66 años. Parisino.
Vivo en pareja, una hija. Soy profesor en la
facultad de Ciencias Políticas e investigador dei CNRS. Vivimos una
época de transición y mutación fantástica con grandes peligros y esperanzas. No tengo fe, pero puesto que sé que no sé, quizá me
sorprenda.
SENTIPENSAR
El absurdo, el asombro, el humor y el
juego conducen a la filosofia, herramientas que este afamado pensador francés, consejero
de filosofia de la Unesco, utiliza para
explorar el tiempo que nos ha tocado vivir. Ese es su juego y el que nos
propone en 101 experiencias cotidianas
(Blackie Books). Por ejemplo: observe el polvo en un rayo de sol, pocas
experiencias tan sencillas dan con tanta intensidad la sensación de ver como se
revela, de repente, un mundo invisible. Otro de sus ejercicios, este radical, y
que se aplica a sí mismo lo desarrolla en Si sólo me
quedara una hora de vida (Paidós), en realidad un canto a la
vida: "Lo que hay que hacer es sentir'.
Así que sabe elegir los melones...
Sí, y ese será mi epitafio, porque
ilustra un saber sensible, la confianza que debemos tener en nuestras propias
sensaciones pero sin certidumbres, porque con los melones nunca se sabe.
Metáfora del saber vivir._
Durante mucho tiempo pensé que saber
cómo vivir era muy complicado, ahora creo que es sencíllísimo: no hay nada que
comprender, lo que hay que hacer es sentir.
¿Nos tomamos demasiado en serio el
juego de la vida?
Quizá el hecho de tomárselo como un
juego sea la manera más seria de tomárselo. Cualquier proyecto o acción
comienza con un "vale que éramos...” vale
que éramos filósofos, cantantes o buscadores de justicia.
Somos un amasijo de sensaciones,
deseos, pensamientos, ¿cómo armonizarse?
Aceptándolo. Usted y yo estamos
hablando, pero también bebiendo agua, pensando en cosas diversas, percibiendo
ruidos... Creernos un monobloque capaz de albergar sólo buenos sentimientos es
irreal. Efectivamente somos un enjambre, un remolino.
¿Cubrimos nuestras lagunas con
creencias?
Sí, eso es cierto para la vida después
de la muerte y para el amor. A la pregunta de por qué me quieres la única
respuesta honesta es no lo sé. Hay miles de maneras de explicarnos el mundo. Cuestionar las
ideas en lugar de dejarnos manipular nos permite vívir de manera más lucida e
inteligente.
¿Cómo sale usted del desánimo?
Me parece que la vida es a la vez
alegre y dificil, y siempre hay que poner juntas la faceta clara y la oscura.
Lo que no me gusta del pensamiento actual sobre la felicidad es que pretende
eliminar completamente lo negativo, apartarlo, relegarlo.
Todo está mezclado.
Decir sí a la vida es decir sí a todo,
al amor, a la alegría, al placer, al bienestar: pero también al sufrimiento, a
la traición, a la crueldad, la violencia porque es un conjunto, como nosotros
mismos.
Todo pertenece al mundo humano.
Y eso no implica no combatir la
violencia o la injusticia, pero siendo conscientes de la indisociabilidad de
los opuestos, de que todo se mezcla y entremezcla. Heráclito decía que el mismo camino que sube baja. Quizá sea esa
lucidez la que pueda hacernos valorar la alegría.
¿Qué herramienta le es útil para salír
de sus momentos malos?
Relativizar, entender que lo que considero difícil de vivir
acabará pasando. Y tenemos que salir de nosotros mismos en la
medida de lo posible e intentar ver la situación desde otro punto de vista para
atenuar algunas formas de dolor emocional.
¿Qué es lo esencial, lo útil?
Vivir, amar, sentir y pensar, seguramente
un único movimiento.
¿Cree realmente que llegamos a amar al
otro?
El criterio es sencillo: ¿sentimos
alegría constante cuando estamos en compañía del otro? Es algo poco frecuente.
¿Reivindica la locura frente a la
razón?
Creer que la razón puede controlarlo
todo, que la locura puede ser abolida, es otra insensatez. Por lo demás la
razón es aburrida, monótona, y la locura ingeniosa, diversa.
Y peligrosa.
Para sobrevivir con alegría es
imprescindible considerar a la humanidad, inclusive lo más respetable, sus
grandes hombres, un hatajo de chiflados. Debemos reflexionar sobre nuestras
emociones y aspiraciones.
El saber nos hace cometer tantos
errores como la ignorancia, dice usted.
Esa es la paradoja, significa que no
tenemos que confiar de manera ciega en la ciencia, en los expertos, y tampoco
tenemos que temer el hecho de no saber la solución a nuestros dilemas
existenciales. Hay que abandonar ese viejo deseo de acceder a la verdad.
¿Vivir sin certezas?
La tolerancia está vinculada con las
dudas, podemos tener nuestras convicciones pero admitiendo que no son la verdad
absoluta.
La incertidumbre es nuestra espada de
Damocles.
Quizá también podamos utilizarla de
manera positiva, pensar que esta incertidumbre no tiene fin y por lo tanto hay
que transformarla en una fuerza. Nietzsche
decía que no
es la duda la que nos vuelve locos sino la certidumbre. Sólo los que
tienen certidumbres matan.
¿Qué ha intentado cultivar?
El humor, porque es una distancia
respecto a uno mismo y los demás, creo que hay virtudes filosóficas en la risa,
pero solemos confundimos lo importante con lo aburrido.
¿Qué ocurrencia le ha dado más que Pensar?
Spinoza decía que por perfección y
realidad entendía lo mismo, pero siempre tenemos la sensación de que falta
algo. Cuando era joven me tomaba esta frase como si fuera Valium, porque
elimina el resentimiento. Pero hoy me pregunto si Spinoza hubiera podido
escribir esta frase al final del siglo XX, después de la shoah, los gulags...
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