El mulá Nasruddín había
ahorrado para comprarse una camisa nueva. Lleno de entusiasmo fue a una
sastrería. El sastre le tomó las medidas v dijo:
-
Vuelva dentro de una semana, y, si Alá lo permite, su camisa estará lista.
El mulá se
contuvo durante una semana y entonces regresó a la tienda.
-
Ha habido un retraso, pero, si Alá lo permite, su camisa estará lista mañana.
Al día
siguiente, Nasruddin volvió.
- Lo siento, dijo el sastre, pero no está del todo terminada. Pruebe
mañana, y, si Alá lo permite, estará lista.
-
¿Cuánto tiempo tardará si deja a Alá fuera de esto?, preguntó un
exasperado Nasruddin. Así que es mejor
dejar a Dios fuera.
Por lo
general, siempre que desconocemos algo, decimos:
-
¡Solo Dios lo sabe!.
De hecho, para
ocultar que no lo sabemos, decimos:
- ¡Solo Dios
lo sabe.
Es mejor
reconocer:
- No lo sé, porque en cuanto decimos:
Solo Dios lo sabe,
la ignorancia adquiere el disfraz del conocimiento... Algo muy peligroso.
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