Vivimos en una sociedad en la que ser serio
equivale a ser responsable. Muchas personas andan amargadas buscando el
perfeccionismo, sintiendo culpa y remordimiento por todo lo que
dejaron de hacer o dándole vueltas a lo que se equivocaron; y mientras, dejan
de dar valor a todo lo que sí les funciona. La gente no sabe reírse de sí misma
ni de sus circunstancias. Lógico, no nos educaron para ello.
En las seis definiciones que ofrece la Real
Academia Española de la lengua sobre la palabra serio, en ninguna, aparece la
palabra responsable como sinónimo:
adj.
Grave, sentado y compuesto en las acciones y en el modo de proceder.
adj.
Dicho de una acción: Propia de una persona seria.
adj.
Severo en el semblante, en el modo de mirar o hablar.
adj.
Real, verdadero y sincero, sin engaño o burla, doblez o disimulo.
adj.
Grave, importante, de consideración. Negocio serio. Enfermedad seria.
adj.
U. contrapuesto a jocoso o bufo. Ópera seria.
"¿Qué haces riéndote? ¡Ponte a
trabajar!" Los
años en los que compaginaba la dirección de recursos humanos con mi actividad
en la clínica, oí esta frase más de una vez. Es más, por desgracia la oí
muuuuchas veces. "Pero alma de Dios",
pensaba yo para mis adentros por no enfrentarme a la dirección delante de los
trabajadores, "¡¡no
te das cuenta de que ríen porque se lo pasan bien en el trabajo!!"
¿Acaso ese directivo o jefe se para a pensar si están siendo creativos,
eficaces, ágiles, eficientes, responsables? No, solo ve que se están
divirtiendo y sacan la conclusión de que ellos les están pagando para que se
rían. Y eso les molesta soberanamente. Pagar un salario a alguien que disfruta
y se divierte no entra en sus esquemas. Así, sin más.
Porque todavía subyace la idea de que el trabajo
es un castigo. Pero todos sabemos que el trabajo es un área más de la vida de
las personas para desarrollarse, disfrutar y sentirse plenos.
Las personas tratan de elegir su formación, desarrollo profesional y el trabajo
que ejercen, y con mucha suerte y empeño, terminan dedicándose a lo que les
apasiona. Con ello consiguen divertirse con lo que hacen, y es justo esta
actitud la que les permite ser más creativos, resolutivos y trabajadores brillantes.
Pasárselo pipa en el trabajo debería ser uno de
los grandes objetivos de las personas. Pasamos más de ocho horas en el puesto,
con personas con las que compartimos más tiempo que con nuestra familia.
Incluso puedes divertirte cuando tus circunstancias, como el tipo de empleo o
el jefe que te dirige, no ayuden con esta causa. Porque realmente uno puede
interpretar el papel que desea, fantasear y convertir un lugar hostil en un
ambiente diferente. ¿Por qué no intentarlo? ¡Si de todas formas tienes que
estar ahí un montón de horas!
La definición de responsable dice:
Dicho de una persona: Que pone cuidado y atención
en lo que hace o decide.
Persona que tiene a su cargo la dirección y
vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas,
inmuebles, etc.
En ninguna de las dos definiciones se recoge que
para tener cuidado o estar encargado de algo tengas que responder con el rictus
serio y sufrir. Y mientras la RAE no lo recoja, no existe.
Si tu propósito es ser responsable, solo tienes
que gestionar bien tu agenda, organizar tu tiempo, tener descritas tus
funciones e ir una por una. Ya sabéis, la regla de la eficacia es ¡UNA COSA A
LA VEZ! Pero no
necesitas estar triste, serio o amargado para cumplir con tu deber.
¿Te sientes bien con las personas que sonríen,
transmiten buenas noticias, te dan ánimo o tienen siempre soluciones en lugar
de quejas? Son personas que te recargan las pilas porque su actitud es optimista,
positiva y suma. Y seguro que son igual de cumplidoras y
responsables que los que van a toda prisa por la oficina, diciendo lo
estresadísimos que están y que no tienen tiempo para nada.
¿Cómo cambiar
la actitud?
5 consejos para disfrutar más sin bajar el nivel
de compromiso y eficacia:
Entrénate para mirar el lado humorístico de la vida.
Imagino que el humorista Forges debe ser muy responsable en su trabajo, pero de
todo consigue escribir un chiste. Lleva años entrenándose para ver el lado
gracioso de todo. Por ello no se preocupa menos que los demás, ni frivoliza o
banaliza.
Relativiza: ¿Esto que te
preocupa y te estresa tanto hoy será tan tremendo mañana? ¿De verdad que te
deberías preocupar tanto? Seguro que tienes la experiencia de haber sufrido
mucho por cosas que luego no se dieron, no fueron tan catastróficas o no
tuvieron solución.
Pide
disculpas.
No sufras por un error, solo pide perdón y repara el daño. Tienes derecho a
cometer errores y a aprender de ellos.
Baja
tu nivel de perfeccionismo. Como te exijas de más, siempre estarás frustrado.
Es imposible estar todo el día tensando la cuerda. Y recuerda que no eres ni
supermán ni superwoman. No puedes abarcar más de lo posible, y si tu jefe no lo
entiende, trata de hacer un pequeño esquema de todo lo que te ocupas en el día,
con los tiempos que le has dedicado. A veces las personas necesitan una prueba
visual y objetiva para entender. No te enfades si te exige y utiliza la técnica
del disco rayado: repítele una misma frase, "hago todo lo que está en mi mano",
con el mismo tono de voz y volumen cada vez que te presione por encima de lo
que es justo. No trates de justificarte, argumentar con lo que es evidente,
sobre todo si se lo has explicado ya una vez. No lo entiende o no lo quiere
entender. Así que repite tu frase y no dejes que su rabia, ineficacia,
despotismo te machaquen. ¡¡Imagina qué escribiría ahora Forges!!
No
malinterpretes, ni a tu jefe, ni a tus compañeros. Si de verdad
hacen o dicen cosas con mala intención, de nada te sirve envenenarte. Pero
puede también que sea una distorsión o susceptibilidad tuya. A veces le vemos
una intención a la gente que no tiene, como cuando piensas que un compañero
pone el aire acondicionado "para fastidiarte" en lugar de
porque él tiene calor. Tengas o no tengas razón, lo haga o no para fastidiarte,
pensar que lo hace con esa intención te genera irascibilidad. Solo pide lo que
deseas, sin malas caras, sin un tono acusatorio y sin clavar tus ojos en él
como si fueras a liquidarlo con la mirada.
A partir de hoy te animo a ser responsable y
reír, a ser responsable y disfrutar de tu trabajo, a seguir atendiendo
con eficacia y agilidad lo mismo que hacías hasta ayer, pero disfrutando de
tus responsabilidades. Los beneficios de disfrutar de lo que haces
son enormes: podrás pensar de forma más creativa, tendrás menores niveles de ansiedad y
estrés, vivirás a otro ritmo, físicamente te sentirás mejor,
tu estado de ánimo será más positivo y puede incluso que mejor tu empatía
con los otros compañeros.
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