El rabino Zusya era un sabio piadoso y respetado. Se cuenta que, cuando
se encontraba en su lecho de muerte, empezó a sollozar. Los fieles que le
rodeaban estaban perplejos.
-Rabino ¿por qué lloras? –se aventuró a decir uno de ellos- ¡Si
alguien tiene reservado un lugar en el cielo, ése eres tú!
El sabio giró la cabeza hacia sus amados seguidores y empezó a hablar
con suavidad:
Si cuando esté ante el juicio divino me preguntaran:
“Zusya, ¿por qué
no fuiste un Moisés?”, no vacilaré en responder:
“No nací Moisés”.
Si me preguntan: ¿Por qué no fuiste un Elías”, hablaré con seguridad y
contestaré:
“Porque yo no soy
Elías”.
Lloro, amigos míos, porque hay una pregunta que temo que me hagan:
“¿Por qué no fuiste
Zusya?”.
La vida viene a cuento. Relatos de Ecologia Emocional.
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