Siempre, digo bien: ¡siempre!, hay que demostrar
agradecimiento a quienes nos hacen la vida más grata y mejor. A quienes nos
ayudan a cruzar la calle o quizá la vida. A quienes nos regalan
desinteresadamente cada día con su presencia y atención montañas de ternura,
afecto y emoción.
La gratitud es un gesto de amor, tanto para el que la entrega
como para quien la recibe. Nunca la escatimemos y
cumplamos con su Ley...
"Cumple
con la gratitud del peregrino, no olvidar nunca la fuente que apagó su sed, la
palmera que le brindó frescor y sombra, y el dulce oasis donde vio abrirse un
horizonte a su esperanza" (Ricardo
Palma Soriano)
Y por cierto: ¡Gracias!
Practicar el agradecimiento es un sencillo modo de cambiar nuestras vidas y ayudar a cambiar nuestro mundo, porque permitimos que el amor se instaure en nuestro planeta, y en la especie humana.
ResponEliminaGracias por tu comentario Ricardo!
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