Ilustración de Anna Parini |
La inseguridad es el principal
motivo de este sentimiento pernicioso para cualquier relación
La solución: poner límites desde el
principio y que la confianza sea el principal valor
El que es celoso no es nunca celoso
por lo que ve; con lo que se imagina basta. Jacinto Benavente
El discurso que sigue a continuación es válido
para cualquier tipo de pareja y el protagonista puede ser indistintamente un
hombre o una mujer: “Me siento fatal cuando mira a otros. En ese momento creo
que no valgo nada y que todos son más atractivos que yo. Últimamente sufro
mucho, tanto que miro sus mensajes cuando no se da cuenta. Sé que es irracional
y que está fatal, pero no lo puedo evitar, me da seguridad tenerlo controlado.
La incertidumbre me mata y me derrumbo con el solo hecho de pensar que pueda
enamorarse de otra persona. Le interrogo cada vez que llega más tarde de lo
normal y hago críticas a todas las personas del sexo contrario que vemos por la
calle para comprobar su reacción”.
El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor.
Molière
Los celos son una respuesta emocional que padece
mucha gente ante la idea de pérdida de la atención del ser querido. Y
pueden partir de motivos justificados, como haber sufrido una infidelidad, o
ser producto de la distorsión o fantasías de una de las partes implicadas en la
relación, porque no solo los sufren las parejas por amor; también existen celos
entre hermanos, amigos y en el entorno de las relaciones de trabajo. Sea cual
sea el origen, puede
llevarle a vivir una relación tormentosa y destructiva, tanto para
el que los sufre como para el que convive con una persona que los tiene.
Existe una idea irracional de que los celos son
románticos y se intenta justificar pensando que son fruto de quien quiere de
verdad. Falso. En el momento en el que el nivel de sufrimiento lleva a
controlar lo que otra persona hace, a actuar de forma victimista para llamar su
atención, a demandar el amor de manera inapropiada, a manipular al otro para
que pase más tiempo con uno u obligarle a vestirse para no llamar la atención,
se convierten en una fuente de conflicto, insatisfacción y dolor.
Algunos de los motivos más comunes que explican la celotipia son:
La inseguridad
y la baja autoestima. La persona celosa se compara con “otros rivales” y
se siente débil y percibe que no está a la altura. Piensa que cualquiera podría
sustituirle en la relación. Y en esa batalla imaginaria se siente perdedora.
Según la percepción del celoso, no tiene nada interesante que ofrecer, ni en lo
que concierne a su físico ni a su personalidad. Este tipo de individuos
critican con dureza a los demás y siempre les encuentran debilidades, porque el fallo del
otro les da a ellos valor. Por el contrario, el éxito de los demás
les lleva a sentirse miserables y vulnerables con sus amigos, pareja o
profesión.
La idea de
posesión.
Muchas personas se creen dueños del estilo de vestir, de las conversaciones o
del tiempo de sus parejas. Lo controlan todo por miedo a perderlas. Se
creen con el derecho
de decidir respecto a su trabajo, a con quién se relaciona y a las
decisiones que tiene que tomar en su vida. A veces, la misma forma de
expresarse en un momento romántico o en una presentación social es posesiva –“te quiero solo
para mí”, “mi marido” o “mi mujer”–, pero eso no debe hacer creer
que la persona nos pertenece.
La sensación
de injusticia y de no recibir el mismo trato. Los celos también se pueden
deber a la interpretación
sobre lo que está ocurriendo. Por ejemplo, llega un nuevo hermano a
la familia y el primero, inquieto con la atención que despierta el bebé, saca
la conclusión de que a él ya no le quieren igual y que otro le está robando la
atención y el cariño.
Los celos
destructivos llevan a consecuencias devastadoras en la pareja. Aquello que
se intenta evitar perder, terminará por dejarle. Nadie es capaz de estar
sometido y ser feliz en una relación en la que está encorsetado o en la que es
mejor no expresar según qué comentarios porque pueden ser malinterpretados. La
persona celosa también trata de minar la forma de ser y las fortalezas de su pareja.
La debilita para que pierda confianza, para que nadie se fije en ella y la
pueda retener a su lado. La idea es: “Si yo no soy lo suficientemente bueno como para
merecerte, me cargo tu atractivo, y así estamos los dos a la misma altura”.
Pueden llegar a ser muy manipuladores con tal de conseguir lo que
desean.
Ilustración de Anna Parini |
Marido celoso no tiene reposo. Refrán popular
Los celosos siente que su vida sería horrible si
perdieran a la persona amada e invierten toda su energía en retenerla de forma
equivocada. Al final consiguen lo que más temían, la ruptura. Si usted está
siendo víctima de estas exigencias, sepa que ceder y dar explicaciones de todo
lo que hace solo va a potenciar más el problema. Si desea cambiar la dinámica
de su pareja, pruebe a poner en práctica estos consejos:
No ceda ante
demandas absurdas que afectan a su estilo de vida y su escala de valores. Para la sana
convivencia, ambas partes tienen que hacer concesiones, pero existen unos
límites. Tener un espacio personal, hacer deporte, mantener
amistades, elegir la forma de vestir, con quién se reúne en el trabajo… son
conductas normales que forman parte de su vida y de su bienestar. Si cede cada
vez que su pareja le pide que renuncie a estas actividades, estará reforzando
la conducta del celoso. Ponga límites, con un tono de voz tranquilo, y
explique que estas
cosas no son negociables.
No justifique
y dé explicaciones de cada llamada y mensaje que reciba. Usted
necesita poder actuar como cualquier persona digna de confianza. Hablar,
informar de lo que hace durante el día, compartir inquietudes y pedir consejo
para tomar decisiones es complicidad. Pero los interrogatorios con preguntas
controladoras solo llevan a conflictos y a una situación de tensión
innecesaria.
Ignore el
chantaje emocional:
como malas caras, que le retire la palabra, comentarios del tipo de que no
puede estar sin usted cuando sale, que siente mucha ansiedad y que sufre mucho.
La
dependencia emocional no es positiva para ninguna de las partes.
Tienen que aprender a convivir y a realizar actividades en pareja que sean
placenteras, pero también a tener su tiempo personal y a disfrutarlo.
Si es usted la persona celosa y desea confiar y
actuar de manera distinta, puede:
Aceptar que
las relaciones pueden ser para toda la vida o no. Nadie nos
asegura un amor eterno. Hasta podría ser usted el que en un futuro
tomara la decisión de romper. Aceptar lo que no depende de nosotros nos da
tranquilidad. Fantasea con sentirse solo y el sufrimiento que le causará esta
situación. ¿No se da cuenta de que toda su atención está puesta en lo negativo?
Dé libertad a
su pareja, respete su intimidad y su espacio. Las personas necesitamos estar en
equilibrio, y el tiempo que invertimos con nosotros mismos es muy
enriquecedor: leer, correr, ir a jugar al pádel con los amigos, tomar un café
con otra persona. Hacer todo juntos asfixia, salvo que sea el deseo de los dos.
No saque conclusiones del tipo “si quiere salir a correr solo es que prefiere la carrera
a estar conmigo, y esto significa que no me quiere lo suficiente”. No haga juicios
de valor sin fundamento.
Confíe. La confianza
es uno de los valores más importantes en una relación. ¿Su pareja le ha
fallado, le ha sido infiel, tiene alguna experiencia traumática con ella? Si no
es así, deje de confabular.
Distráigase
cuando sienta el malestar de los celos. Deje de atender a lo que siente y
deje de interpretarlo. ¡Olvídese! Invierta ese esfuerzo en leer, salir a
pasear, practicar su deporte favorito o realizar cualquier actividad que, en
lugar de potenciar más su rabia, le calme. Fantasear con qué estará haciendo y con quién solo le
llevará a sentirse peor.
Trabaje su
autoestima.
Su pareja se ha enamorado de usted y desea que estén juntos. Trate de ver
cuáles son sus puntos fuertes, pregúntele qué le atrajo, hágale saber que es
importante para usted que le diga cosas que le hagan sentir atractivo. Su bienestar y
felicidad no pueden depender únicamente de sentirse deseado por el otro,
sino de encontrar en su interior lo que le hace ser una gran persona. Acepte lo
que no desee cambiar, potencie lo que le atrae de sí mismo y trabaje las áreas
que desea mejorar.
Nadie puede cortarle las alas, nadie tiene derecho
a controlar su vida, ni a manipularle para que se convierta en lo que el otro
desea. Una
pareja sana tiene como cimientos la confianza del uno en el otro.
Un
libro
‘Cuando amar
demasiado es depender’. Silvia
Congost (Oniro). Para fortalecer las relaciones.
Una
película
‘Atracción
fatal’.
Adrian Lyne
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