Aferrarse a una nueva pareja cuando
aún no se ha olvidado a la anterior puede aliviar temporalmente el dolor de la
ruptura, pero dificulta elaborar el duelo por la relación perdida. Y, muy
probablemente, la nueva relación acabe naufragando.
Que una pareja se separe hoy en día es algo
habitual. Es tan frecuente que en el año 2012 se rompieron en España 110.764
matrimonios, entre nulidades, separaciones y divorcios. Es decir, unas 300
rupturas al día (o 1 cada 5 minutos, poco más o menos el tiempo que le llevará
a usted leer este reportaje), sin contar las numerosas parejas que no están
casadas y que también deciden continuar sus caminos por sendas diferentes. Pero
quizá sea más impactante enterarse de que una persona ha iniciado una relación
dos semanas después de que su ex, con quien compartió hijos, años e hipoteca,
dijera que la historia estaba acabada. ¿Puede llegar el
amor pocos días o semanas después de una ruptura? ¿Cuánto tiempo necesita un
corazón roto para recomponerse? ¿Son estas nuevas relaciones una desesperada
huida hacia adelante?
"Es
algo que sucede mucho", comenta Ana
Castro, psicóloga y sexóloga. "Muchas personas inician una relación inmediatamente
después de decidir romper con su pareja o de que esta les deje. Hoy en día es
muy sencillo conocer a gente, tener alguna aventura, y engancharse a
alguien". No siempre por amor, sino para intentar driblar a la
soledad, la angustia y el vacío que dejan una separación. Para olvidar la
relación. "Es una forma de no enfrentarse a la
realidad, de evitar el dolor", explica Mariela Michelena, psicoanalista y autora del libro 'Me cuesta tanto olvidarte' (La Esfera
de los Libros).
Pero, si la nueva relación empieza de esta manera,
¿qué futuro
tiene? "Más bien poco", señala esta psicoanalista. "Son
relaciones de paso. Están destinadas a acabar mal, porque uno de sus miembros
no ha elaborado el duelo de la ruptura anterior. Ni sirven para olvidar al ex,
ni suelen funcionar". Así que un clavo no saca a otro clavo.
Estas relaciones de transición pueden ser un analgésico para el dolor, pero no
reparan la fractura emocional. Quizás durante un tiempo uno vive instalado en
un agradable espejismo. Ha encontrado a alguien y cree que se ha salvado de
cruzar el desierto del duelo. Aunque, como explica Isabel Menéndez, psicoanalista, "el duelo acaba apareciendo. La tristeza, la
sensación de pérdida, todos los recuerdos, lo que se hizo mal... Todo eso hay
que elaborarlo para que el proceso de duelo sea sano". En caso
contrario, la nueva relación acabará saboteada por la falta de verdadero amor y
por todo lo que no se ha elaborado de la anterior. "Nadie es insustituible. Eso es
cierto. Siempre puedes encontrar de nuevo el amor. Pero nadie es
intercambiable. No puedes poner a una persona en el lugar de tu ex. Eso no es una relación. Es un tapón para la
angustia", apunta Menéndez.
Hay quien acepta que, tras una relación, aparecen
la tristeza, la incertidumbre sobre el futuro y la angustia. Es normal que uno
se sienta tocado, casi hundido. Y no es mala idea retirarse a los cuarteles de
invierno a recuperarse. Ya llegará de nuevo el amor, cuando llegue, porque
ahora es prioritario recomponerse. Pero otras personas no se ven con fuerzas
para afrontar la angustia. Necesitan aferrarse a alguien. Porque tras una
separación se pierde mucho más que a la persona con la que se han compartido
años y vivencias. Se pierde parte de uno mismo. "Y aparece
la angustia –señala Isabel Menéndez– "ya que dejas de ser alguien muy
importante para otra persona. Se te rompe
algo de tu propia identidad". Ya no es sólo la melancolía
del desamor. Es la amenaza que supone perder parte de uno mismo. Por eso, las
canciones de desamor están plagadas de frases como "si te vas, me muero" o "sin ti no soy nada". Y por eso hay personas
que se agarran al primero que muestra un poco de interés. Es una solución de
emergencia para evitar que se desmorone su identidad. "Hay personas que van encadenando una
relación tras otra con el único objetivo de taponar la angustia por esa pérdida
de identidad", añade Isabel
Menéndez. Suelen ser personas con problemas de dependencia emocional,
frágiles psíquicamente, que no saben cómo enfrentarse a su soledad y que
necesitan a una pareja, casi da igual la que sea, para mantener su equilibrio
psicológico. "Para estas personas, una pareja es
una forma de llenar sus carencias", apunta Ana Castro.
