Tengo 67 años y sigo
aprendiendo, pero jamás aprenderé a jubilarme. Soy
un judío neoyorquino sin religión. Tengo dos hijos y cuatro nietos:
¡cuánto me enseñan! Me he casado dos veces, pero
con la misma mujer. Aprender nunca es aburrido, pero muchas clases
suelen serlo.
APRENDER ES HACER
Suiza, Austria, Alemania y
otros países prósperos han potenciado en su educación la techné (cómo hacer) frente a la episteme
(conocer). Suiza siempre ha tenido un porcentaje bajo de universitarios
comparado con otros países ricos. Y es que la educación de calidad siempre
genera prosperidad, pero no siempre el aumento de licenciados (véase Egipto o
Marruecos) enriquece a un país. Tras dirigir la Educación On Line de la
Universidad de Columbia, Schank convierte formación académica en empleo:
¡cuánta falta nos hace! Colabora con La Salle-XTOL Masters en formar a
distancia a licenciados en paro hasta que se convierten en flamantes
profesionales de la era digital.
¿Cómo sabe usted que alguien ha
estudiado en Harvard?
¿Estilo? ¿Carácter?...
Lo sabe porque él se lo dice.
¿Y si no lo dice?
Nadie se entera, porque los
egresados de Harvard son iguales que los de otras muchas universidades. Y si
sigue durante décadas las carreras de una promoción de Harvard -como se ha
hecho-, comprobará que la vida los va situando en una discreta medianía.
La universidad son también contactos.
Y Harvard es eso sobre todo,
como Yale o Stanford, donde yo he estudiado y he enseñado: nacieron para
reservar los puestos clave de la sociedad a los hijos de quienes los ocupaban.
Educar era su modo de seleccionar.
Algo habrán enseñado también.
¡Por supuesto! Y hoy están más
abiertas a minorías y son más meritocráticas: la nota determina cada vez más el
acceso. Y así se pierden mucho talento. Porque quien saca mejores notas no es el mejor, sino sólo
el mejor sacando buenas notas.
Pero algún criterio han de usar...
¿Para seleccionar? Creo que ya
hemos superado ese estadio educativo. Hoy las tecnologías nos permiten enseñar
sin segregar. Educar a todos, aunque a nuestras universidades no les guste.
¿Sabe qué me contestaron en la Universidad Carnegie Mellon cuando lo dije?
¿...?
Que ellos no querían enseñar
como quien vende McDonald's; ellos querían formar un puñado de líderes con el
espíritu Carnegie... Y yo lo que quiero es todo lo contrario: enseñar a
millones de personas a aprender hasta dar lo mejor de sí mismas.
Aprender requiere esfuerzo,
repetición, memoria, sacrificio, método...
Aprender no requiere sufrimiento, la escuela sí. Aprender no
es necesariamente aburrido, un aula sí. Un tipo hablando durante horas es
naturalmente aburrido. Un tostón.
No pain, no gain (sin esfuerzo no hay
ganancia).
De acuerdo, pero ¿quién dijo que
el esfuerzo debe ser deprimente? ¿Le gusta jugar al fútbol? ¿Y no
suda y se esfuerza jugando?
Pero es un esfuerzo placentero.
Lo que ni es placentero ni
enseña es aguantar rollos en un aula. A ver: ¿qué prefiere usted si su piloto
en un avión enferma?, ¿que le sustituya alguien que ha aprendido a volar en un
simulador u otro que ha aprendido Teoría del Vuelo en una facultad?
A caminar sólo se aprende andando.
Y si le digo que me gano la vida
dando conferencias, ¿me pide que le dé una o sigue charlando conmigo con
preguntas y respuestas?
El diálogo enseña más que el sermón.
Porque los humanos somos seres
conversacionales. ¿Y sabe por qué hablamos?
¿Para hablar y escuchar?
¡Qué va! Apenas escuchamos a
los demás.
Ahí le doy la razón sin matices.
Hablamos porque hablar nos hace
más inteligentes al obligarnos a pensar por nosotros mismos. Hablar y pensar
son una misma acción. Y sólo atendemos lo que dice el otro cuando acompaña
nuestro discurso.
Lo que mola más es que te escuchen.
Porque te da control de la
situación. Por eso ver una conversación en la tele suele ser aburrido y, en
cambio, quienes hablan disfrutan. La entrevista escrita es otra cosa.
¿Por qué?
Porque da el control al lector
puede saltarse preguntas e ir sólo a lo que le interesa. Estamos evolutivamente programados para
retener lo útil, lo que nos permite adaptarnos a los desafíos del medio. Y
también por eso soñamos, para aprender a vivir.
¿Los sueños son lecciones de vida?
Los sueños son hipótesis Virtuales de cuanto puede sucedernos
despiertos.
Son simulaciones de la vida que nos permitirán anticiparnos cuando algo suceda
y aprender a sobrevivir. Cuando vemos o nos cuentan que hay monstruos, solemos
soñar después con ellos y así aprendemos a huir si nos sale uno real.
¿El sueño es un simulador de la vida?
Es nuestra manera natural de aprender. Pero fíjese
en que no son una clase de Huida del Ogro, sino una simulación de huida en la
que las sensaciones son reales. Enseñar debe seguir el mismo proceso y aprender debe
ser como volar con simulador: es hacer y no estudiar. Por eso, lo
mejor de muchas carreras son las prácticas.
Cada vez hay más universitarios.
Pero la universidad sigue
acomodada en formar académicos en vez de profesionales.
¿Cómo se aprende?
Tenemos necesidades y, para
cubrirlas, objetivos; y para alcanzarlos hacemos pruebas: intento y error;
error; error... Hasta que empiezas a acertar. Sin fallos no se aprende, porque el
aprendizaje se consolida precisamente en el diálogo interno para reconocer,
admitir y corregir el error. Quien no siente cada fallo no está
aprendiendo.
¿Y el profesor?
Un mentor incentiva y acompaña,
pero nada
sustituye a la propia experiencia.
Hay cosas que no se enseñan, se
aprenden.
No basta con explicar algo a
alguien; ese alguien tiene que equivocarse mil veces intentando hacerlo como el
mentor. Por
eso, aprender, en parte, es imitar.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada