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dilluns, 27 d’abril del 2015

EDUARDO GALEANO. Àlex Rovira.

“Uno sobrevive en los demás: en la memoria y en los actos de los demás”, respondió hace tiempo, siempre agudo, Galeano en una entrevista para la BCC World. En los últimos años, luchó contra un cáncer de pulmón que se lo llevó, a los 74 años, este pasado lunes. Con el sentido del humor que quienes lo conocieron dicen que le caracterizaba, él afirmaría que se ha ido a luchar, pero por las personas y como hizo toda la vida, a otra parte. Desde luego, nuestra memoria siempre lo mantendrá anclado aquí,  a las tierras y a las gentes que tanto defendió: a los más desfavorecidos.
Pese a que hemos leído estos días mucho sobre la vida y obra de Eduardo Galeano, quiero también rememorarlo en este post, pues sus palabras e ideas son un referente indiscutible.
Eduardo Germán María Hugues Galeano nació y falleció en la capital de Uruguay, Montevideo, y fue un renombrado periodista y escritor con mucho peso y voz política tanto en su país como en otros de Latinoamérica. Fue un excelente caricaturista, buena muestra de su espíritu crítico que desarrolló magistralmente en sus escritos, donde combina ficción, documental, periodismo, historia y ensayo político. Sus obras más famosas son “Las venas abiertas de América Latina” y “Memoria del fuego”, en las que disecciona las desigualdades económicas y sociales del continente americano. Citamos también grandes libros como “Los hijos de los días” o “Nosotros decimos no”, entre muchos. Por su labor, Galeano fue merecedor del premio Stig Dagerman y de numerosos doctorados Honoris Causa.
Antes de convertirse en una figura relevante de la izquierda intelectual, Eduardo Galeano estuvo siempre en contacto con la calle, trabajando en oficios variados, desde obrero de fábrica a empleado de banca. Como periodista, entrevistó a personajes polémicos y trabajó en diarios, semanarios y revistas, como Época, Marcha y Crisis. Fue encarcelado y exiliado por sus ideas, pero nunca se rindió.
De sus tres matrimonios, Galeano tuvo tres hijos.
Descanse en paz el hombre, el pensador y el instigador de buenos corazones y mentes abiertas:

A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder.

A veces se confunde la ‘libertad de expresión’ con ‘la libertad de presión’; o se le reduce a la voluntad de grupos de empresarios que deciden qué noticias existen y qué noticias no existen. Entonces lo principal para abrir un espacio nuevo que sea de veras una respuesta democrática a ese totalitarismo que confunde la comunicación con un negocio (cuando la comunicación es en realidad un derecho humano, no un negocio) lo más importante es que esos espacios nuevos sean de veras abiertos, que no sean “Miedos de comunicación” sino Medios de Comunicación, donde se escuchen voces diversas, donde haya plena libertad para que la comunicación sea Comunicación DE VERDAD.

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Culto no es aquel que lee más libros. Culto es aquel que es capaz de escuchar al otro.

El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso.

En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: ‘Honrarás a la naturaleza de la que formas parte’. Pero no se le ocurrió.

Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.

Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.

Los niños pobres son los que más sufren la contradicción entre una cultura que manda a consumir y una realidad que lo prohíbe.

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

Para no ser mudos, hay que empezar por no ser sordos.

Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas.

Son los árboles que dan frutos los que sufren las pedradas.

Feliz semana,

Álex Rovira


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