Por otro lado, hoy en día es más sencillo que hace
unos años conocer a gente dispuesta a iniciar a una relación. Las numerosas
rupturas de pareja hacen que el mercado de solteros esté animado a casi
cualquier edad. Y las páginas de contactos de internet ofrecen un menú de miles
de solteros y solteras a un solo clic. "Puedes tener diez citas al mes, y algo caerá.
Muchas personas inician una búsqueda frenética de pareja en internet cuando se
acaban de quedar solteras", comenta Ana Castro. Y más ellos que
ellas, coinciden las expertas consultadas. Como señala Mariela Michelena, "en mi consulta veo mucho que los hombres corren a
buscar a otra mujer cuando se quedan solos. Generalizando, ellos dejan la relación cuando tienen a una sustituta. Ellas la dejan
cuando están mal con su pareja, aunque eso suponga quedarse solas meses o
años".
Pero superar una ruptura no significa que haya que
olvidar a la persona con la que se ha convivido o tenido hijos. "Se trata
de no seguir dependiendo de ella, de no recordar constantemente el pasado, de
no tener sentimientos negativos...", comenta Isabel Menéndez.
En este tipo de heridas, es complicado aventurar un tiempo estimado de cicatrización.
Depende, sobre todo, del trabajo personal que se haga y no tanto del
calendario. Depende también de que se asuman los errores que se cometieron en
la relación, de que se acepte realmente que esta se ha acabado, de que se viva
la tristeza como una consecuencia lógica. "Hay que
elaborar sentimientos como la culpa y el resentimiento. Hacer este trabajo es
lo que permite que llegue el momento en el que te sientes libre para amar de
nuevo", añade Isabel Menéndez. Por su parte, Ana Castro aconseja
"hablar con alguien de todos los sentimientos que surgen tras una ruptura,
ya sea con un terapeuta o un amigo. Así te limpias de sentimientos
negativos".
Aunque, en opinión de esta psicóloga, pocas
personas se paran a reflexionar sobre lo que ha supuesto la relación con su ex. "Vivimos en la vorágine de tirar para adelante, de
empezar ya de nuevo, de no perder el tiempo en el pasado".
Pero, si no se hace un paréntesis, se corre el riesgo de repetir los mismos
errores. "Si
no sabes qué quieres de una pareja, vas a encadenar una relación tras otra para
no estar solo. Muchas personas conocen a alguien que les parece majo, que tiene
un buen trabajo, y piensan: 'Bueno, me
vale'", comenta Castro.
Pero iniciar una relación con la mochila cargada
de resentimiento, tristeza y sueños rotos es una bomba de relojería que
estallará antes o después. "Es como si empezaras con la nueva pareja en el
mismo punto en el que acabó la historia anterior", señala Ana
Castro. "Suele
pasar que se le exige a la nueva pareja lo que se le exigía a la anterior. Y llegan las comparaciones, porque
quizás el ex sigue idealizado". Vamos, el preludio del
desastre. Como comentaba Mariela Michelena, son relaciones de paso... aunque
puedan durar casi toda la vida. “Recuerdo el caso de una mujer que, después de diez años
de relación con un hombre con el que había comenzado justo después de que él se
separase, descubrió que este seguía enamorado de su ex. No la había olvidado.
Ella había conocido a ese hombre cuanto estaba roto, le había ayudado, le
amaba. Y se sintió completamente utilizada”.
Los daños colaterales para la persona que está
verdaderamente enamorada e implicada en la relación pueden ser muy dolorosos. "Algunas de
estas personas deciden romper cuando se dan cuenta de que para el otro no son
más que un medio para olvidar al ex y no sentirse solo. Pero otras, sobre todo
si tienen la autoestima baja, pueden aguantar y aguantar. Esperan que las cosas cambien, algo que no suele pasar",
apunta Ana Castro. Esta psicóloga explica que hay personas que se atraen en
función de sus necesidades y carencias y no del amor. "Si estás deprimido, atraes a alguien
en la misma situación o que necesita estar con alguien deprimido y con la
autoestima baja. Entonces, sientes que esa persona te da lo que no te daba tu
ex. Sientes que te lo da todo. Y crees que has encontrado a alguien perfecto. Porque sólo ves lo que necesitas".
No se trata de demonizar a las personas que tienen
una aventura poco después de una separación. Cuando una relación se acaba,
seguramente llevaba meses o años agonizando. Así que puede aparecer la
atracción sana por otra persona, porque quizás el deseo sexual por el ex
llevaba tiempo apagado. "Claro que puedes verte con alguien, salir,
divertirte, disfrutar de las relaciones sexuales", comenta
Mariela Michelena. El problema está en convertir una distracción en una
relación de pareja si no se está realmente preparado. Si no se ha superado la ruptura.
"Impide hacer bien el duelo y es un riesgo para la
otra persona, que quizás sí que se enamora". Y, volviendo a
la metáfora de si un clavo saca otro clavo, "hay
que tener en cuenta que el destino más probable de un clavo es que reciba un
martillazo".
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