Tengo 47 años. Soy de Vilanova i la Geltrú, me fui a estudiar cine a
París y volví. Vivo en pareja, dos hijos. La
política no es patrimonio de los políticos, nos pertenece a todos. No me
gustan las religiones, pero creo que lo fundamental es intangible, está más
allá de la materia
HIJO
Hijo de un obrero, de niño
tenía problemas con la autoridad y la disciplina, e intuyo que no ha cambiado,
no por una cuestión de rebeldía, sino de independencia. Desprende confianza en sí mismo, una
confianza esencial, la de saber que pase lo que pase le hará frente con
alegría. A los 16 años abandonó los estudios para formar parte de
compañías circenses alternativas y participó en espectáculos callejeros. Luego
se fue a estudiar interpretación a París y su carrera se desarrolló en Francia:
su interpretación en Harry, un amigo que os quiere le valió el
premio al mejor actor europeo (2000). Ayer estrenó en España Tango libre,
una película del belga Frédéric Fonteyne
Yo no soy una persona leída, no
tengo muchas referencias. Arrastro complejo de ignorante desde la infancia.
Películas y libros por ver y leer se me van acumulando.
La humildad y la sinceridad son
valores importantes.
A la vez constato que de lo único que se aprende de verdad es de
observar, de los otros; y que tenemos la capacidad de inventamos quiénes somos.
Explíqueme eso.
Que no todo es estudiar una
carrera, trabajar, casarte, tener hijos y morirte; que la vida puede estar muy bien pese al
fracaso.
¿Usted hablando de fracaso?
Yo era un desastre. Recuerdo a
mi padre desesperado diciendo: "¡Este niño va a acabar repartiendo butano!",
y yo pensaba: `Bueno,
no está mal, te pones fuerte, conoces gente..:'. Si me hubiera dicho
que iba a acabar en un despacho pasando numeritos, eso sí que me hubiera
aterrorizado.
Ya.
Al final es determinante la gente con la que te cruzas en la
vida (... y que eres capaz de ver, claro). Para mí eso de ser actor era imposible,
pero que alguien que valoraba me dijera que cualquier individuo por minúsculo
que sea puede hacer cosas, que incluso yo tenía algo que decir, me cambió la
vida.
¿El cine no estaba en su horizonte?
Yo me imaginaba de mecánico, y ya
me estaba bien.
Es usted positivo.
Tengo tendencia a estar bien.
Pero todavía pienso que un día me van a pillar, que estoy en falso, que soy un
impostor. De todas maneras, vivo en el presente, no hago nada con la pretensión
de que me dé fruto.
¿Cómo surgió lo de ser actor?
Repetía por tercera vez tercero
de BUP. Mi padre, un hombre que se pasó la vida trabajando de obrero en la
fábrica Pirelli y que expresaba su frustración físicamente, me corría a
gorrazos; estaba histérico. Yo hacía teatro amateur; una noche con los
compañeros nos quedamos hablando.
... Y se le hicieron las tantas.
Sí. Entré en casa y vi a mi
padre -que cada día se levantaba a las cinco de la mañana sentado en el sofá
dando golpecitos con el pie en el suelo. Estaba furioso.
Se asustó.
Mucho. Vino hacia mí: "Un momento
-le dije para frenar su furia-. Hoy es un día muy especial para mí: Acabo de
decidir que voy a estudiar interpretación".
¿Se calmó?
Efectivamente, le bajó el
suflé. Pero al día siguiente me dije: -Lo
tendré que hacer" y al tercer día: —¿Por
qué no? Lo voy a probar, luego ya acabaré siendo mecánico de tractores";
y de momento la broma va durando.
Usted ha puesto de su parte.
Cierto: cuando hacía circo dejé
que Jordi Aspa me tirara cuchillos porque no se atrevía a tirárselos a su
mujer, ja, ja, ja; y me fui a París a estudiar con Jacques Lecoq.
Y triunfó en Francia.
Mientras estudiaba, leí un
papelito que decía: "Se busca actor
con acento español". Pensé:
"Me voy a presentar aunque mi acento es catalán"... Curioso eso
de las identidades, porque obviamente allí no distinguen.
Fue su primera película.
Sí, y el director, Manuel
Poirier, me llamó para las cuatro siguientes. La quinta, Western, la
seleccionaron para el Festival de Cannes, y para allí me fui sin mucha
conciencia de lo que significaba.
Desde entonces no ha parado de rodar.
Recuerdo que un rebaño de
periodistas vino hacia mí: "Somos
los españoles, ¡pero cómo es que no haces cine en España!"... Al día
siguiente aparecí en los periódicos españoles y tomé conciencia de que era
actor.
Curioso.
Hasta entonces pensaba que
Poirier me llamaba porque le caía bien, y que cuando se cansara seguiría con mi
teatro de creación (escribir, producir, hacer el decorado, mover los focos,
alquilar la furgoneta...).
¿Cuál es su secreto?
Respetar el misterio. Me doy
cuenta de que la
manera de ser de cada uno genera una energía; en ese sentido yo he
repetido con casi todos los directores, así que algo ven en mí, y creo que es
un algo espiritual que transmitimos, pero se me escapa y no suelo pensar en
ello.
Pues piense ahora en voz alta.
A los saltimbanquis no los enterraban
en los cementerios porque consideraban que no tenían alma. No creo que los
actores seamos páginas en blanco; con o sin consciencia escogemos nuestro
camino. Todos,
actores o electricistas, transmitimos determinadas ideas con nuestra manera de
hacer.
¿Qué ideas le sustentan a usted?
Que sin colectivo lo individual
no tiene valor. Yo creo en la tribu.
¿Y en el esfuerzo?
No. Esa idea de que puedes conseguir lo que te propongas me
parece banal y peligrosa. Simplemente tienes que ser tú e ir descubriéndote. La
necesidad de esfuerzo y sufrimiento para conseguir algo me parece una idea muy
masculina y estamos muy necesitados de maneras femeninas. Hay que fluir.
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