Las relaciones de amistad son aquellas en las que
las personas comparten desinteresadamente algunos aspectos de sus vidas
personales, porque coinciden en algunos valores, creencias, aficiones, etc…
Son relaciones entre mujeres y hombres
indistintamente, sin embargo, existen algunos tabúes si la relación de amistad
surge entre un hombre y una mujer.
Algunos prejuicios y estereotipos son:
1. "Está mal
visto tener amigos del otro sexo"
Se suele pensar que esa relación está basada en la
atracción sensual o sexual entre ambos “Amigos”.
2. "Todos
pensarán que tienes pareja"
Y por ello, se suele evitar o esconder éste tipo
de relaciones personales, por lo que dirán socialmente.
3. "Siempre
buscan algo más"
Este prejuicio es otro motivo por el cual se
evitan las relaciones de amistad que pudieran surgir, en éste caso, por el
miedo a lo que sucederá o por lo que querrá la otra persona, sobretodo, si
tememos que no sea lo mismo que nosotros queremos.
¿De dónde
vienen éstos prejuicios y estereotipos?
En la vida, no elegimos a nuestros padres, ni a
nuestros hijos, tampoco a los compañeros de trabajo, ni de vecindario, sin
embargo, elegimos a nuestras amistades
por compatibilidad en alguna faceta de nuestra vida, y también a nuestra
pareja, que si bien, además de elegirla por compatibilidad, en la pareja tiene
que haber algo más para que se convierta en pareja, y ese es un sentimiento que
hace diferente la relación de amistad de la relación de pareja.
Aunque, parece que lo olvidamos, y si bien, ambas
relaciones las elegimos porque hay
compatibilidad en algo, son relaciones diferentes, con sentimientos muy
diferentes. Y como consecuencia tenemos el prejuicio social, de creer
erróneamente que todas las amistades con el otro sexo, puedan convertirse en
pareja o en una relación con carácter sexual.
Y por otro lado, ambas relaciones se diferencian
por el carácter de la misma, teniendo la relación de pareja, un carácter
privado, donde ambas personas buscarán ambientes íntimos y cercano, frente a la
relación de amistad, que tiene un carácter social y público, no buscando el
ambiente intimo, cercano y privado que sí buscarán las parejas, o quienes
quieran o busquen algo más.
¿Podemos ser
sólo amigos?
Si entendemos la diferencia que hay entre ambos
tipos de relaciones, las amistades y las de pareja, entonces podemos ser sólo
amigos sin temor, ni ocultación, y sin que nos importe lo que piense la
sociedad.
El conflicto surge cuando esto no está claro, y
seguimos pensando o temiendo que por ser amigos ya tenemos “derecho” a algo más.
¿En las
relaciones de pareja hay amistad?
Ciertamente, en muchos casos, el origen de una
pareja es la amistad que les unía, la cual permitió que se conociesen bien, y
que más tarde propició que surgiese otro sentimiento, sea, de atracción,
enamoramiento, amor, etc…
Sin embargo, no en todas las relaciones de pareja
es igual, a veces, surge antes el “flechazo”, la atracción y el enamoramiento,
que la amistad, y ésta, en algunos casos, viene después.
¿Porqué marcar
las diferencias?
Es importante marcar las diferencias de qué tipo
de relación tenemos o queremos, ya que así podremos disfrutarla plenamente, sin
miedos, ni evitaciones, ni ocultaciones.
Expresar y tratar abiertamente lo que cada uno
quiere o espera de la relación, significa no llevarse a engaños, no buscar o esperar
algo que no quiere la otra persona, e incluso, esto sirve para no perjudicar la
relación ya existente con expectativas erróneas.
Además, no tenerlo claro, conlleva conflictos
emocionales, ya que, podemos llegar a confundir lo que es una amistad, con otro
tipo de relación, como es aquella en la que surge un sentimiento entre ambos, o
bien aquella en la que se busca cubrir alguna necesidad o carencia afectiva por
parte de alguna persona de la relación.
¿Cómo saber
qué tipo de relación tenemos?
Es tan sencillo como exponer a la otra persona lo que esperamos
o queremos de la relación, a la misma vez, que escuchamos lo que la
otra persona tenga que decirnos, de ésta forma, sabremos qué relación tenemos,
y qué cabe esperar. A partir de aquí, se esfumará el miedo a que suceda algo
que no queremos y por tanto, nos permitiremos disfrutar de una relación sana de
amistad o la que elijamos, siempre que sea así como lo hemos decidido junto a
la otra persona.
¿Es posible
mantener la amistad con una persona del otro sexo, aún teniendo pareja?
Si la amistad está bien definida, y también lo
está la relación de pareja, no habrá ningún conflicto.
Cuando decidimos tener pareja, no renunciamos a
nuestra vida social, ni la que ya existía antes de la pareja, ni la que pueda
generarse a partir de tener pareja.
De hecho, la relaciones de pareja, que se condenan
a sí mismas, renunciando o exigiendo a la otra persona renunciar a su vida
social, están abocadas al fracaso, por las insatisfacciones que esto va a
generar, la anulación personal y el aislamiento, desencadenando todo esto una infelicidad con
la pareja elegida.
Por tanto, no sólo se puede, sino que conviene
mantener las relaciones de amistad, además de la relación de pareja.
Ya sean éstas compartidas con la pareja y comunes con ella, o bien, como
amistades propias.
¿Cómo mantener
mis amistades sin que a mi pareja le parezca mal?
En todo momento conviene mantener intacto en la
pareja, la
confianza y la sinceridad.
La amistad no es un pecado, sino un aspecto social
e inherente en el ser humano. Por tanto, de la misma forma que no ocultamos a
nuestros familiares, tampoco debemos hacerlo con nuestras amistades.
La mejor forma para que tu pareja acepte las
relaciones de amistad que tienes con personas del otro sexo, es hacerle
partícipe a tu pareja de ésa amistad, y que pueda participar de esa amistad si
le apetece, ya que, como hemos dicho, las relaciones de amistad son del ámbito
público y social, y por tanto, admiten muy bien, ser compartidas con más
personas, ya que no buscan la intimidad.
Por otro lado, trata la amistad con naturalidad,
sin ocultaciones, ni mentiras hacia la pareja, ya que, entonces, a tu pareja le
parecerá lo que no es, ya que estarás trasladando la amistad al ámbito privado,
secreto, e íntimo al que pertenecen las relaciones que son algo distinto a las
amistades o que pretenden serlo.
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