¿Tiene
estrés en su trabajo? Tranquilo/a. Pertenece al 10 por ciento de la población
adulta mundial que sufre este problema, según la Organización Internacional del
Trabajo (OIT). La cifra se eleva considerablemente en los países
industrializados. Se calcula que en Estados Unidos el 43 por ciento de los
profesionales sufren sus efectos y que un millón de trabajadores se ausentan
diariamente del trabajo por este problema, según la American Institute of
Stress. Parece que será la enfermedad estrella del siglo XXI. Sin embargo, los
científicos que disfrutan tanto cuestionando lo establecido se preguntan: ¿Y si en sí
mismo no fuera tan negativo? ¿y si lo que importa es la percepción que tenemos
del mismo? Dicho y hecho. A continuación, presentamos dos estudios que
aportan nuevos datos a algunas de nuestras tradicionales creencias.
Keely McGonial, especialista
en Psicología de la Salud y profesora en la Universidad de Stanford, ha
estudiado este tema y ha llegado a una conclusión importante: la percepción
positiva del estrés nos protege de los efectos negativos del mismo.
La idea inicial del estudio era vincular el estrés y la mortandad. Para ello,
hizo un seguimiento de 30.000 adultos estadounidenses a lo largo de ocho años.
Al comienzo del análisis preguntó a los participantes cuánto estrés habían
experimentado a lo largo del último año y si creían que este era malo para su
salud. Tras esta pregunta, utilizaron los datos públicos para analizar la
mortandad del grupo y estudiaron la asociación entre mortandad y estrés. Por
supuesto, los resultados volvieron a arrojar la misma conclusión: las personas
que habían experimentado mucho estrés en los últimos doce meses tenían más
probabilidades de morir de aquellos que lo habían sufrido, pero (y he aquí el
punto revelador) esa relación se daba únicamente en aquellas personas que creían que el
estrés era malo para su salud. Por el contrario, aquellos que vivían
mucho estrés pero no lo entendían como algo negativo, no solo no tenían menos
probabilidades de morir sino que además, registraban menos riesgo de mortandad
de todo el estudio. No está mal. Así pues, la percepción que tengamos del estrés pueden
determinar el efecto de tenga en nosotros. Y si profundizamos en
este hallazgo, encontramos otra conclusión interesante. En la medida que seamos
capaces de variar nuestro modo de entender el estrés, podremos protegernos de
sus efectos negativos en la salud. Una vez más, el poder de la mente no deja de
sorprendernos.
Investigadores
de Harvard University fueron más
allá y se hicieron la siguiente pregunta: ¿Y si el cambio en nuestra percepción supusiera un cambio
en la reacción física de nuestro cuerpo? En este caso se formó a los
participantes en los efectos positivos del estrés antes de ser sometidos a una
prueba de estrés social. Se les explicó en qué consistía, su utilidad para
afrontar determinadas situaciones, cómo la aceleración de los latidos del
corazón nos prepara para la acción y cómo la respiración acelerada aumenta la
cantidad de oxígeno que llega a nuestro cerebro. Pues bien, después de aquella
formación y de la prueba de estrés social se comprobó que los participantes que
habían sido instruidos previamente mostraron menos respuestas físicas de
ansiedad y más confianza en ellos mismos. ¿Qué había ocurrido? Que la formación
ayuda a tener una percepción más positiva del estrés, lo que nos protege
incluso de sus efectos.
En
definitiva, puestos a escoger, nadie querría estrés en sus vidas pero si lo
estamos viviendo, además de las técnicas que podamos hacer para reducirlo, tendríamos
que añadir una más: la percepción que tengamos del mismo. Como se ha comprobado, en la medida que
tengamos una visión más amable, estaremos más protegidos de sus efectos.
Fórmula:
El estrés no es positivo para la salud pero podemos modificar
sus efectos en la medida que cambiemos la percepción del mismo.
Recetas:
La
percepción que tenemos sobre los acontecimientos define en gran medida cómo
estos nos afectan. Así pues, ¿qué significa el estrés para ti? ¿Qué percepción tienes
del mismo?
El
estrés tiene un lado amable en la medida que nos protege. Cuando más conozcamos
la parte beneficiosa del mismo, más podremos amortiguarlo. Por ello, ¿cuánto conoces
de sus efectos?
Y,
por supuesto, como es obvio, en la medida que podamos reducirlo en nuestro día a día
más calidad de vida tendremos, para ello una gestión adecuada de la
agenda personal es un primer paso para evitar un estrés innecesario.
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