¿Estás bloqueado en un trabajo que no
deseas? ¿Tienes una pareja con la que te estás marchitando? ¿Quieres estudiar y
crees que se te ha pasado el arroz? ¿Te gustaría decir que NO más a menudo?
¿Quieres esforzarte para alcanzar tu sueño? ¿Estás bloqueado? ¿Miedo, ansiedad,
vergüenza, frustración, fracaso? No importa lo que sientas. Importa lo que hagas.
Lo que nos
bloquea no es el miedo, sino dejar de actuar. Para pasar al modo
acción:
1. Aíslate. No hay nada como alejarse de
todos los distractores para que el cerebro pueda pensar sin presión. Pensar en
lo que quieres hacer y cómo lo quieres hacer requiere tiempo. Si no te sientes
bien con el tipo de vida que llevas, necesitas pensar, y para poder hacerlo con
claridad, cuantas menos interrupciones tengas, mejor. Aislarte puede ser cosa
de una mañana, un fin de semana o incluso unas mini vacaciones solo. No tengas
miedo a la soledad, nadie te va a juzgar por ir sin compañía por la playa,
nadie va a pensar "anda, mira este hombre solo". La libertad de estar solo, sin que nadie
dependa de ti por un tiempo, sin tener que hacer una llamada ni dar
explicaciones, es muy placentera.
2. Escribe. Al estar aislado -y cuando
digo aislado me refiero también al contacto con el teléfono-, brotarán cientos
de ideas, palabras e imágenes en tu cabeza. Fantasea con ello, deja que tu
cerebro hile una idea con otra, imagina cómo sería una vida diferente, qué
tendrías que hacer, en qué tendrías que formarte, qué tipo de contactos
necesitas, etc. Anótalo todo en una libreta para que luego puedas darle forma. El cerebro
consigue ser creativo cuando le damos tiempo y espacio para pensar.
Si está sobreestimulado con los mensajes que tiene que contestar y ocupado
leyendo todo lo que pone en las redes sociales, le bloqueas la imaginación.
3. Tienes una varita mágica. Imagina que
puedes hacer magia, que puedes pedir deseos. ¿Qué pedirías a nivel personal,
profesional, de pareja, familiar y social? La mayoría de personas fantasean con
lo que harían si les tocase la lotería, y cuando escriben sobre papel cómo
sería su mundo ideal, resulta que está más cerca y más a la mano de lo que
ellos imaginaban.
4. Pide consejos, pero no decidas en función
de los deseos de los demás. Pedir consejo a personas sensatas es una forma de
ampliar tu horizonte y valorar tu decisión con más objetividad. Pero no
dependas de su aprobación. Cada uno tiene su vida y su escala de valores, sus
responsabilidades y su modo de ser. Lo que los otros opinan que es bueno para ti está basado
en sus experiencias, pero no en las tuyas ni en tus necesidades.
5. Planifica. Con cabeza, sentido común y
corazón. Tus deseos tienen que estar escritos y organizados para hacerlos
realidad. Incluye en tu plan las fechas, las personas de contacto, la formación
que necesitas, el presupuesto, los teléfonos, direcciones; inclúyelo todo. Que
esté a la vista y ordenado. Hazlo fácil y atractivo, que te den ganas de mirar
tu planificación y de ponerte manos a la oba. Tiene que ser flexible y que
puedas ir reorganizando y tachando a medida que avanzas en tu plan. Puedes
destinar una pared de tu habitación o de tu lugar de trabajo para que puedas
colgar un collage que recoja todas las ideas. Cada vez que se te ocurra algo, anótalo.
No pierdas ideas que pueden ser muy brillantes por confiar en el poder de tu
memoria. Tenemos demasiadas cosas al día en la cabeza que nos distraen y si no
anotamos las ideas brillantes, se nos pueden olvidar. ¿No te ha ocurrido nunca
que por la noche en la cama te surge una idea maravillosa y a la mañana
siguiente no te acuerdas de qué era?
6. No bajes la guardia a la primera dificultad.
Hay personas que no admiten un no o se frustran con el primer fracaso. Se
excusan con que ellos no son tan fuertes, ni tan perseverantes y en que todos
no somos iguales. Es cierto que somos diferentes, pero los valores y la actitud
se entrenan. Si coges la experiencia de abandonar a la primera adversidad, no
serás capaz de esforzarte en ninguna situación. Cuando las cosas no salgan como
tenías planificado, solo tienes que plantearte cómo cambiar la estrategia, cómo
intentarlo de forma distinta, qué otra puerta puedes tocar. En definitiva, reorientar tus
planes, pero no abandonarlos. Y aprende a convivir con la dificultad.
7. No digas que no puedes. Sí puedes, lo
que no tienes es la voluntad o el nivel de esfuerzo suficientes. Muchas son las
personas que desean conseguir cosas, pero pocas son las que se esfuerzan por
ellas. Un claro ejemplo son las dietas, las personas que quieren hacer deporte,
las que desean formarse, pero no encuentran el momento, el tiempo o siempre
tienen una excusa para no hacerlo. Eso sí, te dicen que en el momento que se
pongan, lo conseguirán. ¿Pero cuándo vas a hacerlo? No existe el momento perfecto. El momento
es este.
8. No te dejes arrastrar solo por el corazón.
La pasión es un ingrediente imprescindible cuando alguien inicia un nuevo
proyecto. Pero eres padre, madre, persona que paga una hipoteca, trabajador,
etc. No puedes desatender tus responsabilidades solo porque este nuevo proyecto
te llevará a la felicidad: lo tienes que compaginar. El sentido común y el sentido reflexivo te
ayudarán a no perder la cabeza en pro de un sueño. Ser feliz SÍ,
pero atendiendo las prioridades. Poco a poco y a medida que avance tu sueño,
podrás ir soltando lastre que nada tiene que ver con tu proyecto actual. Igual
durante un tiempo tendrás que compaginar un trabajo que te marchita con una
formación que te apasiona, para que llegado el día, puedas dedicarte de forma
profesional a lo que realmente te motiva.
9. Sal de la zona de confort. Hacer cosas
nuevas implica salir de la zona cómoda. La zona de confort es ese lugar en el
que todo es predecible y te sientes protegido, pero que te impide avanzar. Es normal
sentirte confuso, con un poco de ansiedad, incluso inseguro. No es
posible empezar una nueva actividad, dejar una relación, emprender un deporte o
un viaje y sentirte completamente seguro. La seguridad la conforman, entre
otros, la experiencia que adquirimos con las cosas y la conciencia de nuestros
recursos y habilidades sobre esa determinada actividad. Ante una situación
nueva, carecemos de experiencia y tenemos la duda de si estaremos preparados,
de si seremos buenos o si nos irá bien. Por lo tanto, no te vas a sentir completamente seguro
nunca ante una nueva situación. Si ya lo has analizado y has tomado
la decisión es porque tu cerebro y tu corazón han decidido que puede hacerte
feliz y que puede ser bueno para ti. La certeza no la vas a tener. Necesitas un
poco de riesgo y dar un paso al frente. Acepta otras emociones, puedes convivir con la
incertidumbre durante un tiempo, no es peligroso.
10. Piensa de forma útil. Para dar un paso
importante en tu vida tienes que haber evaluado previamente los pros y los
contras. Ahora que has tomado la decisión, deja de pensar en todo lo que puede fracasar y oriéntate
a lo que depende de ti, a las soluciones, a lo que tienes que hacer.
El cerebro funciona de forma más ágil cuando le hablamos en términos útiles:
significa decir
lo que quieres conseguir en lugar de lo que no deseas que pase.
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