71 años. De Nueva
York, vivo en San Diego. Catedrático emérito de Psiquiatría en la
Universidad de Durham, me dedico a cuidar de mis 5 nietos. Enviudé y me volví a casar. Una sociedad se mide
por cómo cuida de los más vulnerables. Hay que
disfrutar la vida, esa es mi creencia
MEA CULPA
El Manual diagnóstico y estadístico, biblia de la
psiquiatría mundial en la que se definen las enfermedades mentales, sus
síntomas y tratamientos, está tomando una deriva peligrosa bajo la presión de
las farmacéuticas que inventan nuevas enfermedades y amplían síntomas para
vendemos pastillas; “¿Somos todos enfermos mentales?'
(Ariel) es mi reacción ante los excesos, parte mea culpa. Es la visión
desesperada de un conocedor del tema”. Y me aconseja: no hacer ejercicio
y cenar a las diez son malas ideas si quiere dormir bien. Dormir seis horas diarias
provoca ansiedad, depresión e irritabilidad. Acuérdese de abrazar a los que ama y lea el
mito de Gilgamesh.
No deberíamos convertir las preocupaciones de la
vida cotidiana, decepciones y fracasos (parte inevitable de la condición
humana) en trastornos mentales. Y no deberíamos imaginar que tomar una pastilla va a
resolver las dificultades.
El desarreglo está en cómo nos tomamos las cosas.
El negocio de la industria farmacéutica es vender
pastillas, y han descubierto que la mejor manera de hacerlo es vender enfermos
y comercializar la enfermedad. Nos han vendido la idea de que los
problemas cotidianos se deben a un desequilibrio químico y requieren una
solución química.
¿En qué punto estamos?
El médico de atención primaria puede hacer un
diagnóstico en siete minutos con un paciente que apenas conoce y recetarle unas
pastillas. El 6% de los ciudadanos es adicto a los fármacos, y actualmente hay
más visitas a los servicios de urgencias y más muertes a causa de los
medicamentos que a causa de las drogas ílegales.
¡...!
Un excesivo número de personas ha pasado a
depender de los antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos, somníferos y
analgésicos. Nos
estamos convirtiendo en una sociedad adicta a las pastillas.
Déme cifras.
En EE.UU. el 11% de los adultos, el 21% de las
mujeres y el 4% de los adolescentes tomaron antidepresivos en e2010, y el 4% de
los niños toma algún tipo de estimulante.
Usted y su DSM, la biblia de la psiquiatría
mundial, son en parte responsables.
Sí, dirigí el Manual diagnóstico y estadístico
(DSM) durante casi 40 años, incluido el DSM 4, así que conocía las dificultades
y los riesgos, pero el DSM 5 añade muchos trastornos mentales nuevos y
flexibiliza las normas sobre cómo diagnosticar los existentes.
Ahora es usted muy crítico.
Con un pequeño cambio en cómo se define un
diagnóstico se pueden aumentar en millones las personas con un trastorno.
¿Las nuevas supuestas epidemias?
El autismo, trastorno bipolar infantil y déficit
de atención (diagnosticado al 20% de los niños de los cuales el 10% están
medicados). Sabemos que es demasiado.
¿Y cómo lo saben?
Los estudios demuestran que el mejor predictor del
trastorno de atención es la fecha del aniversario. El niño más joven del aula,
que es menos maduro, tiene dos veces más posibilidades de tener este
diagnóstico que los mayores de la clase.
¿Confundimos inmadurez con enfermedad?
Sí. En EE.UU. gastamos casi 10.000 millones de
dólares en estos medicamentos. Sería mucho mejor invertirlos en clases más
reducidas y más espacios para practicar deporte en las escuelas. Estamos
tratando un problema escolar con medicación.
Otro problema masivo es la ansiedad.
En EE.UU. uno de cada diez toma antidepresivos y
una mujer de cada cuatro de más de 40 años. Estos fármacos se recetan de manera
muy poco cuidadosa y causan más problemas que soluciones. A menudo crean
adicción y el índice de respuesta del placebo es casi el mismo que el de esa
medicación.
¿Tiene usted alguna solución mejor?
La gente empieza a tomar estos fármacos el peor
día de sus vidas, y mejoran no gracias a él, sino simplemente con el tiempo: cuando cambian
las circunstancias o con el apoyo de amigos y familia.
Paradójicamente, la población que sí los necesita, un 5%, no los toma. Es una
vergüenza.
Los antipsicóticos, ¿son los productos estrella de
la industria farmacéutica?
Sí. Los fármacos antipsicóticos dejan a la
industria en EE.UU. 18.000 millones de dólares anuales, los antidepresivos
11.000 millones, y 10.000 millones los medicamentos contra el déficit de
atención. Primero
saturaron a todos los adultos y ahora sus mejores clientes -y de por vida- son
los niños.
Consiguen que estén quietos en clase.
A corto plazo, sí, pero los estudios demuestran
que a largo plazo no mejoran en el rendimiento escolar, sólo lo hacen e12 % de
los niños y se lo estamos dando al 6%.
Usted es psiquiatra, ¿qué trastornos padece según
el DSM 5?
Según el DSM 5 sufro trastorno neurocognitivo
menor porque no recuerdo algunos nombres, cosas de la edad y para lo que no hay
ninguna medicación efectiva; y como me encanta atiborrarme de gambas, padezco
el síndrome del comedor compulsivo.
Pues ya llevaría dos tratamientos.
Mis preocupaciones y tristezas podrían calificarse
de trastorno mixto ansioso-depresivo. Mi mujer falleció hace siete años. Estuve
muy triste, perdí el interés, cambió mi apetito, mi sueño y tenía menos
energía.
¡Hay que ingresar!
Síntomas que de acuerdo con el DSM 5 responden a
un trastorno depresivo grave: más pastillas. Los mamíferos aman, el precio de ese amor
es el dolor de la pérdida. Calificarlo de enfermedad y dar una pastilla reduce la
dignidad del amor y lo sustituye por un ritual superficial médico.
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