear y fijarse en las buenas ocasiones ya que tienen expectativas positivas.
4. Son más resistentes ante la mala suerte y, al adoptar una actitud flexible, saben transformar la suerte mala en buena.

La lectura científica
Wiseman señala que muchas personas que se consideran afortunadas no son conscientes de las causas de su buena suerte. La manera de pensar y actuar es la verdadera responsable. Por un lado, la ansiedad podría tener su influencia; los que no tienen suerte están más tensos y eso les impide darse cuenta de lo inesperado. Como resultado, pierden buenas ocasiones porque están demasiado enfocados en buscar otra cosa. Por ejemplo, leen los anuncios para encontrar determinado tipo de trabajo y no se fijan en distintos tipos de trabajo que podrían ser buenos.
Las personas que se consideran afortunadas, en cambio, reflejan, según este estudioso, una actitud ante la vida que les hace desplegar un repertorio adecuado de comportamientos y pensamientos necesarios para atrapar las situaciones ventajosas. En opinión de Wiseman, son incapaces de ser afortunadas las personas a las que place su condición de desafortunadas y las que no están dispuestas a trabajarse la suerte.

Buscar la oportunidad o crearla
Otro predicador, como Wiseman, de la buena suerte creada por cada uno es el escritor, consultor y conferenciante Àlex Rovira. Con Fernando Trias de Bes, escribieron un libro, La buena suerte (Ed. Empresa Activa), que se tradujo a 38 idiomas y del que se vendieron cuatro millones de ejemplares. En forma de fábula para empresarios, los autores elaboraron un decálogo para preparar las circunstancias para optimizar la buena suerte:
1) Es necesario que la persona cree su buena suerte. La suerte, en general, no dura mucho tiempo, pero la buena suerte, la que nace de la responsabilidad sobre la propia vida, dura siempre, porque la crea uno mismo.
 2) Hay muchas personas que quieren tener buena suerte, pero son pocos los que deciden ir a por ella. Siempre hay más gente dispuesta a invertir en los juegos de azar que la que se propone trabajar para sacar una idea adelante.
3) Es fundamental fijarse y aprender de los errores. Si uno no tiene buena suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las mismas de siempre y es conveniente crear otras nuevas. El error es la base del cambio.
4) Se debe ser generoso. Preparar las circunstancias de la buena suerte no es buscar solamente el beneficio propio, es también crear las circunstancias para que otros ganen, así se consigue atraer la buena suerte.
5) No hay que dejar nada para mañana.
6) Hay que buscar en los pequeños detalles. Los grandes genios han sido aquellos capaces de hacer algo nuevo con lo que era evidente.
7) No hay que preocuparse por el azar. A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les parece absurdo. A los que crean circunstancias, el azar no les preocupa.
8) La buena suerte no se vende.
9) Es necesario ser paciente y perseverante. Para que la buena suerte llegue se debe confiar y tener fe en lo que se hace. La fórmula mágica es: imaginación por deseo igual a realidad. Imaginar da mucha energía y activa los mecanismos de percepción. Además, la fe tiene mucho que ver con la capacidad de anticipar el resultado.
10) Crear buena suerte es preparar las circunstancias para la oportunidad, que siempre está ahí. El mundo está lleno de oportunidades, pero hay que buscarlas.


http://www.isabel-larraburu.com/

2 comentaris:

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  2. Sí,si que quant penses en coses de passat veus que coses que et van semblar que no aniria bé, després han estat afavoridores i moltes vegades, res del que m'havia imaginat.
    petons
    Demà divendres!!

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