Éste es el relato del día que Juan se encontró a
su amiga Carmen en un bar. Él tenía su rostro muy abatido y descargó en ella
todas sus preocupaciones: el trabajo, el dinero, su relación de pareja, su
vocación..., todo parecía ir mal en su vida. Se hallaba muy desilusionado
consigo mismo. Carmen introdujo la mano en su cartera y le dio cien euros
diciéndole:
-Juan,
¿quieres este billete?
Juan la miró confuso y le dijo:
-Claro,
Carmen. Son cien euros, ¿quién no los quiere?
Entonces Carmen cogió el billete y lo arrugó hasta
hacer una bolita. Se lo mostró a Juan y le preguntó:
-*Y ahora, aún
los quieres?
-Carmen, ¿qué
tiene que ver?, siguen siendo cien euros. Está claro que los cojo si me los
das.
Carmen volvió a coger el billete, lo tiró al
suelo, lo aplastó con su pie y lo levantó sucio y marcado.
-¿Sigues
queriéndolo? -preguntó.
-Mira, Carmen,
sigo sin entender qué quieres, pero este billete sigue siendo de cien euros
esté sucio o aplastado o sea, que su valor es el mismo y lo sigo queriendo.
-Entonces,
Juan, debes saber que aunque en ocasiones las cosas no van como queremos, aunque la vida
nos arrugue o nos pise, seguimos siendo tan valiosos como siempre hemos sido.
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